Badalona Serveis Assistencials (BSA) está llevando a cabo, desde este lunes y hasta el próximo viernes, 28 de julio, un proyecto para probar en un entorno sanitario real un robot que desarrolla tareas de seguridad, asistencia e interacción social de pacientes, y funciones logísticas. El robot se está probando hasta hoy en el Centro Sociosanitario El Carme con pacientes en rehabilitación y la semana que viene se trasladará al Hospital Municipal de Badalona, donde se empleará con personas que han sido sometidas a una intervención quirúrgica de Traumatología.
Concretamente, el robot se probará en cuatro ámbitos: inspecciones rutinarias de las luces de aviso de las habitaciones y del riesgo de caídas de los pacientes, asistencia logística, interacción social y detección de problemas en la forma de caminar de los pacientes.
Evitar el riesgo de caídas
En cuanto a las inspecciones rutinarias, el robot avisará al personal de enfermería si las luces de aviso de las puertas de las habitaciones se encienden o si las puertas están cerradas, y realizará tareas de detección de riesgo de caídas (comprobando la posición del paciente en la cama y revisando que no haya objetos en medio del paso en la habitación que puedan hacerle tropezar). El personal de enfermería dispone de una tableta donde recibe los avisos que emite el robot si detecta alguna situación que deba comunicarse. También se quiere intentar que, si encuentra una puerta cerrada, él mismo consiga abrirla.
En cuanto a la asistencia en tareas logísticas, se dotará al robot con una cesta para que pueda trasladar objetos de un punto a otro. Así, por ejemplo, si un profesional necesita material para hacer una cura mientras está en la habitación de un paciente, podrá pedir al control de enfermería que le envíe el robot con este material. O si un paciente pide una manta al personal, el robot se la podrá llevar siempre y cuando el usuario sea lo suficientemente autónomo para poder recogerla de la cesta.
En materia de interacción social, el profesional podrá enviar el robot a una habitación para hablar con el paciente y proponerle actividades, como escuchar música o un relato, a través del propio robot.
Finalmente, se realizarán sesiones en las que el robot será entrenado, con el apoyo de profesionales de Geriatría, para analizar cómo caminan los pacientes y detectar si pueden tener riesgo de sufrir una caída.
La iniciativa, denominada SANDRO-2 (Semi Autonomous Night and Day Robot), implica la colaboración entre BSA y la compañía holandesa Heemskerk Innovative Technology (HIT). Las dos organizaciones ya trabajaron conjuntamente en el marco del proyecto europeo Robot ROSE Covid-19 Response, finalizado en marzo de este año y en el que se empleaba el mismo modelo de robot.
La iniciativa que se lleva a cabo estas dos semanas debe servir para perfeccionar algunas de las funciones que ya comenzó a desarrollar el robot durante el proyecto ROSE y para probar, en un entorno real, tareas nuevas que hasta ahora no se han probado más allá del laboratorio de HIT.
La primera experiencia desarrollada en BSA en materia de robótica se llevó a cabo durante 2020 en la zona de hospitalización de pacientes afectados por la COVID-19. Desde entonces, el departamento de Innovación cada año ha ido impulsando proyectos vinculados a este campo. En todos los casos se trata de proyectos que entienden la automatización de funciones como herramienta de apoyo al profesional, una herramienta que le permita dedicar más tiempo a la atención directa a los pacientes para ofrecerles así una mejor asistencia.