La estrategia de Andorra Turisme para impulsar la gastronomía del país vuelve a quedar en evidencia tras la gala Michelin celebrada esta semana en Málaga (España). A pesar de los millones invertidos en eventos, acciones de marketing y proyectos destinados a “posicionar Andorra como destino gastronómico de referencia”, el balance es tan modesto como incómodo, solo una simple recomendación en la guía a cambio de todo el trabajo realizado.
El objetivo oficial del organismo ha sido, desde hace años, elevar el prestigio culinario del país. Se han destinado campañas de alto impacto, colaboraciones con chefs y promociones internacionales, pero los resultados continúan siendo "limitados". Ibaya se mantiene como el único restaurante del Principado con una estrella, sin novedades ni ascensos, mientras que el resto de establecimientos andorranos se mueven en categorías inferiores.
La presentación de la guía 2026 ha vuelto a dejar claro que el salto cualitativo que se busca no llega, a pesar del enorme esfuerzo económico del Govern y de Andorra Turisme. Especialistas en marketing e imagen de marca consultados por La Ciutat reconocen que la inversión “es difícil de justificar” cuando, año tras año, el Principado queda lejos de los estándares gastronómicos que sí alcanzan territorios vecinos con mucho menos gasto público.
Además, diversos restauradores alertan de que la política de inversiones masivas no está incidiendo en aquello que realmente valora la guía Michelin: estabilidad culinaria, coherencia gastronómica, formación y trayectorias sólidas. Iniciativas puntuales, por muy vistosas que sean, no sustituyen el trabajo de fondo que pide la crítica especializada ni tampoco la falta de mano de obra cualificada con la que se encuentra el sector.
