El chico de 19 años desaparecido al regresar de unas vacaciones en Solares (Cantabria), ha sido localizado. Agentes de los Mossos d'Esquadra lo encontraron el miércoles por la noche en Lleida y una vez identificado fue trasladado al hospital de esta ciudad, «por el estado en que lo han encontrado».
Los investigadores seguían la pista del chico, con un perfil muy vulnerable, que había sido identificado por algunos testigos haciendo autoestop.
Según informa El Diario Montañés, citando fuentes de la familia, el chico fue encontrado por la policía y los mismos agentes fueron los que lo llevaron, «en contra de su voluntad», al hospital. Víctor Rafael Serna llevaba en paradero desconocido desde el jueves pasado, aunque fue visto por última vez el sábado en Vizcaya.
La alerta lanzada por la asociación SOS Desaparecidos ya mencionaba que se consideraba un caso «de alta vulnerabilidad» por el trastorno de conducta suicida que padece. Además, su familia lo describe como «una persona vulnerable y fácilmente manipulable».
A pesar de que su última señal de móvil fue a pocos kilómetros de Solares, donde se alojaba, los investigadores pudieron seguirle la pista gracias a las llamadas recibidas después de denunciarse su desaparición, se consiguió identificarlo y seguirle la pista desde Laredo a Balmaseda, Huesca y finalmente Lleida donde ha sido interceptado y avisado a la familia.
'NO QUERÍA VIVIR MÁS'
Serna había viajado de Barcelona a Cantabria para conocer a una chica y pasar unos días con amigos que conoció a través de una aplicación de videojuegos. Después de unos días alojado en el balneario de Solares y comunicar a la familia que se encontraba bien, su rastro se perdió el 17 de julio.
Por este motivo, su hermana Catalina se desplazó hasta Cantabria e interpuso una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Santoña, que desplegó perros especializados en la búsqueda de personas, vehículos, drones y helicópteros.
El día de su desaparición, alrededor de las once y media de la noche, Víctor hizo dos llamadas en las que se despedía de su mejor amigo y de la madre de este. En ellas, según su hermana Catalina, “reconocía que ya no quería vivir más”.
Un testigo lo situó el sábado, sobre las 16.00 horas, en la taberna Che, en Artzentales (Vizcaya), donde «se encontraba pidiendo comida, muy desorientado y preguntando por pueblos en dirección a Cataluña». Algunos testigos explican que el chico iba «empapado», posiblemente por la lluvia o después de haber sufrido una caída.
