El juzgado de instrucción número 5 de Sabadell ha acordado dejar en libertad con cargos al hombre investigado por la muerte de la dependienta de una zapatería en la ciudad en el año 2007. La magistrada ha impuesto las medidas cautelares solicitadas por las acusaciones, que incluyen la retirada del pasaporte, la prohibición de salir del territorio y comparecencias semanales en el juzgado. Tras declarar este miércoles, la jueza le ha comunicado formalmente que está investigado por un delito de asesinato con alevosía, en un procedimiento que se tramita por la vía del jurado popular.
La causa se reactivó hace dos semanas, cuando se supo que el juzgado había ordenado reabrir el caso a raíz de nuevas pruebas aportadas por los Mossos d’Esquadra. En concreto, la policía había detectado restos en la ropa de la víctima que incriminarían al único sospechoso. El hombre ya había sido detenido en 2019, pero la investigación no había prosperado por falta de pruebas y el caso se había archivado de manera provisional.
La víctima trabajaba en la desaparecida zapatería Acín, situada en la rambla de Sabadell, y el investigado era el fontanero que aquel día había ido a hacer una reparación a la tienda.
Según los Mossos, los equipos de última generación de la Policía Científica han “dado un giro en la investigación” y han confirmado la presencia de sustancias químicas en la ropa de la víctima que coinciden con los residuos de la chaqueta del sospechoso y son propios de su oficio.
Una investigación compleja y reabierta con nuevas pruebas
La Unidad Central de Homicidios asumió el caso en 2019 después de años sin resultados concluyentes. En ese momento, los investigadores se fijaron en un hombre que había trabajado en la tienda el mismo día del crimen y que no había sido investigado inicialmente. Para avanzar, se solicitó a la División de Policía Científica una revisión detallada de los indicios recogidos en 2007.
Este nuevo examen permitió identificar una huella en un objeto personal de la víctima, hecho que reforzó la hipótesis de que el investigado había estado implicado. Ese mismo año, el sospechoso fue detenido y puesto a disposición judicial, y se practicaron varios registros en sus domicilios y en su taller de lampista.
Las primeras investigaciones de 2017 apuntaban a un robo violento, pero posteriormente se planteó que la escena podría haber sido manipulada para simular un robo. Según los investigadores, el hombre habría manipulado el monedero de la víctima, dejando en él, sin embargo, diez euros y varios tickets; en uno de estos, localizaron la huella determinante. En la escena también se encontró una hoja de cúter rota con sangre de la víctima, de medidas similares a las utilizadas habitualmente en fontanería.
Aun así, la causa quedó provisionalmente archivada hasta que nuevos análisis lo cambiaron todo.
Tecnología avanzada para confirmar la sospecha
Seis años después, en 2025, los investigadores encargaron a la Policía Científica un nuevo informe para analizar la ropa de la víctima y la del sospechoso, que había sido requisada en 2019. El objetivo era determinar si en el contacto violento que se investiga había habido una transferencia de materiales propios del trabajo de fontanero.
Los especialistas utilizaron un equipo de última generación basado en técnicas de espectrometría y microscopía electrónica de alta resolución, que permite una detección mucho más precisa de trazadores químicos. El resultado fue concluyente: se identificaron elementos como cobre, hierro, plomo, estaño y lantano-cerio-neodimio en la ropa de la víctima, coincidentes con los residuos encontrados en la chaqueta del sospechoso.
Los Mossos han subrayado que esta evidencia fue “clave” para reabrir la causa y establecer una conexión “directa” entre el detenido y los hechos investigados. Además, han destacado que "La transformación tecnológica aplicada a las ciencias forenses está comportando una revolución en la resolución de investigaciones criminales de alta complejidad", según publicaron en la red social X.
Con las nuevas pruebas, el caso ha avanzado de manera decisiva y la investigación judicial continúa en marcha para determinar si el hombre, ahora de 75 años, es efectivamente el autor del crimen