El Ayuntamiento de Barcelona ha instalado en la calle de Josep Soldevila, en el distrito de Sant Andreu, un nuevo pavimento asfáltico que incorpora trazas de plásticos que no se pueden reciclar y que ya habían terminado su vida útil y otro tipo de residuo de la fabricación de la tinta de tóner de las impresoras. Se trata de una prueba piloto para evaluar la resistencia al tráfico del producto y contabilizar la reducción de CO2 a la hora de fabricarlo. La medida tiene como objetivo seguir mejorando la sostenibilidad del aglomerado de las calles, según indica el consistorio. Hasta ahora se habían puesto a prueba soluciones con residuos de plástico en el paseo de la Verneda o en la calle Aragó, pero es la primera vez que se incluye también el residuo proveniente de los tóners.
Desde el Ayuntamiento se indica que los residuos de plástico permiten sustituir una parte del betún que se utiliza para generar el pavimento, con el correspondiente ahorro en las emisiones que se generan en la producción de este elemento. Aparte, con esta iniciativa también se evita el tratamiento posterior de residuos que debería hacerse sobre estos plásticos.
Según datos que aporta el consistorio, se calcula que la fabricación del nuevo pavimento para asfaltar la calle de Josep Soldevila ha comportado la disminución de 14 toneladas de CO2 respecto a un aglomerado tradicional. Para configurarlo se han utilizado 3.717 kilos de plásticos que no se podían reciclar.
También se espera que gracias a las propiedades del residuo de tinta de tóner se produzca una mejora en la vida útil de este pavimento. En este sentido, el Ayuntamiento subraya que el residuo ofrece un nuevo tratamiento anticarburante que evita la contaminación y los daños que generan los vertidos de carburantes en los pavimentos. También se espera que retrase la aparición de roderas prematuras debidas a las deformaciones por el paso de autobuses que se producen en los pavimentos aglomerados.