El padre de las dos chicas de Terrassa torturadas y asesinadas: "Temía por su vida"

24 de mayo de 2022 a las 16:51h

El padre de las dos chicas asesinadas en Pakistán temía por la vida de las jóvenes. Ambas habían vivido hasta hace unos meses en Terrassa (Vallès Occidental) y se habían casado en su país de origen, pero una vez en Cataluña habían hecho su vida y tenían pareja, un hecho que choca con la tradición paquistaní y que podía conllevar un castigo. El padre creía que podrían ser agredidas en cualquier momento en Cataluña por su entorno cercano, que no aceptaba que las chicas no vivieran con sus maridos. El hombre ha tenido que declarar en dos ocasiones ante los Mossos, que han abierto una investigación para determinar si el entorno de las chicas conocía los planes de asesinar a las chicas en su viaje a Pakistán.

El padre, Ghulam Abbas, llegó a Cataluña hace 13 años. Desde entonces ha trabajado en varios lugares para, posteriormente, traer a su familia desde Pakistán. Allí tenía a su mujer y parte de sus hijos, entre ellos las dos chicas muertas, Anisa y Arooj, y dos hermanos que habrían participado en el asesinato de las jóvenes, a día de hoy detenidos y entre rejas.

"Él se lamenta porque de seis hijos que ha tenido, tres están muertos y dos en la prisión", asegura Tali Raja, propietario del establecimiento donde desde hace unos siete años trabaja Ghulam, en la Rambla Francesc Macià de Terrassa. Recuerda que el hombre ya perdió a un hijo en Pakistán, ahogado en un río cuando tenía 22 años.

Poco a poco, Ghulam trajo a la familia a Cataluña, y se instalaron en el barrio de Sant Pere Nord de la capital vallesana. Primero fue la hija pequeña, Anisa, hace justo 5 años, y después la hija mayor, Arooj, y uno de los hermanos detenidos, Shehryah, hace dos años y medio, este último con una conducta agresiva y muy presumido. Ninguno de ellos estaba nacionalizado español, pero tenían permiso de residencia.

Los hermanos hacían piña, se querían: "Cuando las chicas tenían un capricho y el padre no se lo quería comprar, el hermano se lo regalaba", explica Tali, que destaca lo trabajador que es el padre, haciendo tantas horas como podía "para dar de comer a la familia".

Dos matrimonios

Antes de venir a Cataluña, Arooj se había casado con un primo suyo. "Es habitual que nos casemos entre la familia", explica Tali, que entiende que este tipo de matrimonios se vean con otros ojos desde Europa. "Es mejor para la familia", cree.

Sin embargo, a Terrassa llegó sin el marido. Cuando fue mayor de edad, con 18 años, Anisa, la pequeña de las dos hermanas, volvió a Pakistán cuando ya vivía en Cataluña para casarse, también con un primo suyo, y viajó de nuevo a Terrassa: "Yo vi las fotos y también hablé con ella cuando volvió, le hice broma de que no me había invitado a la boda, yo no la veía mal, pero me dijo que todo había ido muy rápido", argumenta el tendero.

A pesar de estar casadas siguiendo las costumbres paquistaníes, una vez en Cataluña siguieron haciendo su vida, comenzando relaciones sentimentales al margen del matrimonio, concretamente con dos chicos que vivían en Barcelona y que, como ellas, eran de Pakistán. "A su hermano esto no le gustó, e incluso llegó a apuñalar a una de las parejas de sus hermanas", explica Tali.

La situación no le daba buena espina a su padre, que veía más tensión que nunca entre los hermanos. "Temía por la vida de las chicas, y que aquello que les ha pasado en Pakistán también les pudiera pasar aquí", explica el tendero. La relación se enfrió, y las chicas se marcharon de casa: "Habían ido a vivir a Valencia, una hace un año y la otra hace unos cinco meses", dice.

Ghulam, sin embargo, escondía el malestar, y seguía trabajando duro en la tienda. Su mujer y sus hijos varones viajaron a Pakistán, a su pueblo originario, Gujrat, en la provincia de Punjab, de donde debían volver el 19 de mayo. Por motivos que no comprende Tali, las dos chicas se presentaron en el pueblo: "Dicen que les tendieron una trampa", especula.

Triste desenlace

El viernes el padre recibía una llamada desde Pakistán. Le comunicaban que sus hijas habían sido asesinadas, y que dos de sus hijos estaban detenidos como presuntos autores del crimen, junto con los dos maridos y otros familiares. La policía de Punjab asegura a través de las redes sociales que "la pena será severa", al considerar una "tragedia" el crimen.

Ante los hechos, el hombre está trastornado desde entonces. El lunes tuvo que declarar ante los Mossos d'Esquadra en el marco de la investigación del entorno de las dos jóvenes en Cataluña, con las complicaciones que supone la barrera idiomática, dado que no habla demasiado bien el castellano y nada el catalán. Su presencia en la tienda ha sido anecdótica desde la llamada, y este martes ya no ha vuelto.

Mientras tanto, Tali hace lo que puede con la ayuda de sus dos hijos para mantener la persiana levantada, y se pone en la piel de su compatriota, que está pasando, dice, unas horas muy bajas.

Comunidad pequeña

La comunidad paquistaní es muy pequeña en la ciudad de Terrassa, casi inexistente. "Somos muy pocos, en Barcelona hay una comunidad mucho más grande", reconoce Tali.

Con un total de 223.011 habitantes en la capital vallesana, según el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), 635 son de origen paquistaní, lo que representa el 0,28% del total.

A pesar de la incertidumbre que hay en torno al caso, el Ayuntamiento de Terrassa ha convocado este martes la Mesa de Feminicidio y una concentración de rechazo al punto del mediodía, en la que han participado decenas de personas, entre ellas el alcalde, Jordi Ballart, y la consejera de Igualdad y Feminismo, Tània Verge.

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