Cataluña sobrepasó a mediados de julio la línea roja que marca un riesgo alto de rebrote de la infección. Durante dos meses se mantuvo por debajo de lo que llaman riesgo bajo. Pero los grandes brotes de Segrià y los más recientes de Barcelona y Hospitalet han disparado hacia arriba las curvas.
"Barcelona está en un momento crítico", dijo el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, al presentar ayer las cifras de la epidemia en los diferentes territorios. "No tenemos las UCI llenas como en marzo ni mil pacientes ingresados en los hospitales, pero hay un ascenso peligroso en un lugar con tanta densidad de población: en una semana la tasa de afectados por cada 100.000 habitantes ha pasado de 47 a 67. Es el momento de que los ciudadanos tomen medidas para que la evolución sea más lenta y así llegar a cortar este crecimiento. Cortar para que la curva no se dispare", explicó.
Dicho de otro modo, hay mucho virus circulando entre los ciudadanos, hay transmisión comunitaria suficiente como para que de aquí a una o dos semanas los hospitales empiecen a pasarlo mal. "El sistema no está tensionado aún, pero la tendencia es preocupante", dijo Adrià Comella, director de CatSalut. Hay un cambio importante: en la atención primaria, esta semana los CAP han atendido a cuatro veces más pacientes Covid que el 24 de junio. En los servicios de urgencias se han duplicado en dos semanas y los ingresos hospitalarios han crecido un 129% en este período. "Lo que está pasando ahora en la calle lo veremos en los centros sanitarios dentro de 14 días", advierte Comella. Y eso es lo que se quiere frenar.