Cataluña ya vive la peor sequía jamás registrada sin previsión de lluvias

15 de diciembre de 2023 a las 12:19h

Cataluña está viviendo el episodio de sequía más grave desde el año 1916, el primero desde el cual se tienen registros. La magnitud de los déficits de precipitación, la extensión de las zonas afectadas y la duración del fenómeno hacen que se supere el precedente más severo, la sequía de los años 2005-2008.

La racha seca acumula ya 31 meses (entonces fueron 19) y el 50% del territorio catalán se ha visto afectado de forma persistente, con un déficit global de precipitación de 446 mm. Para volver a una situación de normalidad sería necesaria una precipitación equivalente a la lluvia que cae de media en Barcelona en todo un año. Pero según el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) no se prevé ningún episodio de lluvia abundante en el corto y medio plazo.

El SMC ha presentado este jueves un informe sobre el estado de la sequía meteorológica que confirma que Cataluña se encuentra afectada por una sequía histórica. La magnitud de los déficits de precipitación, la extensión de las zonas afectadas y la duración bajo condiciones de sequía hace que el actual episodio sea el más grave jamás registrado en Cataluña. Y la situación “que aún la hace más complicada es que no se prevé lluvia abundante que pueda revertirla”, avisa la directora del ente, Sarai Sarroca i Cervelló.

 

Cronología y alcance de la sequía

Cataluña acumula un déficit pluviométrico de casi 500 mm en los últimos tres años. El episodio arranca en otoño de 2020. Desde entonces no ha habido ninguna estación climática de lluvias regulares o abundantes (de “carácter húmedo”), y sólo la primavera de 2022 y el verano de 2023 han sido climáticamente “normales” a escala de pluviometría. El resto, han sido secas, muy secas o extremadamente secas, constata el informe del SMC.

El temporal Gloria (enero de 2020) fue el último fenómeno de lluvia abundante. El déficit de precipitación respecto a la media climática arranca, como se ha dicho, en agosto de ese año. En marzo de 2001 se establece el inicio de la sequía meteorológica, en mayo el inicio de la sequía agrícola (secano) y en julio, de la sequía forestal. Ya en 2022, en noviembre se establece el inicio de la sequía hidrológica con alerta en las cuencas del Ter y el Llobregat. En enero de este año se da por iniciada la sequía agrícola (regadío) y el mes de septiembre se entró en la sequía hidrológica en grado de excepcionalidad también en el Ter/Llobregat, y de emergencia en la Muga.

La distribución territorial y la afectación de la sequía es uno de los rasgos diferenciales con el episodio de falta de lluvias de los años 2005-2008. A grandes rasgos, en comparación con aquel (el segundo más severo desde que hay registros), ahora la principal afectación es en las cuencas internas, mientras que entonces fue sobre todo en las tierras de Ponent, alrededor de la cuenca del Ebro. “Es una diferencia importante, porque afecta a la zona donde hay más habitantes”, destaca Sarroca.

La otra diferencia es la persistencia de estaciones y meses secos en una extensión equivalente a la mitad de todo el territorio. El mapa de la diferencia de precipitación acumulada estos tres años respecto a la media climática muestra una anomalía casi general, con la excepción de las Tierras del Ebro y el Alto Pirineo. El déficit crece cuanto más al noreste de Cataluña, incluyendo litoral, prelitoral y comarcas interiores.

 

Sin lluvias en el horizonte

El actual déficit de lluvia acumulado es de 466 mm (en 2005-2008 fue de 352 mm), es decir, una cantidad equivalente a la lluvia que de media cae en Barcelona a lo largo de un año. Esto es lo que sería necesario que lloviera de forma concentrada y urgente para revertir la situación, ha ilustrado Sarai Sarroca. Para hacerlo aún más gráfico, la directora del SMC ha dicho que esto equivaldría a “inundar Cataluña con medio metro de agua”.

Desgraciadamente, las previsiones respecto al mismo SMC no son optimistas. Los mapas de pluviometría a corto y medio plazo no prevén episodios generosos de lluvia. De hecho, hasta final de año lloverá poco, por debajo de la media pluviométrica.

Sarroca matiza que esto no quiere decir que la sequía actual no deba terminar, y la inscribe en un patrón de comportamiento habitual del clima mediterráneo, donde se han registrado diez ciclos de sequía desde principios del siglo XX. El final de la sequía será como los anteriores, pronostica, no a base de estaciones muy lluviosas, sino con uno o dos episodios puntuales “donde se acumula mucha agua”. Eso sí, también avisa de que es probable que en los años venideros la frecuencia de etapas de sequía sea más alta y se produzcan “de forma más continuada”, por efecto del cambio climático.

La directora del Servicio Catalán de Meteorología (SCM), Sarai Sarroca i Cervelló, durante la presentación del estudio sobre la sequía en Cataluña | FOTO: ACN (Pau Cortina)