Los restos del cohete chino Long March 5B, que sirvió como vehículo transportador de una nave espacial lanzada al espacio el 29 de abril pasado, podría atravesar la atmósfera terrestre en su camino de regreso a la Tierra e impactar en cualquier lugar del planeta. El módulo, que pesa más de 22 toneladas, vuela fuera de control y está siendo rastreado por el Comando Espacial de los Estados Unidos con el fin de calibrar dónde puede caer.
No obstante, el "punto exacto de entrada en la atmósfera de la Tierra" del cohete aún no se puede identificar, según ha explicado en un comunicado el portavoz del Departamento de Defensa, Mike Howard. Medios estadounidenses informan de que se espera que el Long March 5B entre en la atmósfera de la Tierra "a partir del 8 de mayo", después de separarse de la estación espacial Tianhe. Es decir, este fin de semana.
Si bien la mayoría de desechos espaciales se queman en la atmósfera, el tamaño del cohete genera preocupación en el Pentágono porque algunas de sus piezas más grandes podrían entrar en la atmósfera terrestre y causar daños si golpean áreas habitadas.
