El recinto industrial de Barcelona Fabra i Coats, que hace más de un siglo producía hilos de coser y redes de pesca, se ha transformado un año más en la Fábrica de Juguetes de los Reyes de Oriente. Esta iniciativa teje un itinerario teatral con la magia que emana de los ojos de los niños esperando la noche de Reyes y la memoria latente del complejo fabril del distrito de Sant Andreu. Se prevé que unas 16.000 personas, entre niños y acompañantes, visiten el espectáculo, ya que estas son las entradas que se pusieron a disposición del público de forma gratuita y que se agotaron en menos de una hora. La Fábrica de Juguetes abrió puertas el sábado y las familias inscritas la visitarán hasta el domingo -el 31 y el 1 de enero cierra-.
Las entradas se pusieron a disposición del público el miércoles 10 de diciembre y, al día siguiente, los pases para personas con discapacidad auditiva y familias con niños autistas o discapacidad intelectual.
Las personas que se inscribieron podrán visitar la Fábrica de Juguetes hasta el domingo de 17:30 a 21:30 h, con pases cada 15 minutos. Aunque las entradas están agotadas, algunas pueden quedar liberadas, si alguien las cancela, y se ponen a disposición en la web.
La concejala del distrito de Sant Andreu, Marta Villanueva, ha explicado que es difícil ampliar el número de entradas disponibles por las medidas de seguridad y de aforo y ha descartado extender los pases a la mañana en próximos años, ya que, ha justificado, el espectáculo necesita hacerse de noche para crear una atmósfera que ya haga pensar en Sus Majestades.
Villanueva, que ha visitado la fábrica este lunes, ha explicado que este es un espacio “lleno de magia” y que al mismo tiempo reivindica el pasado industrial, donde “las mujeres fueron protagonistas”.
Los niños se han sumergido en un itinerario repleto de cajas de regalo, ya envueltas, y personajes mágicos, como la Tejedora de Sueños, y han podido validar y entregar las cartas en los buzones reales, si ya las tenían, y recibir consejos de cómo escribirlas. También han escuchado un cuento proyectado en los ventanales de la fábrica.
