El hombre juzgado desde la semana pasada por matar a otro en un piso del Eixample de Barcelona en octubre de 2021 ha pedido perdón al viudo de la víctima en su último turno de palabra. Ha dicho que se arrepentía de lo que hizo, pero que no era él mismo quien cometió aquel “acto monstruoso”. En todo caso ha dicho que no lo hizo ni por dinero ni por despecho, sino que iba muy bebido y drogado. Su abogado también ha alegado que el crimen no tiene “ningún sentido” y que el acusado no era “consciente” a causa de la alteración psíquica por la adicción. Por eso, ha pedido su absolución por la circunstancia eximente de alteración psíquica, o alternativamente la atenuante por el mismo motivo por la afectación de drogas y alcohol y la actuación en defensa propia.
En cambio, las acusaciones han dicho que los psiquiatras consideran al acusado un “narcisista” y que actuó por “codicia”, porque quería más dinero. Además, han recordado que los informes forenses han determinado que no es adicto a las drogas ni al alcohol. Según la fiscalía, víctima y agresor discutieron por dinero, y la supuesta agresión de la víctima al acusado fue muy leve.
Según la fiscalía y la acusación particular, la tarde del 28 de octubre de 2021 el acusado fue al bar de la víctima para ser entrevistado para un puesto de trabajo. Estuvieron los dos juntos hasta pasada la medianoche y fueron al domicilio de la víctima para mantener relaciones sexuales. Allí, y antes de las 3 de la madrugada, el acusado habría atacado a la víctima con varios objetos que encontró por la casa, y le provocó múltiples heridas, erosiones, hematomas y cortes en la cabeza, cuello, tórax, brazos y piernas que le causaron la muerte por pérdida de sangre. La víctima estaba totalmente desnuda y ebria.
A continuación, el acusado cogió el monedero de la víctima, varios perfumes y un ipod, que fueron recuperados en el momento de la detención. De hecho, el hombre fue identificado en el portal de la finca por unos mossos d’esquadra que habían sido alertados, y lo encontraron con los objetos y la ropa manchada de sangre.
En su declaración durante el juicio con jurado en la Audiencia de Barcelona, el hombre explicó que aquella tarde había estado en el bar de la víctima bebiendo y drogándose mucho, y que el propietario le propuso mantener sexo en su casa a cambio de dinero. Cuando él fue al piso se negó a mantener sexo porque se encontraba mal, y la víctima, enfadado, habría intentado pincharle con algún objeto. Entonces, según su versión, comenzó una pelea a golpes y él pudo huir del lugar de los hechos aturdido.
El hombre sólo respondió a su defensa y explicó que tenía problemas con las drogas y aquella tarde y noche consumió muchas en el bar de su supuesto amigo, en el barrio del Gaixample de la capital catalana. Quería más, pero no tenía dinero, y el dueño del bar le propuso mantener sexo en su casa a cambio de dinero. Con cierta reticencia lo aceptó, y fueron hasta el domicilio de la víctima, muy cerca de allí. Él no se encontraba bien, no quería mantener sexo y se lo dijo a la víctima, pero ésta insistió y le dio unas “gotas transparentes” para que tuviera una erección. Se hicieron un masaje, pero el acusado siguió negándose a mantener sexo porque no se encontraba bien y porque no quería aceptar las prácticas sadomasoquistas que le proponía la víctima.
Esto enfadó a la víctima, ha asegurado el acusado, que le pidió que llamara a una ambulancia porque no se encontraba nada bien. La víctima se negó y él se enfadó tirando un jarrón contra la pared. A partir de aquí comenzó una pelea: la víctima intentó clavarle algo en el pecho y él lo paró con la mano, lo que le provocó un corte. Al ver su sangre, el acusado “perdió el control”, ha admitido, y continuó la pelea en la que se lanzaron todo tipo de objetos. “Sentí que me mataría, temía por mi vida, sentía que era él o yo”, dijo al jurado.
Aseguró que él no quería matar a su supuesto amigo, pero en un momento determinado sintió un silencio “rotundo”, no sabía qué pasaba y salió medio tropezando del piso. “Yo estaba loco, trastornado, no era yo, apretaba botones del ascensor y subía y bajaba”, relató. Finalmente el ascensor llegó al aparcamiento subterráneo y allí se escondió debajo de un coche hasta que llegaron los Mossos d’Esquadra. “Fue un descanso, no intenté escapar”, concluyó.
En todo caso, dijo que el homicidio no fue planificado, y que no robó ningún objeto del piso de la víctima, aunque los mossos le encontraron varias cosas de la víctima encima. Ha asegurado que a pesar de los antecedentes psiquiátricos y de drogadicción ahora se encuentra mucho mejor porque en la prisión ya no toma drogas.