Agotada ya la primera parte del mandato, fuertemente marcada por la pandemia de la Covid-19, ¿cómo valora estos dos años al frente del Ayuntamiento de Sant Cugat?
Han sido dos años muy intensos. Sant Cugat es una ciudad que ya tiene más de 90.000 habitantes, con gente diversa y con muchas necesidades. Además, como bien apuntas, a esto le tenemos que añadir el hecho de que ya hace un año y medio que vivimos una pandemia global que ha afectado a nuestra salud, con personas enfermas e incluso otras que han muerto. Es evidente que la Covid-19 ha trastocado todo el mandato de los ayuntamientos. En cualquier caso, ahora que hemos llegado a la mitad de los cuatro años, nos reafirmamos en que el cambio político que impulsamos era imprescindible. Después de 32 años de una hegemonía política, en 2019 llegó la oportunidad para poner en marcha un gobierno progresista, del cambio. No podíamos desaprovecharla. Era necesario apostar por un gobierno que atendiera aquellas prioridades y necesidades de mucha gente de esta ciudad que ya no se veía representada por el gobierno de estos 32 años.
Tampoco podemos olvidar que teníamos que afrontar emergencias importantes: la climática, la habitacional y la de la lucha contra la corrupción. Esto es lo que nos llevó a estas tres fuerzas políticas diferentes a ponernos de acuerdo, y dos años después Sant Cugat tiene un gobierno sólido y cohesionado que trabaja fuertemente para estar al lado de la gente y para que viva mejor.
¿Qué medidas se han planteado desde el Ayuntamiento para reactivar la economía del municipio?
Desde el primer momento, en el confinamiento, el Ayuntamiento puso en marcha unas Mesas de Emergencia Económica para hablar con el tejido empresarial y comercial, para ver qué inquietudes tenían y cómo podía ayudar la administración. De aquellos encuentros han surgido proyectos muy interesantes, como la campaña de vales de descuento para dinamizar el comercio de la ciudad, que tuvo muy buena acogida y que queremos repetir este otoño. El Plan de Reactivación Económica ha contado finalmente con 3 millones de euros, destinados a ayudas directas a personas autónomas, comercios o microempresas, o a subvenciones para contratar personas paradas.
¿Cuáles serán los proyectos prioritarios en esta segunda parte del mandato?
Continuaremos desplegando las políticas necesarias para asumir las emergencias que comentaba antes, además del reto inesperado de la Covid. Tenemos un proyecto en el horizonte muy concreto y que supone un reto ingente, el de la escuela La Mirada. A las familias, maestros y niños se les prometió que tendrían la escuela en 2019 y todavía se encuentran en módulos. Tenemos un proyecto ilusionante y muy innovador, en un entorno privilegiado, y esperamos cumplir el calendario previsto.
El Ayuntamiento tiene previsto presentar un Plan de Vivienda Asequible. ¿Qué objetivos tiene este plan y qué líneas de acción se seguirán?
Sí, la emergencia habitacional es un hecho y el primer éxito de este gobierno ha sido visibilizarla. Cada día hay personas que se tienen que ir porque no pueden vivir en la ciudad con el alquiler más caro del país. De hecho, somos conscientes de que una gran parte de nuestros hijos e hijas no podrán vivir en la ciudad.
Queremos que la gente que es de Sant Cugat y se quiera quedar a vivir lo pueda hacer y les tenemos que dar oportunidades que ahora la ciudad no da. Es la ciudad más cara y por eso expulsa constantemente a esta gente. El precio de la vivienda ha comportado una constante sustitución de aquellas familias y personas que no pueden hacerle frente por otras que sí se lo pueden permitir, hecho que ha desembocado en un aumento constante de la elitización de la ciudad, entendida como que cada vez hay más personas y familias con un poder adquisitivo más alto.
No es fácil, y es un reto que no se resuelve en uno ni dos años, pero este Plan va encaminado a ordenar aquello que tenemos y planificar la ciudad de la próxima década, centrándonos especialmente en la vivienda pública de alquiler, y no en la de compra. La ciudad del 2030 que estamos definiendo no puede repetir los errores del urbanismo del pasado, porque corremos el riesgo de convertirnos en una ciudad elitista.
La lucha contra la emergencia climática se está convirtiendo en una necesidad urgente. En este ámbito, Sant Cugat es la sede de la prueba piloto Hub Sant Cugat, un proyecto europeo para fomentar la intermodalidad entre la bicicleta y el tren. ¿Cómo lo valora? ¿Qué otras acciones se están llevando a cabo en Sant Cugat para conseguir una movilidad sostenible?
Efectivamente, la emergencia climática es un hecho y somos conscientes de que cada persona, cada municipio, cada administración, tiene que poner su grano de arena. Nosotros queremos ser referentes en este sentido y es por eso que nos declaramos ciudad en emergencia climática a finales de 2019 y aprobamos un plan de acción en este sentido.
Esta prueba piloto la llevamos a cabo de la mano del Área Metropolitana y es un orgullo que Sant Cugat la pueda acoger. Al final, se trata de poner alternativas a que la gente coja el vehículo privado y opte por un transporte más sostenible. El Anillo Verde ciclable o la ampliación y mejora de los carriles bici son otros proyectos que caminan hacia aquí, sin olvidar evidentemente la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), ya en funcionamiento desde mayo.
El Ayuntamiento ha elaborado un nuevo Plan de Turismo para posicionar Sant Cugat como destino cultural y natural. ¿Me puede dar más detalles?
Hemos trabajado un diagnóstico profundo sobre las fortalezas de nuestra ciudad en este sentido. Sant Cugat tiene una oferta muy atractiva con respecto al turismo verde y sostenible por la situación privilegiada en que se encuentra, pero también con respecto a nuestra oferta gastronómica, de comercio y cultural. Estos son algunos de los ejes que queremos potenciar y estamos trabajando propuestas concretas de la mano del tejido turístico del municipio.