La invasión de los robots 'low-cost'

15 de enero de 2021 a las 14:58h

¿Quién no ha tenido un robot de juguete de pequeño?

Los robots, de todo tipo, forman parte de nuestro imaginario colectivo desde bien pequeños. Ahora bien, más allá de la imaginación de los niños y de las películas de ciencia ficción donde todo es posible, su presencia en nuestra vida cotidiana es más bien escasa.

Ciertamente, tenemos brazos robóticos en las cadenas de producción de coches y otros tipos de robots en muchas de nuestras industrias, ¡pero uno no se encuentra robots por la calle a todas horas en ningún sitio!

¿En ningún sitio? ¡No en China!

Allí, estamos asistiendo a una verdadera invasión de robots low-cost.

De hecho, una de las primeras sorpresas que te llevas cuando vas a las grandes ciudades chinas son los robots policía. No son robots muy sofisticados, más bien una especie de mini-tanques con una cámara en la cabeza y controlados desde un furgón policial.

Se pasean por las calles y a veces por los centros comerciales, no tropiezan con la gente y capturan imágenes de todo lo que pasa, particularmente tienen una tarea de identificación. Como China tiene una gran parte de la población identificada con reconocimiento facial y su tecnología es bastante precisa, estos robots realizan estas tareas a la perfección, además de ser cámaras móviles.

Este es un buen ejemplo de los robots low-cost chinos. Muy alejados de la imagen de los sofisticados robots de Boston Dynamics capaces de saltar y hacer todo tipo de cabriolas, estos, ni siquiera caminan...

Estos no son, sin embargo, ni de lejos los robots que más te encontrarás en China. Donde son los amos es en los restaurantes. El customer journey clásico en un restaurante chino hasta un nivel medio-alto es entrar, encontrar una mesa vacía, escanear un código QR, ir con el móvil a la página web del restaurante (normalmente una mini app en WeChat), pedir la comida y esperar.

¡Esperar que un robot en forma de bandeja con ruedas te lo traiga! Repetir el proceso -a los chinos les gusta comer muchos platos-, pagar con la app e irte.

Son robots parecidos a los de la policía, pero hablan más y no ven. Simplemente saben ir de un punto a otro sin tropezar con nadie y cuando llegan normalmente te dicen que puedes coger lo que has pedido y te dan las gracias.

Los hay de todas las formas, colores y apariencias.

Alguien puede pensar que estamos hablando de un hecho aislado, pero no es el caso. Por ejemplo, el gigante chino JD.com está construyendo un centro logístico capaz de gestionar 1,5 millones de paquetes diarios, y en Wuhan distribuye paquetes con robots y drones, planea abrir 1.000 restaurantes con robots camareros solo este próximo año.

La covid-19 y el miedo al contacto físico han impulsado enormemente esta tendencia y los robots han traspasado las fronteras de los restaurantes para trabajar en hospitales, hoteles y centros residenciales.

Allí hacen lo mismo, llevar comida, paquetes, recoger cosas, entre el vestíbulo y los apartamentos o las habitaciones. También desinfectan hospitales con rayos ultravioleta, un servicio introducido por Keenon, una empresa robótica de Shanghái.

Y también, claro, están empezando a trabajar en la distribución de paquetes. Recordemos que en muchas ciudades chinas el servicio de distribución se hace en un máximo de 30 minutos. Empresas como Meituan (una especie de Glovo chino) los ha introducido en un servicio de "contacto-cero".

El modelo de negocio es ciertamente interesante. A los robots chinos normalmente se les contrata y se les despide, una licencia poética para indicar una tarifa plana por días u horas. Esto facilita enormemente su introducción y mantiene los incentivos de innovación en las empresas fabricantes.

La introducción de estos robots en China no es un hecho aislado. En los últimos años, la introducción de robots industriales en China ha crecido a un ritmo del 21% hasta alcanzar los 5.4 billones de dólares en 2018. Hay muchos factores que impulsan este crecimiento, entre ellos la capacidad tecnológica en áreas como la visión por ordenador, control de calidad, gestión preventiva y en general detección y prevención de anomalías, pero también el hecho de que los sueldos en China en los últimos 20 años se han multiplicado por 10.

Viendo el fenómeno, es inevitable recordar las palabras del malogrado Clayton Christensen sobre innovación disruptiva, aquella que nos viene desde abajo con productos inocentes y humildes como las primeras cámaras digitales, o los primeros televisores LCD de bolsillo y que acaban transformando no solo industrias enteras sino nuestra forma de vivir.

Los robots low-cost es una de estas tecnologías que transformará muchas industrias, principalmente los servicios, tan comunes en nuestro país.

Es necesario, pues, que nos preparemos para la invasión de los robots low-cost.

Pero, como siempre, la mejor manera de prepararse para el futuro es inventarlo. Sería bueno, pues, que nos apuntáramos y lideráramos esta próxima revolución de los robots low-cost. ¡Solo hay que no tropezar!