Granollers inicia la cuenta atrás para inaugurar la primera promoción de vivienda cooperativa con el bloque El Cairó

El edificio tendrá 29 viviendas y espacios comunes con lavadoras colectivas, cocina común, barbacoa y sala común

14 de agosto de 2025 a las 08:27h

El barrio del Lledoner de Granollers estrenará de aquí a un año el primer bloque de vivienda cooperativa de la ciudad. Es una salida que cada vez atrae a más gente ante la situación del mercado, con precios de compra no aptos para todos los bolsillos y contratos de alquiler que generan incertidumbres sobre su continuidad. La ACN ha hablado con los futuros inquilinos del bloque El Cairó, que sólo ven ventajas. "Saber que no te echarán da estabilidad y tranquilidad", explican. La promoción, actualmente en construcción, cuenta con 29 viviendas que se levantan en un solar cedido por el consistorio a Sostre Cívic. El gobierno municipal ve en esta colaboración una "herramienta" para generar más vivienda asequible y "poner freno" a la crisis del sector.

El modelo de vivienda implica vivir en comunidad, pero cada uno en su casa. El bloque se divide en espacios comunes y privados, y mientras los primeros son para hacer uso compartido, los segundos son para unidades de convivencia, sean familias u otras fórmulas, y de diferentes tamaños, con menos o más habitaciones, según la necesidad de cada unidad.

Los espacios compartidos, al margen de escaleras y pasillos de acceso a los pisos, son espacios de encuentro y socialización, pero también de uso habitual. Esto implica una sala de máquinas con lavadoras colectivas, pero también una azotea con cocina común, barbacoa y sala común para hacer uso.

"No sólo es una forma de propiedad colectiva que permite la asequibilidad para aquella gente que no tiene la capacidad de ahorro para acceder a una compra, sino que además tiene toda una serie de aspectos positivos como compartir espacios y servicios", detalla Jose Téllez, responsable de comunicación de Sostre Cívic.

Además, los gastos de servicios bajan: no hay gas, pero sí electricidad, alimentada en parte con placas solares, e incluso se prevé la contratación de internet para uso colectivo, y todo ello hace rebajar la factura a finales de mes. A cambio, cada miembro de la cooperativa hace una aportación económica como socio, un dinero que si un día decide marcharse recuperará íntegramente. Paralelamente, asume un importe por la vivienda que tenga asignada, de acuerdo con las medidas.

Es precisamente este modelo el que cada vez atrae a más adeptos a la hora de buscar vivienda. "He observado durante años el sistema de cooperativas, unos amigos viven en un edificio parecido a éste, así que miré qué tenía ahorrado para dar el salto y vivir en comunidad, con gente que respiramos los mismos aires", explica una de las futuras vecinas del Cairó, Juliane Helch.

Otra de las futuras vecinas, Marie Christine Ahn, asegura que ha vivido en varios espacios con modelos de convivencia comunitaria. Sin embargo, ve que esta opción le aporta una estabilidad que no puede encontrar hoy por hoy en otros espacios.

"En nuestro caso, la mensualidad no es tan diferente de lo que pagamos ahora por un alquiler, la ventaja es la estabilidad de saber que podrás vivir en un lugar de manera indefinida", explica. Por su naturaleza, dice, ella y su pareja nunca se habían planteado tener una propiedad: "Pero sí que me importa mucho esta estabilidad y sentirme tranquila donde vivo".

Es un factor recurrente entre los futuros inquilinos. Albert Preckler y su mujer, ambos jubilados, también han decidido sumarse a la iniciativa. Después de ser propietarios de una vivienda, ahora viven de alquiler: "El problema es la inseguridad, siempre se acaba, ahora hemos hecho cinco años en un lugar y nos han prorrogado, pero nunca sabes si el año que viene seguirá, si se casará la hija del amo y te echará, y, en cambio, aquí se da una seguridad importante", relata.

En el caso de David Montserrat, además, necesitaban espacio. Él, su mujer y sus cuatro hijos se instalarán a vivir en el edificio en uno de los pisos más grandes que hay, de tres habitaciones, después de vivir una temporada en el extranjero y encontrarse, al volver, los precios prohibitivos que hay en el mercado catalán y español. "Ni alquilar lo podía hacer solo, tuve que pedir el aval a mi hermano", relata.

Montserrat, sin embargo, ya mira al futuro. Sabe que el modelo es flexible, y que cuando los hijos vayan marchando de casa podrá optar a algún otro modelo de vivienda en el mismo bloque, si hay disponibilidad, con menos espacio. Valora, además, el modelo de convivencia: "He querido huir del bloque de pisos en el que no conoces a tus vecinos, aquí nos conocemos y compartimos cosas y tenemos ganas de hacer cosas en común, de convivir".

Una posibilidad para el mundo local

El modelo de vivienda cooperativa abre una nueva ventana a un mercado con precios que en determinados entornos, como el de la metrópolis barcelonesa, no encajan en todos los bolsillos. Ante este hecho, ayuntamientos y entidades supramunicipales ya trabajan para encontrar alternativas para evitar la huida de las nuevas generaciones por imposibilidad de hacer frente al precio de un piso.

