El Centro Social Okupado l'Obrera de Sabadell llevaba días preparando la defensa del espacio ante la orden de desahucio prevista para este lunes. Desde el pasado viernes día 3, coordinadores y miembros de l'Obrera organizaban unas jornadas bajo el nombre de "No passaran Fest" que incluían un diverso cartel de actividades lúdicas y culturales. Esta madrugada, y como cierre, se ha organizado una acampada popular que ha reunido a más de un centenar de personas. A primera hora de la mañana, un centenar de vecinos se han sumado a la concentración con un objetivo claro: L'Obrera se queda en el barrio.
El proyecto, en activo desde el año 2015, ha acogido una gran diversidad de proyectos: desde una escoleta, un gimnasio popular, un huerto autogestionado o un comedor popular, a grupos de debate y de teatro, pasando por un almacén solidario de ropa. Aparte, se han organizado múltiples actividades culturales y ha dado cabida a colectivos que necesitaban un espacio para llevar a cabo sus encuentros y actividades.
Tal como explica Marina Jiménez, coordinadora del centro social l'Obrera, "son un referente para la ciudad" y, añade, "que no solo apoyan a los barrios del sur de Sabadell, sino a toda la ciudad".
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La batalla judicial dura desde hace más de cinco años y el actual propietario es Nedax Constructora. Al frente de Nedax se encuentra Pere Casajoana, anterior vicepresidente de Promusa, Sociedad Municipal de Vivienda, y exteniente de alcalde de urbanismo, obras y movilidad del Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès. Casajoana, conocedor de las actividades y el proyecto que se desarrollaba en el centro, compró el inmueble en el año 2020 al anterior propietario de Cajamar con la voluntad de derribarlo para construir un edificio de viviendas.
Jiménez recuerda que cuando ocuparon el inmueble, entonces propiedad de Cajamar, "estaba totalmente vacío, en desuso y abandonado". Inicialmente, el edificio había sido un concesionario en la planta baja y un prostíbulo en la planta superior.
A media mañana de este lunes el desahucio no se había ejecutado y desde l'Obrera lo atribuyen directamente a la protesta, que ha acabado teniendo un ambiente festivo y que ha reunido a centenares de personas de diferentes puntos de la ciudad y de diferentes movimientos sociales. En este sentido, miembros del centro afirman que "los vecinos quieren que l'obrera se quede en el barrio porque es un espacio de apoyo y calidez que lleva a cabo una gran labor social".
A la espera de una nueva orden de desahucio, los coordinadores de l'Obrera instan al Ayuntamiento a que les facilite un espacio alternativo para poder seguir llevando a cabo su misión. Lo que tienen claro es que seguirán luchando por la existencia del centro social.
"Hemos ido alargando el proceso judicial, incluso hemos puesto recursos en el tribunal constitucional. Ahora, en 2023, nos ha llegado la orden de desahucio y aquí estamos, resistiendo y parándola en la puerta", afirma Marina Jiménez.