Un sacerdote de Sant Andreu que habría hecho tocamientos a un alumno discapacitado, se enfrenta a 6 años de prisión

13 de junio de 2025 a las 13:15h

La fiscalía pide seis años de prisión para un capellán de la escuela Pare Manyanet de Sant Andreu de Barcelona por tocamientos sexuales de un alumno de 8 años con discapacidad intelectual. En 2016 el hombre se encerró con el niño en un despacho, le tocó el pecho y las piernas y le advirtió que la próxima vez lo haría sin ropa si lo explicaba a alguien. Se trata del mismo capellán que en 2023 aceptó una multa por tener pornografía infantil en su ordenador del trabajo, y que un informático del centro detectó y denunció, según el escrito fiscal adelantado por El Periódico y al que ha tenido acceso la ACN.

Los supuestos hechos ocurrieron en 2016, cuando el hombre tenía 58 años y el niño solo 8. El religioso, que era el rector de la parroquia del Padre Manyanet, era una “figura muy conocida y respetada por los alumnos” y era habitual verlo en sesiones de catequesis y también en la celebración de comuniones. En su escrito, la acusación relata que el menor necesitaba mucho apoyo para comprender el contexto social y para comportarse adecuadamente, lo que a menudo hacía que se disociara de las propias emociones, lo que lo hacía extremadamente vulnerable a la manipulación ajena. Sin embargo, el niño nunca presentó una psicopatología susceptible de comprometer su percepción de la realidad.

Un día, J.C.V., "consciente de la poca edad de la víctima, así como de su grado de discapacidad, y aprovechándose de la ascendencia que tenía sobre él porque era una figura de reconocido prestigio en la escuela", se llevó al niño a uno de los despachos del colegio y se quedaron solos. Allí, lo sentó en una silla y, guiado "por ánimo libidinoso", le hizo "tocamientos en el pecho y en las piernas y, al acabar, le advirtió diciéndole que, si explicaba algo de lo que había pasado, "la próxima vez sería sin ropa".

La fiscalía sostiene que el miedo que infundió el sacerdote al menor provocó que no fuera capaz de explicar a su entorno el abuso sufrido hasta siete años más tarde. Justo después de este episodio, el menor comenzó a negarse a ir a la escuela y a las clases de catequesis y sufrió una serie de somatizaciones, como vómitos a primera hora de la mañana y dolores, así como dificultades para coger el sueño e ingesta de comidas excesivas. Además, intentó suicidarse dos veces.

A consecuencia de estos hechos, y de la intimidación, la víctima ha sufrido un daño emocional elevado, subraya el escrito. El niño, que ahora tiene 17 años, se autolesiona en momentos de estrés y a veces se muestra incapaz de abordar el suceso traumático, ya que a menudo se niega a ir al psicólogo por miedo a tratar el asunto. Hace psicoterapia y toma ansiolíticos. Actualmente, se muestra triste, con elevada desconfianza, irritabilidad, apatía y un nivel de ansiedad desmesurado ante estímulos que asocia a los hechos de 2016, como ver a un sacerdote o una noticia en la televisión sobre una agresión sexual. Los forenses relacionan directamente esta sintomatología postraumática con aquellos hechos.

Por todo ello, la fiscalía acusa al cabecillo de abuso sexual agravado a menor de 16 años, con la agravante de indefensión por trastorno mental de la víctima y la relación de superioridad, y le pide seis años de prisión, diez años más de libertad vigilada, inhabilitación para cualquier oficio o actividad relacionada con menores durante diez años,una indemnización de 15.000 euros para la víctima y la prohibición de acercarse a ella o comunicarse con ella. La indemnización deberá ser asumida por la congregación religiosa si el sacerdote, que era rector de la parroquia del Padre Manyanet, se declara insolvente.

La congregación Hijos de la Sagrada Familia, a la que pertenece el colegio Manyanet, ha dicho en un comunicado que el curso pasado la dirección de la escuela tuvo conocimiento de manera informal de que se había producido por parte de la familia de un exalumno una denuncia a Mossos d'Esquadra y se puso a disposición de la familia. Aunque el denunciado ya había sido condenado y apartado por tenencia de pornografía infantil, hasta ese momento no había ningún indicio de que afectara ni a un solo miembro de la comunidad educativa, aseguran. También se pusieron a su disposición todos los recursos del centro, especialmente los del gabinete psicopedagógico. Finalmente, expresaron la voluntad de colaborar en aclarar cualquier hecho que afectara a la persona denunciante.

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