-La Universidad de Andorra ha superado este año, por primera vez, los 600 estudiantes matriculados. ¿Cómo valora este aumento?
Lo valoramos muy positivamente. Cada año decimos que estamos al límite de crecimiento porque la masa crítica de nuestro público más evidente, que es el nacional y el del entorno, ya la tenemos toda. Por lo tanto, lo valoramos muy positivamente porque es un crecimiento, en cierto modo, inesperado. Sí que pensábamos que iríamos creciendo poco a poco pero no con un salto tan importante como el que hemos dado este año.
-Este curso hay varias novedades: un nuevo máster en Educación, una mención en el ámbito judicial del máster en Derecho, una nueva edición del bachiller de especialización en Enfermería obstétrico-ginecológica, nuevas formaciones preparatorias en el ámbito de las Matemáticas, las lenguas y la Bioquímica, un nuevo posgrado en Mediación y un curso preparatorio de acceso a la jurisdicción. ¿Qué acogida han tenido?
En general, muy buena. El máster en Educación tiene unos 20 estudiantes. Es el primer año que se hace y esperábamos tener 15 estudiantes. Por lo tanto, también hemos superado la expectativa. Toda la parte de Derecho hace años que tiene una muy buena respuesta, tanto de la parte de abogados como la del Consejo Superior de Justicia. Este es un nuevo tipo de formación porque hasta ahora estaba más orientado a la parte de la abogacía y ahora, con el nuevo máster que estamos preparando de Derecho, estamos haciendo todo un itinerario hacia la judicatura para formar jueces y aquí tenemos una primera experiencia. Se trata de un proyecto muy ambicioso porque son 60 créditos europeos, se hace a lo largo de dos años y es una formación muy personalizada. Son actuales jueces que tutorizan a futuros candidatos a ser jueces. Tenemos cinco candidatos y estamos muy contentos.
-¿Se han recuperado los estudiantes internacionales después de la pandemia?
Aunque todavía no tenemos los datos definitivos, los provisionales indican no solo que hemos recuperado, sino que hemos incrementado el porcentaje de estudiantes internacionales. Normalmente estamos alrededor del 30% y este año estamos un poco por encima. Por lo tanto, hemos aumentado respecto del año pasado, evidentemente, pero también respecto de 2019.
También tenemos estudiantes nuestros que se han ido fuera y a partir de febrero también tenemos ya candidatos de movilidad semestral para venir a Andorra. Estamos volviendo a una cierta normalidad en este aspecto.
-Usted siempre ha defendido que la investigación es uno de los puntos fundamentales de la Universidad de Andorra y de hecho, ha hablado de la voluntad de implementar medidas para favorecer la investigación entre los docentes. ¿Qué medidas quiere aplicar?
Hay una muy importante, que empezamos ya hace unos años pero que ahora la aumentaremos, que es el doctorando a tiempo completo. La Universidad de Andorra no tenía másteres y, por lo tanto, el doctorando no era a tiempo completo. Ahora que ya tenemos dos másteres, en Derecho y Educación, esto nos ayudará también a tener candidatos que, al acabar el máster, quieran seguir el doctorado. Los bachilleres que hacen un máster acostumbran a acabar el doctorado en la universidad donde lo han cursado. Por lo tanto, esto es un punto a favor, pero también lo son las becas que hemos abierto de doctorandos a tiempo completo. Tenemos dos becas para candidatos a doctorados, que son becas salario. Una saldrá a finales de año y la otra el año que viene y servirán para dotar de dos plazas de doctorando a tiempo completo. Esto es fundamental porque, al final, es el personal investigador en formación (doctorandos) el que lleva a cabo la tarea fundamental.
El otro hecho importante es la incorporación de estos nuevos másteres, en Derecho y Educación, y la previsión de tener, durante los próximos años, otros másteres para el resto de titulaciones de bachilleres. Esto no solo nos ayudará a retener talento, sino también a captar de fuera y, además, a hacer de puente entre el bachiller y el doctorado. Esta es la pieza que nos faltaba para acabar de completar el acceso al doctorado.
-¿Cómo trabajan para ampliar los estudios que ofrece la Universidad de Andorra?
Aparte de ir renovando los planes de estudios de la oferta que tenemos actualmente, incorporamos una metodología innovadora hace tres años que la tenemos aplicada al bachiller de Educación y al de Informática. La idea es seguir ampliando la parte de los másteres: másteres de continuación para la parte de empresa, de tecnología o la parte de salud y enfermería.
-La UdA también participa en varios proyectos internacionales. ¿Cuáles destacaría?
Hay dos que, para nosotros, son muy importantes. Uno es el proyecto europeo de cooperación transfronteriza LLL-Transversalis, dedicado al fortalecimiento de la formación continua. Es uno de los pocos proyectos donde podemos entrar, aunque no formemos parte de Europa. El otro es un proyecto que terminamos antes del verano con países pequeños, el primer proyecto europeo del que hemos podido recibir fondos. La Universidad de Andorra lidera la red de universidades de países pequeños y territorios (Network of Universities of Small Countries and Territories, NUSCT), creada en 2018. Estamos muy ilusionados con esta iniciativa porque ya tenemos resultados importantes, hemos podido crear un marco global de movilidad entre 11 universidades que va desde Groenlandia hasta Chipre. La semana que viene, precisamente, tenemos la tercera reunión de esta red en Malta.
-También ha hablado de la necesidad de ampliar las instalaciones de la UdA. ¿En qué punto está este tema?
Ya hicimos una pequeña ampliación el año pasado, el edificio el Cub, gracias a un acuerdo con el Comú de Sant Julià. Es un pulmón que nos ha ido muy bien, sobre todo en tiempos de pandemia, que necesitábamos más espacio. El compromiso con el Gobierno es el de cerrar el proyecto del nuevo edificio durante esta legislatura. Si es un edificio de nueva construcción, no estará terminado, pero lo importante es que el proyecto esté en marcha. Ya hemos dicho en muchas ocasiones que hace dos o tres años que estamos al límite de nuestra capacidad, sobre todo en espacio para estudiantes con los actuales proyectos, pero, si queremos sacar adelante proyectos de futuro como los nuevos másteres, es indispensable crecer en metros cuadrados. Estamos convencidos de que en un período corto de tiempo, unos 4 años, tendremos este espacio adicional.
-Este curso ya son cinco las universidades del Principado, con la incorporación de la Universidad Europea y la Carlemany. Con este contexto, el Comú de Sant Julià está estudiando la viabilidad de construir una residencia universitaria. ¿Cómo lo valora?
La residencia nos irá muy bien sobre todo a nosotros. Yo creo que es clave para la movilidad semestral, pero también para atraer estudiantes durante toda la carrera. Es decir, es mucho más fácil cuando puedes tener una oferta completa, académica pero también de establecimiento. Pero creo que también puede ayudar a las otras universidades, no tanto para estudiantes, porque son virtuales, pero sí para profesorado, proyectos de investigación. Y también puede ayudar a otras instituciones de Andorra o empresas que aportan temporalmente profesionales para desarrollar proyectos. Para nosotros es indispensable y creemos que debe ser un proyecto privado. No es nuestra misión, como universidad pública, hacer una residencia, pero en un país acostumbrado al sector turístico y a la hostelería, es muy fácil que puedan salir iniciativas de este tipo si ven que hay una demanda detrás. Esperamos que esto llegue en un plazo corto de tiempo.