El hombre juzgado por matar a su mujer y a su hija la noche de Reyes de 2020 en Esplugues de Llobregat ha asegurado este viernes en la Audiencia de Barcelona que en el momento de los hechos "perdió el control" de su cuerpo y su mente e incluso la consciencia.
En la primera sesión del juicio con jurado, el acusado solo ha respondido a su defensa alegando un supuesto trastorno mental transitorio, diciendo que tenía una discapacidad que le provocaba fatiga y que la ruptura con su pareja lo acabó de desequilibrar aquella noche. Además, ha dicho que cuando vio lo que había hecho se "horrorizó". El hombre se enfrenta a prisión permanente revisable y 32 años más de prisión por los dos asesinatos, maltrato habitual y revelación de secretos.
Según las acusaciones, la mujer comunicó al hombre que quería dejar la relación en agosto de 2019, pero siguieron conviviendo. El hombre no aceptó cortar la relación y empezó a mostrar "actitudes de control y posesión hacia ella" y la "sometió a una dinámica de continuos reproches, insultos, seguimientos y vigilancias, e incluso ataques de tipo físico y psíquico, hecho que le provocó una profunda situación de malestar emocional y desasosiego".
El 1 de diciembre de 2019 el acusado envió whatsapps a su mujer con insultos y reproches como "eres la peor, horrible, superpatética", entre otros. Además, el acusado accedió de forma repetida al contenido del teléfono móvil de la víctima y a sus comunicaciones íntimas y reservadas.
Durante la noche y madrugada del 5 al 6 de enero de 2020, el hombre accedió de forma subrepticia a las comunicaciones de la mujer, y detectó que estaba hablando con otro hombre, y eso lo enfadó mucho y lo puso celoso. Cuando madre e hija ya dormían juntas, el hombre las atacó de forma sorpresiva con uno o varios cuchillos, causándoles decenas de heridas mortales, principalmente en cuello y tórax.
El acusado ha asegurado que nunca se pelearon y maltrataron psicológicamente o físicamente, y que solo tenían "discusiones normales". También ha negado que le controlara la vida o el teléfono móvil. El hombre ha explicado que cuando la mujer decidió separarse se sintió "triste y decepcionado", pero él lo aceptó.
El hombre tiene una discapacidad reconocida del 42% por una anemia falciforme, que le provoca dolor, fatiga, falta de oxígeno e incluso epilepsia. Poco antes de los hechos le dieron la baja porque estaba con depresión y fatigado.
La versión del acusado
La tarde antes de los hechos fue él, su hija y los abuelos a la cabalgata de Reyes. Ya en casa, se durmieron juntos en la cama de matrimonio donde solían dormir los tres ha explicado. De noche, sintió como llegaba la mujer y esta le dijo que se quedaría en la sala de estar con el móvil. A partir de entonces se puso nervioso, con dificultades para respirar y dolores en el pecho. "Notaba mucha presión en la cabeza, no podía controlar los sentimientos, perdía el juicio, sentía ruidos y una voz", ha relatado. También ha añadido que "todo iba muy rápido, me sentía acelerado, la cabeza giraba constantemente". Preguntado por su letrado, ha dicho que notó que "perdía el control" de su cuerpo y su mente: "No podía ver ni pensar lo que hacía, perdí la razón".
De repente, notó que "por dentro había explotado y todo estaba descontrolado". Ha explicado que se medio desmayó y durmió. Cuando se despertó vio los dos cadáveres. Entró en shock, estaba aturdido y paralizado, "horrorizado" y no supo cómo reaccionar. Sí que llamó a la policía, pero no recuerda qué explicó exactamente.
El padre y la madre de la mujer y abuelos de la niña han explicado que, a pesar de haber decidido separarse, ellos seguían invitando a su yerno a su casa e incluso tenían que comer juntos el día de Reyes, le buscaban un piso y le habían dicho que no hacía falta que pagara ninguna manutención por su nieta. La madre ha explicado que su hija le había dicho que el acusado la seguía y le espiaba el teléfono móvil. Ambos han asegurado que el hombre no se ha dirigido a ellos desde el día de los hechos y tampoco les ha dicho si se arrepiente de los hechos.
Fiscalía y acusación particular lo acusan de dos asesinatos con alevosía y ensañamiento y el agravante de parentesco, en el asesinato de la mujer con el agravante de discriminación de género, y en el caso de la menor por tener menos de 16 años. También lo acusa de un delito de maltrato habitual y otro continuado de descubrimiento y revelación de secretos. Por todo ello, le pide prisión permanente revisable por el asesinato de la hija, más cinco años de libertad vigilada si saliera de prisión y 10 de prohibición de aproximación y comunicación con la familia de la mujer.
También le pide 25 años de prisión por el asesinato de la mujer, cinco de libertad vigilada y diez de prohibición de aproximación y comunicación con la familia de la víctima. Por el maltrato habitual le pide tres años de prisión y prohibición de tener armas durante cinco años, y por el delito contra la intimidad, cuatro años más y 5.760 euros de multa. También le pide más de un millón de euros de indemnización para la familia de la mujer.
El juicio, previsto hasta el 9 de mayo, incluye informes periciales sobre el estado psicológico del acusado y de material electrónico y de los teléfonos. Está previsto que testifiquen cuatro policías locales de Esplugues, seis mossos d'esquadra y varios vecinos, familiares, amigos y compañeros de trabajo de la mujer que conocían la situación de maltrato.
