El Consejo de Ministros ha aprobado, a petición del ministro de Salud, Joan Martínez Benazet, una nueva relajación de las medidas temporales para contener la propagación de la COVID-19. Los cambios entrarán en vigor a partir de mañana 10 de marzo. Tal y como ya expuso ayer en la comisión legislativa, el titular de Salud ha propuesto levantar la obligación de presentar el certificado COVID en la mayoría de los casos.
Según ha indicado el ministro Portavoz, Eric Jover, "el contexto actual de la pandemia, especialmente con la variante ómicron, que es mucho menos agresiva, hace que el certificado tenga ahora poco valor". Por este motivo, dejará de ser necesario para acceder a los alojamientos turísticos, a los eventos culturales y deportivos, a la restauración, a los museos y cines, gimnasios, a los dominios esquiables, balnearios, centros de estética y peluquerías y a las salas de juegos de azar.
Por el contrario, ha continuado Jover, habrá una excepción "con el fin de seguir protegiendo a las personas más vulnerables ante la enfermedad", y aún será necesario disponer de un certificado COVID para acceder a los centros sociosanitarios, a los centros de día y a las residencias de jubilados y centros de la tercera edad por un criterio de prudencia.
El Consejo de Ministros también ha acordado aligerar las medidas relacionadas con las visitas a los centros residenciales. Así, se elimina el número máximo de visitas semanales y se permiten 2 visitantes de manera simultánea por usuario.
Finalmente, el portavoz del Ejecutivo ha indicado que la actualización de los datos sanitarios pasará a hacerse una vez por semana: "hay que seguir aplicando criterios de prudencia y seguir monitorizando la presión sanitaria, pero en el punto actual debemos aprender a convivir con la enfermedad sin tener que hacer un seguimiento diario de los casos".
