Los Mossos detuvieron el 19 de enero a dos personas e investigan a tres más por pertenencia a una organización criminal dedicada a las estafas inmobiliarias y de material electrónico. Uno de ellos, el líder, ha ingresado en prisión. La banda centraba su actividad en tres tipos de estafas.
La primera, el alquiler de material informático o electrónico de un alto coste económico, a nombre de una supuesta empresa bajo la excusa de ser material laboral. Del material, sin embargo, ni se abonaba el importe, ni se devolvía a la tienda. De esta tipología se investigan al menos cinco hechos. En segundo lugar, alquilaron inmuebles pero nunca pagaron el alquiler. En tercer lugar, en 4 casos se alquilaron locales bajo la excusa de poner en marcha un centro de coworking o uno médico.
En este último caso, se investiga si el grupo utilizó las oficinas alquiladas de manera fraudulenta para estafar a médicos, haciéndoles invertir en unas supuestas clínicas privadas que querían montar en estos espacios.
En todos los casos, y para acabar de cerrar el acuerdo, los investigados enviaban al arrendatario los comprobantes de transferencias bancarias para conseguir los alquileres, que nunca se hacían efectivos. Los investigadores han acreditado un perjuicio económico de 102.842 euros entre el impago de los alquileres y la venta de aparatos informáticos y electrónicos.
El grupo estaba formado por cinco personas con un reparto de roles de manera concertada y coordinada, donde se distinguían tres roles definidos como jefe de la organización, hombre de confianza y colaboradores.
El jefe de la banda es un hombre de 45 años. Éste participó directamente en los hechos y fue reconocido por todas las víctimas ya que no tenía ningún inconveniente en dar sus datos, visitar los locales y viviendas para alquilar y cerrar los tratos en persona con las víctimas.
La persona de máxima confianza del jefe era un hombre de 52 años. Se le relaciona directamente con cuatro hechos. Hacía las mismas tareas que el líder. En cuanto a los colaboradores, eran dos hombres y una mujer de entre 23 y 33 años. De éstos, uno de los hombres se hacía pasar por secretario, y en alguna ocasión por médico, la mujer tenía un rol similar y el otro hombre participaba de la empresa recogiendo y revendiendo el material informático alquilado por el jefe de la organización.
El objetivo era dar más verosimilitud a la actuación realizada por el líder en visitas a viviendas y locales comerciales, aparte de hacer tareas logísticas para la consecución de los objetivos.
Los presuntos estafadores tenían un alto grado de movilidad por todo el Estado y se encontraban en plena actividad en el momento de su desmantelamiento. De hecho, los investigadores detectaron que la organización se encaminaba a cometer estafas de mayor envergadura.
Al líder del grupo criminal le constan cuatro antecedentes por parte de los Mossos y once más entre Guardia Civil y Policía Nacional, por estafas de características similares en todo el territorio español. Entre las otras cuatro personas acumulan nueve antecedentes de los tres cuerpos policiales, también por hechos similares.
El 21 de enero pasaron a disposición los dos detenidos y el juzgado instructor de la causa decretó el ingreso en prisión del principal investigado. El otro detenido quedó en libertad con cargos.
La investigación continúa abierta ya que no se descartan nuevos hechos delictivos cometidos por los investigados.
