El sector de los cruceros reclama volver a operar después de prácticamente nueve meses sin actividad y advierte del "riesgo real" de que otros puertos europeos "tomen la delantera" a Barcelona. "Hay muchos destinos que ambicionan la posición competitiva de puertos como el de Barcelona, el primer puerto de Europa.
Ha costado mucho situarlo en este lugar y siempre ha estado en una dura pugna con otros como Génova o Roma", ha explicado el director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés) España, Alfredo Serrano, en declaraciones a la ACN.
Los cruceros dejaron de operar en marzo, con el estallido de la pandemia. A partir de junio, algunos países europeos -"tradicionales competidores"- volvieron a la actividad de manera gradual aplicando nuevos protocolos para prevenir el contagio. En España, el gobierno español mantuvo la suspensión de la actividad tras el estado de alarma y, a finales de junio, aprobó una disposición en la que se prohibía la entrada a puertos españoles de cruceros internacionales.
"Estamos en una situación crítica. No tenemos clientes, no tenemos producto y lo que habíamos vendido desde marzo está cancelado", explica el director general de Miramar Cruceros, Hugo Iglesias. El sector reclama a las administraciones retornar a la actividad lo antes posible y establecer un marco "claro" para todo el Estado para paliar la pérdida del 90% de la facturación.
"El crucero es el medio más seguro para hacer un viaje", asegura Iglesias. El director general de Miramar Cruceros explica que éstos piden una PCR negativa para poder entrar y, dentro del barco, está "muy controlado", con reducciones de aforos del 70% y grupos burbuja para las excursiones.
La prohibición del Estado de recibir cruceros internacionales tiene como excepción Canarias. La naviera TUI Cruises comenzó a operar en las islas el 6 de noviembre con un circuito por el archipiélago. Una semana más tarde, el 'Mein Schiff 2' finalizó su primer recorrido, con 860 pasajeros a bordo y sin ningún tipo de incidencia sanitaria. El barco continuará las rutas hasta el 12 de marzo de 2021, con embarque y desembarque los viernes en Las Palmas de Gran Canaria.
La actividad del Puerto de Barcelona, en cambio, continúa parada. La presidenta del Puerto de Barcelona, Mercè Conesa, ha pedido a las autoridades sanitarias que propongan un "calendario realista" para reanudar la actividad de los cruceros. Conesa ha admitido que el sector atraviesa un momento "delicado" y ha recordado que la caída de pasajeros en el agregado del año supera el 80% y sólo se mantiene el pasaje mínimo en los ferris que conectan la capital catalana con las Islas Baleares e Italia.
De hecho, desde que se aprobó el primer estado de alarma prácticamente no ha llegado ningún crucero más a Barcelona, excepto para realizar operaciones de avituallamiento y sólo con la tripulación imprescindible. En mercancías, en cambio, el descenso es más moderado y se sitúa en torno al 20%. En 2019, esta infraestructura generó 9.000 puestos de trabajo en Barcelona, con una facturación anual de 1.083 millones de euros y una aportación de 562 millones a la economía catalana.
En Tarragona, la temporada de cruceros de este año ha contado con una única escala, la del Marella Dream (TUI UK) el 5 de marzo, con unos 1.500 pasajeros a bordo. Desde entonces, la covid-19 ha impedido que el puerto alcance los 100.000 viajeros previstos para este año y que Royal Caribbean -la que debía ser la gran novedad de la temporada- llevara 21.000 pasajeros a Tarragona repartidos en cinco escalas.
A pesar de la incertidumbre del sector, el presidente del puerto de Tarragona, Josep Maria Cruset, avanza a la ACN que el nivel de reservas para la temporada que viene es a estas alturas equiparable al que había hace un año para 2020. "Esto acredita que hay buena musculatura y que hay coraje para reanudar la actividad en este sector", señala.
Según Cruset, el puerto tarraconense ya tiene reservas de escalas para los meses de marzo y abril. Si en ese momento puede arrancar la temporada y la actividad se puede mantener hasta final de año sin el impacto de la covid-19, la previsión es poder alcanzar los 100.000 pasajeros y, "si la temporada cogiera más inercia", incluso superar la cifra récord de 128.000 cruceristas de 2019.
Durante el parón, las navieras han aprovechado para adaptar los barcos y para realizar las inversiones de mantenimiento necesarias que les permitan volver a operar tan pronto como se levanten las restricciones. En la terminal tarraconense, apunta Cruset, lo tienen "todo preparado" desde hace meses para poder abrir cuando se pueda, con nuevos itinerarios y circuitos de pasajeros y equipajes para cumplir con la normativa sanitaria.
El presidente dice que están expectantes ante la normativa que permitirá reanudar el tráfico de cruceros y si los protocolos incluirán, por ejemplo, la realización de test rápidos a todo el pasaje. El puerto vería con buenos ojos esta opción para salvar una actividad que en 2019, con Costa como principal operadora, generó un impacto de 9,7 millones de euros en el territorio.
Según Cruset, en una reunión reciente, la Mesa Institucional de Cruceros -que reúne a agentes políticos y económicos del territorio- ha reafirmado claramente la apuesta por esta actividad turística. "Estamos convencidos de que cuando se levanten las restricciones se reanudará con fuerza y el destino tarraconense volverá a estar en el mapa de quien quiera viajar en cruceros", defiende.
Mientras tanto, la ausencia de cruceros por la pandemia ha permitido agilizar las obras de ampliación del muelle de Baleares, que finalizarán en mayo de 2021. La actuación, con una inversión de 30 millones de euros, consiste en adecuar una línea de atraque de 700 metros que permita la llegada simultánea de varios cruceros de grandes dimensiones.
El sector busca alternativas para no hundirse Ante esta situación, el sector busca alternativas para no hundirse. Desde principios de noviembre, Singapur ofrece viajes piloto de cruceros "a ninguna parte", con salida y destino en la misma ciudad. El crucero World Dream, operado por la naviera Genting Cruise Lines, sale a las nueve de la noche hora local y ofrece un trayecto por el mar durante dos o tres noches.
En España, una opción para reactivar el sector es la apuesta por los cruceros estatales. Hasta ahora, este tipo de viajes no han sido "atractivos" desde un punto de vista comercial y tampoco son prácticos. Sin embargo, actualmente es una opción. "Queremos que haya más cruceros nacionales, pero lo entendemos como un paso hacia la dirección del restablecimiento de la normalidad", ha manifestado Serrano.
La insularidad del archipiélago canario facilita esta posibilidad. En otros casos, como un posible crucero por el Mediterráneo, la necesidad de negociar con varias comunidades autónomas podría dificultar la actuación de las compañías.
En cualquier caso, la situación de España contrasta con otros países como Grecia o Italia, donde los cruceros ya han comenzado a operar. "Si hay un país que toma la delantera con un marco normativo o regulador claro, y otros como España que no lo hacen, das prioridad al que presenta menos dificultades", ha expresado el director de CLIA España.
En este sentido, el director general de Miramar Cruceros ha reclamado una línea de ayudas "urgentes" antes de que el 80% de las agencias de viajes se vean abocadas al cierre. "Los cruceros siempre hemos sido el patito feo del turismo con el tema de la contaminación, la presión turística que ejerce sobre las ciudades y un gasto medio muy bajo. Son difamaciones que hacen que el sector se vea perjudicado, y mucho más en un contexto como el actual", ha lamentado Iglesias.