El Plan de Barrios ha iniciado toda una serie de acciones para combatir la soledad no deseada en los barrios de Verdum, Prosperitat, el Carmel y Can Baró. De este modo, amplía el proyecto piloto iniciado el curso pasado en la Zona Norte (Ciutat Meridiana, Torre Baró y Vallbona) y que ha permitido rescatar del aislamiento a un total de 25 personas. Este proyecto se enmarca en el despliegue de la Estrategia municipal contra la soledad 2020-2030 y en concreto en el Plan de acción 2020-2024 documento que incluye las actuaciones concretas para combatir las situaciones de soledad no deseada.
Este nuevo proyecto contra la soledad del Plan de Barrios, que se ha iniciado este mes de octubre, arranca con la creación de una mesa comunitaria interdisciplinaria e interdepartamental en cada uno de los territorios donde se implanta. Una mesa formada por todos los agentes que pueden intervenir o jugar un papel en esta lucha y que forman parte de los servicios públicos:
- Servicios sociales
- Centros de atención primaria
- Centros de personas mayores
- Residencias
- Centros de día
- Bibliotecas
- Centros cívicos y centros cívicos de los barrios
- La Agencia de Salud Pública de Barcelona
- Los distritos de estos territorios (Nou Barris y Horta-Guinardó)
- Planes comunitarios
- Todas aquellas vecinas y vecinos de los barrios implicados que tengan conocimiento de alguna persona mayor que se encuentre en esta situación y quieran comunicarlo al proyecto
Esta mesa comunitaria de carácter territorial se complementará con la figura de una persona técnica por cada barrio -por tanto habrá un total de 5 personas- que será la encargada de impulsar las diferentes acciones y actividades concretas con las personas mayores con las que se trabajará.
Antes, sin embargo, se realizará un diagnóstico en cada uno de los territorios para detectar las necesidades y para elaborar un programa de acciones concretas y adaptadas a estas necesidades detectadas, así como a los intereses y las demandas del grupo de personas que atenderá, y que estarán derivadas a este proyecto mediante los servicios que forman parte de la mesa. En cuanto al número de personas que podrá atender este nuevo proyecto, el objetivo es que se puedan beneficiar el máximo de personas que lo necesiten porque se encuentran en situación de soledad no deseada, y en la medida en que los diversos agentes sociales y la propia comunidad sean capaces de detectarlas y sumarlas al proyecto.
Una de las grandes epidemias del siglo XXI
Barcelona, al igual que el resto de grandes ciudades del mundo, no es ajena a una de las grandes epidemias del siglo XXI vinculadas al proceso de modernidad, al desarrollo urbano y al incremento del individualismo: la soledad no deseada.
La encuesta municipal Ómnibus de 2022, desvela los siguientes datos:
- Más de 70.000 personas se sienten solas a menudo o muy a menudo en Barcelona
- Alrededor de 125.000 personas sienten que les falta compañía
- Cerca de 60.000 personas se sienten aisladas de los demás
- Más de 60.000 se sienten excluidos/as respecto a su entorno más cercano
La estigmatización de la soledad a menudo se relaciona de forma negativa con el aislamiento social (hecho objetivo de la ausencia de relaciones con otras personas), lo que ha provocado que sólo se hagan visibles los casos más extremos, como las personas mayores que mueren solas.
Sin embargo, la mayoría de personas se sentirán solas en algún momento de su vida, pero la capacidad de afrontar y superar esta soledad varía en función del entorno y las relaciones sociales y de apoyo de las que dispone la persona. Cuando el sentimiento de soledad se agudiza y perdura a lo largo del tiempo, puede llegar a tener un gran impacto sobre la persona, pero también sobre el conjunto de la sociedad.
Las evidencias señalan que, en general, las personas más vulnerables son las que pueden sufrir de forma más acusada el sentimiento de soledad, incrementando la situación de riesgo de exclusión social que ya viven.
La soledad se diferencia en base a dos componentes: la soledad emocional, definida como la ausencia de una relación íntima (pareja o mejor amigo o amiga), y soledad social, relacionada con la ausencia de una red social amplia e interesante o atractiva (hermanos, primos, amistades, vecinos...). En ambos casos se puede reducir aumentando los contactos sociales de calidad, ofreciendo recursos a aquellas personas que están sufriendo una situación de soledad no deseada de forma crónica, pero, sobre todo y más importante, fortaleciendo los vínculos sociales para prevenir la soledad de las personas de cualquier edad, sexo, género y origen, con el fin de empoderarlas, y dar respuesta a los déficits que pueda tener su red de relaciones sociales y familiares.
La soledad no es únicamente un problema individual, sino que tiene repercusiones en muchos ámbitos de la sociedad (social, sanitario, laboral, económico...) y tiene repercusiones sobre la cohesión social.
