Más de la mitad de los turistas de crucero consideran que se encuentran con demasiada gente cuando visitan Barcelona. Su opinión coincide en buena parte con la población residente que convive con este turismo y destaca que la concentración de los flujos de visitantes alrededor de las principales zonas turísticas de la ciudad afecta a sus desplazamientos cotidianos y a su calidad de vida, hasta el punto de evitar o haber dejado de visitar algunas zonas para no encontrarse con esta problemática.
Estos son algunos de los resultados que se desprenden del proyecto VISITMOB, el estudio más amplio realizado hasta ahora en cuanto a la movilidad urbana de las personas que visitan Barcelona y los efectos en la población local. El proyecto lo ha liderado el grupo de investigación GRATET de la Universidad Rovira i Virgili (URV), encabezado por el investigador del Departamento de Geografía Aaron Gutiérrez, que ha presentado las principales conclusiones este martes en Barcelona.
Los datos obtenidos se basan en las respuestas de cerca de 4.000 encuestas que se han realizado a diversos colectivos: turistas que pernoctan en Barcelona, otros que van a pasar el día, personas que aprovechan una visita a la ciudad para hacer turismo y también cruceristas, a quienes además se les puso un dispositivo de geolocalización para monitorizar todos sus movimientos durante las cinco horas de media que pasaban desde la salida y el regreso al puerto visitando la ciudad. En el marco de este estudio también se han realizado 2.000 encuestas y se ha entrevistado en profundidad a una muestra de población residente, para evaluar en qué grado su movilidad cotidiana está condicionada a causa de toda esta actividad turística y si afecta —y cómo lo hace— a su calidad de vida.
Con toda esta información se ha obtenido una radiografía inédita hasta ahora, que ha permitido identificar los retos pendientes para planificar una movilidad social y ambientalmente más sostenible, y proponer instrumentos que permitan darles respuesta.
El proyecto liderado por la URV lo han financiado el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación la Caixa en el marco del plan Barcelona Ciencia 2020-2023. Han colaborado investigadoras e investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la Universitat Internacional de Catalunya (UIC Barcelona), la Ostelea Tourism Management School y el CoE Innovación Turística de Eurecat.
Concentración de visitantes que alimentan la percepción de masificación
Aunque un 90% del turismo de crucero entrevistado define como agradable su experiencia visitando la ciudad y un 80% se ha sentido seguro, más de la mitad —un 53%— destaca haberse encontrado con demasiadas personas a la hora de disfrutar de los lugares visitados y sólo un 58% considera que hay suficientes lugares para sentarse a descansar durante su estancia.
El problema de la masificación también se menciona en las respuestas de la población residente. Un 36,2% afirma que la movilidad en el espacio público se ve condicionada por la actividad turística, que también afecta, según las opiniones recogidas, a la sensación de confort sobre el servicio de transporte público (28,5%) y la puntualidad de estos medios (25,6%). Las cifras obtenidas se incrementan hasta 10 puntos en el caso de las personas que residen en barrios turísticos.
Las respuestas a las encuestas de la población visitante y el turismo de un día, así como el sistema de geolocalización utilizado en el turismo de crucero, permitió constatar que la concentración espacio-tiempo es muy alta en determinados puntos de la ciudad. El distrito de Ciutat Vella lo visita un 100% de cruceristas con un tiempo medio de estancia de dos horas, de las cuales 1:15 h lo hacen a pie. Por detrás están el Eixample y Gràcia. Distritos como Nou Barris o Sant Andreu no reciben ninguna visita procedente de turismo de crucero.
Los datos también señalan una clara concentración en determinados iconos de la ciudad. El flujo más grande, en el caso de cruceristas, se concentra en los alrededores de las Ramblas (96,7%), plaza de Catalunya y paseo de Gràcia (73%) y también en la Sagrada Familia (63,1%). Así, las Ramblas es el espacio en el que coinciden turistas y excursionistas con cerca del 34%, pero sólo un 23% de los visitantes de día de fuera de Barcelona la visitan.
De todos los turistas de crucero entrevistados, la mitad ya habían visitado Barcelona anteriormente y, de éstos, un 78% repite también la misma ruta. “Independientemente de la tipología de las personas, la edad o el tipo de viaje que hagan, el estudio muestra que la mayoría de turistas y visitantes frecuentan los mismos lugares. Esto tiene que ver con las ideas preconcebidas que se tienen de la ciudad y de lo que se supone que tienes que hacer cuando vas a Barcelona”, explica Gutiérrez.
