Mollet del Vallès es uno de los municipios catalanes que tiene censados más nidos de golondrinas, un ave insectívora estrictamente protegida y de gran interés como indicador ambiental. Esta voluntad por preservar esta especie llevó hace años al Ayuntamiento de Mollet a formar parte del Proyecto Golondrinas que promueve el Instituto Catalán de Ornitología, una iniciativa de estudio de las aves en el medio urbano basada en la participación ciudadana y en el seguimiento de los nidos de golondrinas culiblancas.
Al margen de esta voluntad de preservación, el Ayuntamiento de Mollet también lleva años trabajando desde el punto de vista pedagógico con las escuelas de la ciudad a través del programa Mollet Nidos.
Con este programa, los y las alumnas de Mollet, aumentan su sensibilidad con respecto al valor del patrimonio natural de su entorno y aprenden a observar la naturaleza y a hacer ciencia en general a la vez que potencian sus vínculos con las aves aprendiendo, también, a respetar esta especie en concreto y el medio ambiente en general.

El proyecto consiste en la realización de charlas teóricas en cada escuela participante sobre las golondrinas: dónde viven, la alimentación, la importancia que tienen, etc. y de un trabajo de campo con el alumnado con el fin de actualizar este censo de golondrinas.
Así, grupos de alumnos recorren los lugares de la ciudad donde hay nidos de golondrinas, las observan y toman nota con el objetivo de disponer de datos que puedan ayudar a la hora de definir las medidas de gestión y protección de esta especie, incluidas las ligadas con cuestiones urbanísticas. Este año participan la escuela Joan Abelló y la escuela Sant Jordi entre los meses de abril y junio.
¿Por qué la golondrina culiblanca?
Hay diferentes motivos que lo convierten en un ave ideal para su estudio, como por ejemplo, su costumbre de nidificar en las fachadas haciéndola una especie cercana a las personas y de fácil observación, la presencia y la abundancia de sus nidos fuertemente vinculada a las características de los edificios, al respeto humano por los nidos y a las condiciones del entorno, incluida la calidad atmosférica y la disponibilidad de barro, o el hecho de que se trate de un excelente indicador ambiental.
Desde el punto de vista pedagógico, su fácil identificación y su aspecto simpático potencian su capacidad de seducción ambiental, con un enorme potencial educativo.