Cuando apenas salían de una pesadilla, las nuevas restricciones al comercio impulsadas por la Generalitat de Cataluña pueden suponer una nueva época oscura para los comercios de Barcelona. Más cuando durante esta época del año vienen las rebajas, un momento de fuertes ventas. "Las medidas son muy perjudiciales", ha explicado el presidente de la Associació Amics del Passeig de Gràcia, Lluís Sans. Para este empresario del corazón de Barcelona, las medidas son negativas en tres líneas. En primer lugar, el confinamiento perimetral evita que muchas personas se desplacen hasta Barcelona para comprar, en segundo lugar, el cierre de fin de semana anula uno de los días de más movimiento comercial como lo es el sábado, y para terminar, las limitaciones de comercios de más de 400 metros es una estocada a muchos establecimientos que no podrán abrir.
Asimismo, y a diferencia de otras épocas de restricción, la indignación ha dejado paso al cansancio. "Como toda la sociedad, estamos muy cansados de esta situación y esperamos que no tengan que cerrar más establecimientos", ha explicado para el diario La Ciutat. Además, no confía en el hecho de que pasado el período de restricciones haya una mejora.
Sans añade que no es ningún experto para valorar las medidas, pero que si que ve "cierta improvisación". "No es normal la permisividad con la rave de Llinars y la dureza con el comercio... no sé si el comercio es un punto de contagio, pero no creo que lo sea más que el transporte público o una fiesta ilegal", dice.
Con todo, siempre queda espacio para el optimismo y por eso Sans explica que en el caso del Passeig de Gràcia, las ventas navideñas han sido positivas "si las comparamos con las de noviembre y octubre".