En julio de este año, la llegada del movimiento (ahora partido) Concordia hizo saltar por los aires el tablero político andorrano. Con vocación de abanderar una ideología transversal y progresista en el ámbito social, actualmente tratan de conformar del todo su cuerpo ideológico en varios encuentros sectoriales mientras preparan la asamblea constituyente. Hablamos de sus ideas y su manera de organizarse con Paula Przybylowicz, una de las impulsoras.
¿La irrupción de Concordia ha cambiado algo en el debate político andorrano?Creo que sí. Primero, hemos visto que ha habido muchas personas que se han interesado en el movimiento y, segundo, nos sorprendió que en el debate de orientación política se pusieran sobre la mesa problemáticas que reivindicábamos desde la presentación del movimiento. Podríamos decir que ha habido un efecto Concordia.
La vivienda es uno de los temas del día en este debate político. ¿Cuáles son vuestras propuestas?En primer lugar, se debería frenar la inversión extranjera en el sector inmobiliario. La prioridad es que los precios de la vivienda, tanto del alquiler como de compra, sean razonables para los residentes del país. Además, se debe hacer todo lo posible para que las viviendas vacías entren en el mercado y se regularicen en la hacienda española. En esta línea, estaríamos a favor de aumentar la presión fiscal sobre las compraventas y, finalmente, impedir que los aumentos del alquiler superen el IPC.
Habláis de limitar la inversión extranjera. ¿Cómo debería ser?Lo que planteamos es que la inversión extranjera debe aportar valor añadido y diversificar la economía andorrana. Si no nos aporta eso y tiene consecuencias como las de la vivienda, se debería frenar.
Habéis expresado algunas críticas con el acuerdo de asociación con la UE. ¿Qué relación debería tener Andorra con Europa?Del acuerdo de asociación lo que nos preocupa es la entrada al mercado único europeo y las consecuencias que podría tener la libre circulación en el tejido económico andorrano. Hemos dicho que somos europositivos porque reconocemos que los valores de Andorra se acercan a los de nuestros vecinos de Europa, pero debemos ver cómo encontramos un encaje que reconozca lo que necesitamos por nuestras características propias.
¿Pretender estar fuera del mercado único es viable económicamente?Hay muchas formas de relacionarnos con Europa. Concretamente, la entrada al mercado único anticipa ciertos peligros en el ámbito económico. Está claro que debemos estar en contacto con las instituciones europeas, pero debemos encontrar otros mecanismos.
En más de una ocasión habéis comentado que existe una desandorranización del país. ¿A qué os referís, debería ser un país más cerrado?Se refiere a diferentes cuestiones. Una sería que vemos una clara influencia de la legislación de los países vecinos, como España. Si lo que vamos a buscar es la referencia de legislaciones de países vecinos, corremos el riesgo de no adaptarlas de manera suficiente a las características y necesidades de Andorra. Después también encontramos un riesgo de perder determinadas tradiciones o incluso instituciones como los cuartos. Cuando hablamos de andorranizar, haría más referencia a esto que a cerrarnos como tal.
¿Por qué se han perdido estas tradiciones?No hemos hecho un diagnóstico, pero sabemos que tenemos unos horarios laborales que no nos permiten participar culturalmente en agrupaciones. Una parte importante de los residentes que han venido a vivir a Andorra tienen horarios poco favorables para la conciliación. Por lo tanto, si las personas no pueden participar, las tradiciones se pierden.
¿Qué modelo tributario defendéis, particularmente en impuestos directos como el IRPF o un posible impuesto a las grandes fortunas?El modelo actual nos parece que es una buena base de donde partir, aunque es importante mirar muchas de las deducciones y exenciones existentes, ya que es aquí donde Concordia quiere incidir para el impuesto de sociedades y el impuesto de la renta de las personas físicas. Los impuestos a la fortuna que tienen estados vecinos no son modelos que creamos que ataquen la raíz de los problemas fiscales que tiene actualmente Andorra.
No os habéis querido situar ni a la izquierda ni a la derecha. ¿Está obsoleto el eje izquierda-derecha o aún puede tener presencia?Cuando se plantea este eje izquierda-derecha se hace en países grandes. Decimos que queremos huir de esta terminología porque creemos que en el caso de Andorra es difícil entrar en este molde. Nos consideramos socialmente progresistas y en otras cuestiones ya deberíamos ver cuál es el encaje. Cerrarnos en la nomenclatura de izquierdas o derechas no capturaría todos los matices de nuestra propuesta ideológica.
¿Corréis el riesgo de convertiros en un partido tan heterogéneo ideológicamente hasta el punto de que el denominador común sea muy difícil de trazar?En determinadas cuestiones, a escala interna se genera un debate. Quizás en un momento dado se tendrá que votar para decidir cuál es la línea que se toma. Hasta ahora, hemos tenido la suerte de que hemos estado muy de acuerdo con todo lo que hemos hablado y no nos hemos encontrado con esta situación. Somos conscientes de que, a medida que se hagan propuestas más concretas, tendremos que marcar una línea. Con relación al denominador común, nos gusta hablar de Concordia como un movimiento socialmente progresista, porque creemos que se debe velar por los derechos de varios colectivos.
El partido estará encabezado por dos personas, un formato de copresidencias. ¿Por qué habéis tomado esta decisión?Consideramos las copresidencias una buena opción para establecer mecanismos de contrapoder dentro de la organización del partido. Como mínimo, una de las personas que lo ocupen no podrá ser un cargo electo. De alguna forma, la idea es separar lo que será la influencia institucional de la organización del partido.
Actualmente, os estáis reuniendo en varios grupos de trabajo. ¿Cómo están funcionando?Mientras no hacemos la asamblea constituyente, hemos comenzado a operar en grupos de trabajo temáticos. Los convocamos de forma abierta, cualquier persona interesada puede asistir. El objetivo de los grupos es identificar problemáticas y después hacer todo el trabajo de elaboración de propuestas. Una vez tengamos definidas las propuestas, se deberá buscar una coherencia entre ellas.
¿Estos grupos de trabajo se mantendrán después de la asamblea?En nuestros estatutos provisionales, recogemos que los grupos de trabajo son nuestras comisiones. Habrá siempre un mínimo de 4 y un máximo de 6 grupos que planteamos como temáticos en vez de territoriales. Es útil porque personas que tienen ciertas experticias puedan participar en su ámbito.
Aunque es pronto para hablar de alianzas con otros partidos, ¿existen ya líneas rojas a la hora de pactar con determinadas formaciones o aún no os cerráis puertas?Es una cuestión que no hemos hablado. Ahora priorizamos propuestas y no estrategias electorales. Esperamos que, una vez se acerquen las elecciones, nuestro cuerpo ideológico esté lo suficientemente marcado para decir cuáles son las líneas rojas. La coherencia ideológica para nosotros es muy importante y definirá cualquier pacto.