"Ahora que las administraciones se están poniendo las pilas a la hora de construir mucha vivienda pública y que no tienen las herramientas para hacerlo, deben buscar colaboradores privados, y es preferible que siempre que haya capacidad sea un operador privado sin ánimo de lucro", destaca Téllez. Es por este motivo que las cooperativas se dibujan como una alternativa con músculo para hacer frente a la crisis de la vivienda.

En Granollers, el Ayuntamiento valora esta primera promoción como una experiencia pionera que puede ser un primer paso para futuras iniciativas similares. Se trata de uno de los ejes de la política de vivienda de Granollers, que también incluye la promoción de vivienda pública a través de colaboraciones con la Generalitat y el Incasòl, dado que muy cerca hay dos terrenos donde se construirán 57 y 136 viviendas, respectivamente, en suelo público.

"Es una herramienta para poner más vivienda asequible en la ciudad, en los últimos años, y de acuerdo con la redacción que estamos haciendo del protocolo de vivienda, lo que existe en la ciudad de Granollers es una falta de vivienda asequible, esto lo ve todo el mundo, y éste es un instrumento más para poner freno", concluye el concejal de Vivienda de Granollers, Sergi Fernández.

El Cairó, la experiencia de Granollers

La nueva promoción de Granollers se valora con un total de 5,2 millones de euros y cuenta con financiación de 900.000 euros de fondos Next Generation. En total, se ha financiado un 51% de la obra, entre un 20% y un 30% del coste se asumirá con fondos europeos y el resto de la inversión necesaria se obtendrá a través del Instituto Catalán de Finanzas, quien también financiará los intereses bancarios.

Esta es la primera promoción de vivienda cooperativa en régimen de cesión de uso que hay en el municipio, después de que el consistorio hiciera público un concurso al que se presentaron dos cooperativas, la Xalana, con el apoyo de la Dinamo Fundación, y Sostre Cívic, quien acabó siendo la adjudicataria, la primavera de 2023. La iniciativa se remonta al año 2021, cuando se inició el estudio de viabilidad con el apoyo de la Diputación de Barcelona.

La parcela, de 800 metros cuadrados y de titularidad municipal, se consideró óptima por su tamaño, capacidad y viabilidad económica para el modelo cooperativo. "Hicimos un concurso para que se pudieran presentar las cooperativas interesadas, y finalmente, Sostre Cívic fue la adjudicataria de la cesión de uso", detalla el concejal de Vivienda, Sergi Fernández.

Sin embargo, varios miembros de la Xalana acabaron integrándose en Sostre Cívic una vez concluido el concurso para optar a una vivienda. Ahora, dos años después de resolverse, los terrenos, situados en la calle Rosselló, al norte del municipio, están en pleno movimiento. Ya se han levantado los tres niveles con los que contará el edificio, que está previsto que esté terminado a mediados del año que viene.

El proyecto ha sido posible gracias a una combinación de recursos públicos y la implicación activa de la cooperativa. En total contará con 29 viviendas, cinco de las cuales aún están pendientes de asignación y uno de ellos se pone a disposición del Ayuntamiento para necesidades sobrevenidas. El proyecto también incluye espacios comunes y propuestas sociales y ambientales, entre las que un sistema de movilidad compartida con coches y bicicletas eléctricos, de los que también se valora ampliar su uso más allá de la propia comunidad para que el entorno salga beneficiado.

Además, se está en conversaciones con las cooperativas Granollers Pedala y la Magrana Vallesana, dedicados al reparto sostenible con bicicleta y a la producción y consumo agroecológico del Vallès Oriental, respectivamente, para que ocupen los bajos del edificio. Sería un buen encaje en cuanto a filosofía y modelo sostenible de consumo.

El modelo cooperativo

El modelo cooperativo permite que los residentes no sean propietarios individuales, sino miembros de la cooperativa, con derecho de uso indefinido de las viviendas. Este sistema evita la compra especulativa y ofrece estabilidad a los residentes, que no tienen que estar pendientes de si el propietario del piso les renovará el alquiler o no.

"La principal particularidad es que es una alternativa a la compra y al alquiler que contempla las mejores características de los dos modelos, es asequible como el alquiler y es permanente y de por vida como la compra", detalla desde Sostre Cívic Jose Téllez.

Esta iniciativa tiene la particularidad de que agrupa proyectos bajo una única estructura técnica, lo que facilita la creación de nuevas promociones y permite aplicar una economía de escala. Esto les ha convertido en un actor clave en el sector, representando el 60% del cooperativismo de vivienda en cesión de uso en Cataluña.

Sostre Cívic también apuesta por financiar sus proyectos con banca ética, un hecho que ha llamado la atención de instituciones europeas. De hecho, el Banco del Consejo de Europa les ha concedido un crédito de 31 millones de euros, el mayor jamás otorgado a una cooperativa en toda Europa, para hacer frente a los proyectos que tiene en marcha.