Expulsan a una niña de 11 años con autismo de una escuela catalana: "Siempre me culpan"

15 de enero de 2024 a las 11:38h
Actualizado: 16 de diciembre de 2025 a las 13:31h

Una niña de once años con autismo ha sido expulsada de la escuela privada Santa Maria del Pino, en Alella (Maresme). Según explica la Agencia Catalana de Noticias (ACN), el centro la hace responsable de los conflictos en el aula y le prohíbe la entrada hasta que vaya acompañada de una cuidadora, que debería contratar la familia con el fin de “proteger la integridad” del resto de alumnos.

Los padres niegan las acusaciones y acusan al centro de haber tergiversado la realidad. Aseguran que la niña era la víctima y no la acosadora y estudian emprender acciones legales. Los informes de su terapeuta apuntan que la niña ha empeorado su estado anímico por el rechazo de algunos compañeros. “Siempre me culpan a mí”, “me tratan mal”, “no puedo más”, son algunas de las expresiones repetidas en las terapias.

La madre de la niña, Manar Dubach, explica en declaraciones a la ACN que los episodios “de insultos” y “acoso” se remontan a finales del curso pasado. Es por eso que en septiembre la familia ya se puso en contacto con el centro para preparar el inicio de curso, de acuerdo con las recomendaciones de la terapeuta de la menor. “Ella lo está sufriendo más que nadie”, asegura Dubach.

Manar Dubach, la madre de la niña con autismo expulsada de una escuela de Alella | FOTO: ACN

La familia también pidió poner en marcha el protocolo de acoso escolar, pero la escuela se negó porque entendía que esto no se producía. Sin embargo, alguna otra familia avalaría el relato y llegaron a avisar al director a principios de noviembre que su hijo explicaba cómo otros niños de la clase “maltrataban” a la niña con autismo.

En el informe que ha servido para justificar la expulsión esto no se tiene en cuenta, como tampoco se deja por escrito que la niña sufra diversos trastornos. La niña sufre TDAH, diagnosticado en 2020; trastorno social comunicativo, una parte del espectro autista diagnosticado en 2021, y discalculia, diagnosticado en 2022.

Sí que se dice, en cambio, que los conflictos se remontan a 2º de Primaria —ahora la niña está en 6º. Además, ahora su comportamiento se habría “agravado”, según comenta el director del centro, Francesc Serra. Para la familia, el relato es sorprendente, porque afirman que nunca hasta ahora les habían advertido de esta conflictividad. “¿Por qué no han hecho nada en estos cuatro años?”, se pregunta la madre.

La expulsión llegó finalmente el 22 de noviembre a través de un correo electrónico enviado a la familia. La decisión se fundamenta, según el centro, en el hecho de que la niña con autismo es la responsable de los conflictos. La escuela detalla que la niña no puede volver a la escuela en 30 días, y hasta que esté acompañada de una cuidadora, que debería ir a cargo de la familia para “proteger la integridad física y anímica de los alumnos”.

El centro dice que no cuenta con este tipo de perfil profesional y que no existe ninguna “bolsa” de cuidadores de la administración pública para centros privados, mientras la familia alega que no puede asumir un coste de 1.000 euros mensuales adicionales. “Hasta ahora habíamos podido resolver las situaciones, hemos hecho todo y más, pero si quiere volver a la escuela debe venir con una cuidadora”, insiste el director.

 

¿Quién acosa a quién?

La familia se entera también en este momento de que se había activado el protocolo de acoso contra la niña, como agresora. La víctima, dicen, es otra niña. El centro apunta que la niña autista da “golpes” y hace “comentarios desagradables” a una compañera, con quien tiene los principales conflictos. El documento dice que esto sucede de manera “continua a lo largo del día”.

El mismo documento, sin embargo, también apunta que los conflictos en los que está implicada la niña con autismo son “muy puntuales”. También en las entrevistas con las familias, según se desprende del informe, en ningún caso se culpabiliza a la niña de sus comportamientos y en diferentes correos del equipo docente se aplaude su comportamiento en la resolución de conflictos.

“La hemos felicitado por cómo ha gestionado la situación”, dice su maestra en un correo dirigido a la familia a principios de curso. De hecho, durante las primeras semanas, la tutora explica que se está haciendo un seguimiento cuidadoso del caso, con tarea de concienciación en el aula sobre aspectos relacionados con la diversidad con el fin de “garantizar el bienestar” de la niña y su “integración”.

De un modo u otro, ambas niñas acaban siendo víctimas del proceso, según los diferentes informes y relatos que hacen las partes, que mostrarían un estado elevado de vulnerabilidad emocional. Ante esto, la escuela considera que la mejor solución es sancionar a la niña con autismo: “La queremos muchísimo, pero no podemos permitir que pegue a otra niña”, dice el director.

 

Cambio de escuela

Es en este contexto que la familia contacta con los Servicios Territoriales de Educación Maresme-Vallès Oriental para encontrar una solución al conflicto a través de un cambio de centro. Los padres denuncian que no han recibido ningún tipo de apoyo desde el Departamento y que la Inspección de Educación se ha puesto de parte de la escuela sin conocer el caso en detalle.

Están permitiendo el acoso a la niña y su exclusión del sistema educativo”, afirman los padres en una carta en la que acusan al inspector de “mantener una situación injusta”. En cuanto a la búsqueda de un nuevo centro, la familia ha preguntado a una decena de escuelas concertadas de su preferencia y donde también hay secundaria para evitar un nuevo cambio de centro el próximo curso.

En todos los casos, sin embargo, se les ha respondido que ya estaban llenos y que sólo la autorización del Departamento permitiría ampliar la ratio. En varios escritos, sin embargo, los Servicios Territoriales rechazan este extremo e instan a la familia a matricular a la niña en un centro público del municipio donde queden plazas disponibles.

El Departamento de Educación ha declinado hacer valoraciones sobre estas gestiones, más allá de confirmar que se ha puesto a disposición de la familia los servicios de la inspección de Educación y el Equipo de Atención Psicopedagógica (EAP). Sobre los hechos ocurridos en la escuela, Educación rechaza opinar sobre “ninguna praxis” de centros privados.