La inseguridad se enquista en la Marina: “La policía solo vino un día, cuando la televisión vino a ver la situación del barrio”

Robos en domicilios, agresiones a vecinos y noches sin dormir: la Marina, al límite

26 de septiembre de 2025 a las 11:27h
Actualizado: 26 de septiembre de 2025 a las 11:31h

La situación en el barrio de la Marina, en el distrito de Sants-Montjuïc, ha llegado a un punto que los mismos vecinos califican de “insostenible”. En las últimas semanas, las asambleas vecinales han recogido decenas de testimonios que apuntan hacia un mismo problema: la inseguridad y la sensación de abandono institucional.

Los relatos son impactantes. “A mi abuela le entraron en casa y la robaron. Desde entonces no quiere estar sola por las noches. Más vecinos han sufrido lo mismo que ella. Ni en casa podemos estar seguros”, explica Marcelo Flores, vecino de la calle Foc. Otra vecina, Maria Fernández, asegura que ha dejado de volver sola a casa después del trabajo: “Me siento insegura, siempre miro detrás de mí porque no me fío. Es como si hubiéramos perdido la tranquilidad en nuestro propio barrio. Tengo mucho miedo, de verdad”.

Un trabajador de un pequeño comercio también relata que fue víctima de una agresión en su establecimiento, aunque pide no dar el nombre del local. “Vinieron, me increparon y me agredieron. Tengo miedo de hablar demasiado, pero si seguimos callando esto no cambiará”, explica con la voz entrecortada.

Estos casos no son aislados, sino parte de un malestar colectivo que ha sido recogido por la asamblea vecinal Un Barri de Primera, en un documento que detalla los principales puntos de conflictividad.

Mare de Déu de Port: un espacio sin vigilancia

Uno de los puntos más señalados es la zona de Mare de Déu de Port, concretamente la calle Negrell. Se trata de un espacio un poco aislado, que históricamente había contado con presencia de los Mossos d’Esquadra. Los vecinos recuerdan que, hace algunos años, un coche patrullaba regularmente. “Ahora no pasa nadie. Si pasa algo, estamos completamente desprotegidos”, denuncia una vecina que lleva más de veinte años viviendo allí. “Pedimos que vuelva el coche de los Mossos, porque aquella presencia disuasiva nos daba seguridad”.

La reclamación es clara: retomar el patrullaje en una zona especialmente vulnerable.

Ruido e incumplimiento de horarios en el Bar Rafa

En la calle Mecànica, los vecinos señalan de manera reiterada el establecimiento Bar Rafa. Denuncian que incumple el horario de cierre y que hasta bien entrada la madrugada provoca molestias con música y gritos. “Intentamos dormir, pero es imposible. Música, gente bebiendo en la calle, gritos hasta altas horas. Nadie controla nada”, explica indignado Rafa Moreno, un vecino del bloque cercano.

Los residentes reclaman sanciones claras y efectivas por parte de la Guàrdia Urbana: “Si hay una normativa, se tiene que cumplir. No puede ser que siempre se mire hacia otro lado”.

La plaza Sant Cristòfol: ocupaciones, robos y miedo

La plaza Sant Cristòfol se ha convertido en uno de los principales focos de tensión. En un local ocupado, sin cédula de habitabilidad, viven varias personas en condiciones irregulares. Los Mossos d’Esquadra han llegado a recomendar a los vecinos evitar la zona. “Nos dijeron literalmente que no pasáramos por allí. ¿Cómo puede ser que tengamos miedo de cruzar nuestra propia plaza?”, lamenta una madre que cada día acompaña a sus hijos a la escuela cercana. A esto se suma el robo de cobre en la sala de contadores de agua del bloque, un episodio que los residentes vinculan al local ocupado. “No podemos acusar directamente, pero todo el mundo sabe de dónde vienen los problemas. Necesitamos un desalojo rápido”, reclama.

El malestar es evidente: los vecinos viven con miedo y con la sensación de que las instituciones no actúan.

Botellones y destrozos en los jardines de la Carretera del Prat

Entre los bloques de la Carretera del Prat y el campo de fútbol de Energia, los botellones son un problema constante. A pesar de que el espacio debería cerrarse a medianoche, grupos de jóvenes saltan las vallas con facilidad y organizan fiestas improvisadas.

Son las tres de la madrugada y todavía hay música, gritos y bebidas. Por la mañana siguiente todo queda sucio, lleno de botellas y desechos”, denuncia Rocio Manzano, residente de la zona. “Avisamos a la Guàrdia Urbana, pero vienen tarde o directamente no vienen. Nos sentimos desamparados”.

Asimismo, los vecinos reclaman más control policial, sanciones a quienes incumplen y, sobre todo, que se garantice el derecho al descanso.

Accesibilidad: barreras invisibles para los vecinos con discapacidad

No todos los problemas están relacionados con la seguridad directa. Los vecinos con discapacidad visual han denunciado la dificultad de moverse con seguridad por algunas calles del barrio. “Las líneas de encaminamiento en Foneria y Energia están mal hechas. Es peligroso, te puedes desorientar fácilmente”, explica Manel Santos, quien padece una enfermedad que le conlleva tener una baja visión. También reclama la instalación de un semáforo con señal acústica en el cruce de Energia con Foneria. “Es una necesidad básica. Queremos independencia y seguridad para movernos por el barrio”.

Jardines de la Mediterrània: ruido, peleas y un verano insoportable

Los Jardines de la Mediterrània han sido uno de los epicentros del malestar vecinal este verano. Según denuncian, ha sido imposible descansar por las peleas, la música a todo volumen y los incumplimientos reiterados de los locales de ocio. A pesar de ser una Zona Acústicament Tensionada en Horario Nocturno (ZATHN), la normativa no se ha respetado. “Cada noche es un infierno. Gritos, música e incluso peleas dentro del parque. Si les dices cualquier cosa te amenazan. Te dicen que te matarán”, relata una vecina mayor, que no quiere dar su nombre. “No se cumplen los decibelios permitidos ni los horarios de cierre. Es como si aquí no hubiera ley”. Además, asegura que la presencia policial es inexistente.  

Una queja transversal: falta de presencia policial

En todos los puntos, la crítica se repite: la ausencia de patrullaje real en el barrio. Los vecinos aseguran que casi nunca ven agentes recorriendo las calles a pie o dentro de los parques, y que incluso cuando se hacen llamadas de emergencia, la respuesta es insuficiente. “La policía solo vino un día, cuando la televisión vino a ver la situación del barrio. Si no llamamos dos o tres vecinos a la vez, no vienen. Y cuando vienen, a menudo ya es demasiado tarde”, denuncia Andrea Benitez, una joven de la zona.

La asamblea vecinal pide al consistorio y a los cuerpos de seguridad que expliquen cuántos efectivos tiene la Marina en comparación con otros barrios, y exige reforzar las patrullas para recuperar la tranquilidad.

“Queremos vivir tranquilos”

La conclusión de los vecinos es unánime: la Marina necesita soluciones urgentes. Reclaman más presencia policial, sanciones efectivas, actuaciones rápidas contra las ocupaciones y mejoras en la accesibilidad. “Queremos vivir tranquilos, como cualquier otro barrio de Barcelona”, resume una vecina durante la última asamblea. “No pedimos nada extraordinario, solo poder dormir, caminar seguros y no tener miedo”.