Andorra tiene el turismo y todas las actividades que se desarrollan a su alrededor como principal motor de su economía. Por eso ha vivido un tiempo problemático debido a la pandemia. Ahora bien, se trata de un país activo y atractivo que no está dispuesto a quedarse atrás en ningún sentido.
El presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Andorra (CCIS), Josep M. Mas, lo explica en esta entrevista.
Estos últimos dos años han estado muy marcados por la evolución de la pandemia. A nivel de la Cámara de Comercio, ¿qué valoración puede hacer?
El impacto de la pandemia ha dañado a muchas empresas. También a nivel social, por desgracia, por el impacto social sobre todo de carácter personal, ha sido el más importante e irreparable. A nivel empresarial han sido dos años muy complicados y aún están siendo momentos muy duros, porque antes de la pandemia nunca habíamos vivido un cierre de este tipo y para un lugar que vive esencialmente del turismo, la situación se hace extraordinariamente complicada y difícil de gestionar.
¿Qué valoración puede hacer del estado empresarial y económico actual de Andorra, a partir de los datos que tienen en la Cámara de Comercio, Industria y Servicios?
A lo largo de este tiempo hemos realizado una serie de encuestas entre nuestros asociados, encaminadas a conocer de forma objetiva y de primera mano, su estado real. De estas encuestas se puede deducir que el momento más complicado del período Covid fue el inicial, cuando todo eran incertidumbres por el shock de tener que cerrar puertas. Sin embargo, con el repunte del otoño del año pasado, la situación se convirtió en desastrosa para el sector turístico de invierno. No pudimos mantener la nieve y, a pesar de tenerlo todo preparado para recibir visitantes y turistas, la situación epidémica no permitió que pudiéramos trabajar. Esto hizo sufrir a todos los sectores que están ligados al turismo de invierno, desde los servicios a las pistas de esquí, la hostelería, la restauración y el comercio.
Claro, porque en Andorra se puede distinguir entre el turismo de verano y el de invierno de acuerdo con las actividades que pueden ofrecer en cada época del año.
Sí, el invierno de 2020 fue terrible porque coincidió con la obligación de cerrar los negocios y la limitación de movimiento de las personas, en el mes de marzo. Estos meses fueron los más duros, y este período el más largo porque duró hasta junio. En verano se reanudó un poco la actividad y con el levantamiento de las restricciones notamos este movimiento, no con la intensidad habitual pero sí que recibir visitantes y turistas fue un poco de aire fresco que ayudó a mantener la temporada de verano.
Para nosotros hay diferencia entre la actividad y la oferta de ocio, deporte y comercio que Andorra ofrece en verano y en invierno debido a nuestra climatología.
El resumen de todo es que un sector tan importante en Andorra como es el de la hostelería, por ejemplo, ha estado prácticamente un año sin poder trabajar y lo mismo ocurre con las pistas, que en verano no trabajan.
Esto ha representado una bajada importante en cuanto a las cifras de negocio para todas las empresas, y al mismo tiempo y en paralelo, una inversión por parte del Gobierno de Andorra, con ayudas a las empresas que han hecho crecer el déficit administrativo.
¿Qué acciones se proponen desde la Cámara de Comercio, Industria y Servicios para ayudar a paliar esta situación?
Durante la pandemia hemos estado trabajando para ayudar al empresariado a nivel de asesoramiento, gestionando las novedades que iban surgiendo y poniéndolas al alcance de nuestros afiliados. Aunque teletrabajamos, el teléfono se atendió siempre para todas las consultas que surgieran. También intermediamos con las autoridades para procurar paliar al máximo la situación en cuanto a la aplicación de las normativas para las empresas, porque eran muy rápidas y como llegaban de un día para otro era complicado para las empresas irlas asumiendo.
Aparte, en la Cámara tenemos un punto fuerte que es la formación. A partir de las encuestas pudimos concluir que un problema de fondo en Andorra es la dificultad de las empresas para encontrar personal cualificado y esto se ha convertido en un problema estructural del país que hay que resolver. Por eso hemos reforzado nuestros cursos de formación con una oferta de casi 70 cursos diferentes, a los que han asistido más de 850 personas.
Y después, también aplicamos una fórmula que llamamos el Label de Calidad "Andorra comercio excelente". ¿En qué consiste esta fórmula?
