Compañeras de Samira, la joven de 20 años que murió el jueves después de que le cayera una palmera encima, se reunieron este viernes por la tarde en la plaza donde tuvieron lugar los trágicos hechos, en el Raval de Barcelona. Ha sido un acto de memoria y homenaje, cargado de dolor, y que han organizado las Metzineres, asociación para mujeres y personas de género no binario donde la joven había encontrado cobijo. "Samira es semilla", dicen algunos carteles entre velas, ramos de flores y fotografías, depositados en el espacio donde estaba la palmera. Arrels Fundació ha advertido que es una "tragedia" que cuatro personas sin hogar hayan muerto este verano en Barcelona y advierte que "tener que vivir en la calle vulnera muchos derechos", incluso "el derecho a la vida".
Amigas y compañeras de las Metzineres han llevado ramos de flores y fotografías a la plaza de Emili Vendrell, a pocos metros del local de la asociación y donde el jueves murió Samira. En un acto atravesado por el dolor ante la muerte de una mujer muy joven, se han unido vecinos del Raval y trabajadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona para rendirle también homenaje.
Las compañeras de Samira han recordado que era muy querida en el barrio. "Vuela alto, Samira, siempre", decía otro de los mensajes donde hasta este jueves estaba la palmera y que ahora se ha convertido en un espacio de memoria a la joven.
En este acto de homenaje también ha habido algunos mensajes de indignación hacia el Ayuntamiento de Barcelona, por si la muerte de Samira se habría podido evitar, y también por las dificultades y la desprotección social que había tenido que afrontar a lo largo de la vida y que la habían llevado a situaciones de vulnerabilidad.
En una publicación en las redes sociales, Arrels, entidad que atiende a personas sin hogar, explica que Samira, Rolandas, Ilias y Mohamed vivían y han muerto en la calle en poco más de un mes. Este año, Arrels se ha despedido de 21 personas sin hogar, 14 de las cuales vivían en la calle. La más joven era Samira y el mayor se llamaba Jesús, de 76 años.