Mapa que muestra la distribución espacial de los cruceristas analizados en el proyecto VISITMOB. Cambio de rutinas y desarraigo
El estudio pone de manifiesto que la presencia de turistas genera insatisfacción a un 23% de los residentes a la hora de moverse por la ciudad, también les condiciona en el momento de elegir medio de transporte e incluso han dejado de visitar espacios específicos de la ciudad a causa del turismo. Estos cambios en los patrones de movilidad se han observado sobre todo en hombres, personas mayores, las de nivel socioeconómico más alto y más bajo y aquellas que residen en los barrios turísticos. “La falta de espacios de encuentro, recreo o ocio infantil es uno de los elementos centrales de las entrevistas a madres y padres, que también alertan de los riesgos que provocan los residuos derivados del ocio nocturno, especialmente vidrios y restos de botellones”, explica el investigador Aaron Gutiérrez.
Los resultados del estudio advierten que los efectos de la masificación turística, además de provocar un agravio diario entre la población residente, también conllevan una pérdida de sentimiento de pertenencia del lugar donde viven. Esta sensación de desarraigo se acentúa en las personas mayores, más sensibles a los cambios que se han producido en los últimos veinte años, según el estudio. “Buena parte de estos cambios ya no se perciben como un hecho excepcional de la temporada de verano, sino que la masificación se ha hecho crónica todo el año, especialmente en el barrio del Gótico y Sagrada Familia”, añade Gutiérrez.
Se detectan porcentajes similares a la hora de evaluar la calidad de vida de la población residente. La presencia de turistas afecta negativamente a la calidad de vida de un 17% de las personas entrevistadas, una cifra que aumenta 6 puntos entre los residentes de los barrios turísticos.
Patrones de movilidad sostenible
A pesar del impacto negativo generado por la concentración espacial de los flujos de personas, el equipo investigador destaca que los patrones de movilidad turística más sostenibles en la ciudad —a pie o en transporte público— son los que concentran la mayoría de los desplazamientos. “Aproximadamente un 80% de los desplazamientos se hacen a pie y, si no, la alternativa suele ser el transporte público, con el metro como primera opción.”
Incluso los visitantes de fuera de la región metropolitana de Barcelona que pasan un día en la ciudad llegan mayoritariamente en tren y los que lo hacen en coche a menudo lo dejan aparcado en un punto y continúan la visita en transporte público. En este sentido, un 95% de los visitantes alegan que es fácil desplazarse por Barcelona y que el transporte público ha aportado soluciones eficientes para sus movimientos por la ciudad.
Preguntados por las políticas de restricción de acceso a los vehículos más contaminantes en la ciudad, los visitantes de fuera de Barcelona que van a pasar el día se muestran favorables, seguidos de la creación de carriles bici prioritarios Bus-Vao y la reducción de espacio de circulación y aparcamientos en superficie a favor del espacio de los peatones. Por el contrario, la creación de un peaje de entrada a Barcelona para mejorar el transporte público ha recibido una aceptación muy baja, con más del 55% de las respuestas negativas.
Retos y propuestas de acción
Después de conseguir una radiografía de los patrones de movilidad en la ciudad y sus afectaciones entre la población residente, el proyecto debate los grandes retos para fomentar una movilidad social y ambientalmente sostenible y plantea orientaciones para la acción. A partir del análisis de los datos recopilados, se realizaron sesiones de debate y de trabajo con agentes vecinales y comerciales de los barrios más turísticos y con representantes de entidades y asociaciones de vecinos para plantearles una serie de recomendaciones que fomenten una movilidad turística más sostenible. Estos consejos consisten en mejorar la gestión de los espacios que tienen más concentración para reducir el impacto de los residentes.
En cuanto a los planes de gestión de transporte público, se sugiere tener en cuenta la alta concentración que se produce en los puntos más frecuentados por el turismo, con el fin de descongestionar los servicios y mejorar la percepción de la población residente. Se propone, además, repensar los títulos de transporte público para que el coste extra lo asuma la población visitante y no la residente.
Respecto a los vehículos de movilidad personal como los patinetes y el uso turístico de la bicicleta, se recomienda repensar los espacios disponibles para utilizarlos con el fin de evitar riesgos para la población residente. También se propone reforzar los hábitos relacionados con la conducción y el conocimiento de las normas de circulación o las pautas de comportamiento de estos vehículos.
Otro de los retos identificados hace referencia a los cambios que ha tenido el paisaje comercial de los barrios más turísticos, lo cual ha supuesto un fuerte impacto en la salud y en el bienestar de la ciudadanía a causa de la sobreocupación de la vía pública y el incremento de las terrazas y de la contaminación acústica que se deriva.
Finalmente, para reducir el acceso con vehículo propio a la ciudad, se propone mejorar la cobertura del transporte público interurbano, sobre todo en lo que se refiere a los destinos de la costa del Maresme, Garraf, Costa Dorada y Costa Brava.