En síntesis. consiste en un refuerzo de la actividad comercial de Andorra, gestionado desde la Cámara. El comercio representa el 16% del PIB andorrano y en cuanto al empleo representa un 23%, por tanto, cifras nada despreciables que además, suelen ser inestables y se mueven de acuerdo con la situación de cada momento. La crisis de los últimos años antes de la pandemia hicieron que este sector no se acabara de recuperar y por tanto, era necesario mejorar esta situación con la creación del Label desde la Cámara y con el apoyo del Gobierno.
El label tiene un objetivo claro: ayudar a mantener el tejido empresarial reforzando su competitividad. Esto representa hacer un análisis a fondo de la empresa, del cual resultan una serie de recomendaciones para mejorar el negocio en todos los aspectos: imagen, presentación, nivel de atención al cliente.
Otro aspecto que consideramos fundamental es la creación de una zona franca, un proyecto que hacemos conjuntamente con el Gobierno de Andorra y que empieza a ver la luz después de un tiempo ralentizado y que facilitará la diversificación del tipo de negocio en Andorra.
La digitalización y la implantación de nuevas tecnologías como el 5G, ¿cree que tendrá impacto en las empresas andorranas?
Sí, creo que debemos apostar fuerte por este tema porque cada vez estamos más inmersos y no hay marcha atrás. Es el futuro de las comunicaciones y las tramitaciones incluso a nivel gubernamental. El mundo se está haciendo más pequeño gracias al 5G y nosotros no podemos quedarnos atrás menos aún a nivel internacional. Hay muchas empresas que no tienen desarrollada esta digitalización y por tanto, desde la Cámara también tenemos un servicio de acompañamiento para proyectos de digitalización.
Comentaba que la creación de una zona franca ayudará a diversificar la actividad empresarial en Andorra. ¿Cómo valora el caso Grífols como puerta para esta diversificación?
Este es uno de los temas que tenemos más presente, tanto a nivel gubernamental, a nivel de Cámara y otras entidades. Nos interesa trabajar a fondo este aspecto porque la diversificación es una buena idea. El caso Grífols es un caso interesante y una buena opción porque el renombre que tiene la empresa dentro del mundo en el que se mueve, también nos beneficia y aporta la mejor publicidad de cara a otras empresas que puedan estar interesadas en instalarse en Andorra. Queremos que las empresas aporten valor añadido a nivel de puestos de trabajo y de talento.
A nivel de infraestructuras, ¿la Cámara de Comercio sigue defendiendo la necesidad de tener un aeropuerto o una instalación viaria más eficiente que la actual?
Sí, estamos trabajando con los países vecinos, en este caso Cataluña-España y Francia para poder mejorar los accesos a Andorra e incluso en algunas acciones la Cámara ha participado económicamente.
¿En qué punto está el trabajo de conexión que facilite esta vialidad?
Hicimos un estudio sobre las repercusiones de tener un aeropuerto en Andorra y por nuestra parte, seguimos creyendo que es posible. Sin embargo, el gobierno ha decidido que no es el momento aunque las empresas que participaron en este estudio están en la línea de la implantación de la aeronáutica en general. Mientras tanto se está desarrollando el aeropuerto de la Seu d'Urgell, del que también estamos a favor.
En Andorra siempre tenemos el mismo problema con el acceso al país, porque a la mínima se generan retenciones importantes. Por tanto, todas las opciones que haya de comunicación, para nosotros son buenas si sirven para acercar nuestro país a distancias más lejanas. El tren también es una vía de comunicación interesante pero el problema lo tenemos con las infraestructuras que se tienen que hacer fuera de Andorra. Francia nos dijo que tendremos una mejora que nos acercará bastante a Toulouse desde Tarascón. Es una buena noticia. Y por la vía aérea cuentan con el aeropuerto de La Seu.
¿Qué otras acciones tiene en marcha y entre manos la Cámara?
Aparte de los turistas y visitantes que vienen de fuera, también apostamos por los turistas de proximidad y la movilidad interna, porque también es un factor importante y hay que tenerlo en cuenta.
Por otro lado, estamos sensibilizados con el cambio climático y por eso se están llevando a cabo proyectos subvencionados de electrificación de coches, de ahorro energético de las casas, en línea con los acuerdos a los que se llegó en la COP26 celebrada recientemente en Glasgow. En Andorra muchos aspectos de los acuerdos ya se estaban desarrollando o bien presentes en la lista de las cosas que se tienen que empezar a hacer en Andorra.