Cerca de 300 alumnos de una decena de escuelas colocan estos días placas para recordar a las 400 personas sin hogar fallecidas en Barcelona en los últimos siete años. Es una acción impulsada por Arrels Fundació de la mano de los centros educativos implicados y el objetivo es acercar la realidad del sinhogarismo a los más jóvenes. El director de Arrels, Ferran Busquets, destaca a la ACN que una de las patas para acabar con el sinhogarismo es que la ciudadanía "esté convencida" y los más jóvenes "sensibilizados". Joan Sans y Marc Serinyana, alumnos de 3º de ESO de la Escuela Virolai ubicada en el barrio del Carmel, han participado en la actividad y han pegado placas en las calles del barrio. "Está bien para mentalizarnos de lo que sufre la gente en la calle", dice Joan.
Quique Vergara, educador de la Escuela Virolai, acompaña al grupo y reparte las placas con diferentes nombres de personas fallecidas para que los hagan visibles y les pide hacerlo con "dignidad". Así es como este grupo se divide y entre varios estudiantes piensan ubicaciones para situar los nombres de estas personas. Las placas son negras, tienen un punto de luz y un nombre. Debajo, la fecha en que murió la persona y un mensaje claro: 'Vivir en la calle mata'.
Y esto Marc y Joan lo tienen bien presente. "Antes pasaba por aquí, veía a una persona [viviendo en la calle] y me daba pena pero no me paraba a pensar en lo que pueden partir y lo poco que pueden vivir", explica Marc. Una cosa con la que coincide Joan, que asegura que ahora los mirará de otra manera. "Intentaré ayudarlos como pueda", dice.
El director de Arrels sitúa la realidad y destaca la importancia de concienciar sobre este hecho. "Los datos dicen que una persona que vive en la calle vive 20 años menos de media y esto es muy grave", explica. Por lo tanto, concluye, vivir en la calle "acorta la vida" y la "destroza" tanto física como psicológicamente. Según el último recuento realizado por la entidad, hay más de 1.200 personas que duermen en la calle cada noche en Barcelona.
Objetivo: acercar la realidad y romper prejuicios
Vergara comenta que la actividad de las placas conmemorativas no es una acción aislada, sino que forma parte de un proyecto más amplio. "Esta acción concreta es la parte final de un proyecto de cuatro semanas donde hemos trabajado el fenómeno del sinhogarismo de manera globalizada", afirma. Así, desde el inicio de curso, prácticamente, ya han trabajado en diferentes sesiones las causas y consecuencias asociadas al sinhogarismo, de la mano de Arrels y otras entidades y "generando conocimiento" por parte de los alumnos.
Según este profesor, las sesiones han servido en un primer momento para conocer la realidad pero también para romper prejuicios, un trabajo "fundamental". En sesiones previas, por ejemplo, los alumnos han podido conversar con una persona que había vivido en la calle. En general, comenta, se muestra "muy satisfecho" de la respuesta de los estudiantes y la "conexión" que han hecho con la realidad del sinhogarismo. Después de este primer grupo, otros de la misma escuela lo harán en otros barrios las próximas semanas y compartirán las actividades realizadas con las familias.
Crisis social y económica
Uno de los puntos que también se explica en las escuelas es el contexto socioeconómico que puede empujar a una persona a una situación de calle, un extremo que aflora sobre todo en momentos de crisis. "Cuando hay esta tensión económica, hay un grupo de personas que acaban llegando a la pobreza y un grupo de estas personas desgraciadamente acabará en la calle", asegura Ferran Busquets.
El director de Arrels recuerda que hay gente que está sufriendo muchísimo y que se aferra a "cualquier cosa" para no acabar en la calle. "Por lo tanto, debemos tener en cuenta a las que están en la calle, a las que han llegado y a las que están haciendo lo imposible por no llegar", advierte.
Finalmente, añade, en Arrels ya notan el incremento de personas que se acercan a la entidad para pedirles ayuda y avisa que el centro abierto que la entidad tiene en el Raval está "desbordado".