El desvío de Sant Julià de Lòria a través del túnel de Rocafort empieza a encaminarse. Las obras para construir el vial se han puesto en marcha este lunes con los trabajos de protección de la calzada para que no se produzcan desprendimientos mientras se produzca la perforación del túnel.
Estos trabajos de protección se prolongarán hasta la primavera. Una vez acabados, se hará la licitación de la segunda fase, que serán las obras para hacer el túnel de Rocafort y los dos viales de la calzada. Todo ello tendrá un coste de unos 24 millones de euros y una duración de alrededor de unos tres años porque se podrían alargar hasta febrero de 2027. La infraestructura permitirá evitar los atascos que se producen en el centro de la parroquia laurediana.
“Es una infraestructura importantísima”, ha aseverado el jefe de Gobierno, Xavier Espot. La nueva carretera beneficiará a los vecinos de la parroquia laurediana, pero también a los visitantes porque se cree que no se harán tantas colas cuando los turistas de España entren en el país o cuando los andorranos tengan que salir del país. De hecho, por esta zona transcurren una media de 25.000 vehículos diarios y entre 2,5 y 3 millones de turismos al año. Por eso “era una obra imprescindible”, ha defendido Espot, que ha aprovechado para recordar que era uno de los puntos del programa electoral.
La inversión será de 24 millones de euros contemplados dentro de unos créditos plurianuales. En este sentido, Espot ha remarcado que los plazos y la financiación de la obra quedarán comprometidos, por lo que “pensamos que puede ser una realidad antes de que finalice esta legislatura”.
Estos primeros trabajos consisten en adecuar unas protecciones para evitar la caída de rocas u otros elementos. Según el ministro de Territorio y Urbanismo, Raul Ferré, que las tareas hayan arrancado este lunes servirá para adelantar las obras “unos tres meses” porque “normalmente las protecciones tardan unos nueve meses en colocarse”. La hoja de ruta es que la perforación de la montaña para establecer el túnel, de unos 230 metros, inicie en septiembre de 2025 por la boca sur y que antes de la perforación ya esté más o menos terminado el acceso de la boca sur, que en este caso los trabajos arrancarían en junio.
Por este motivo, Ferré ha explicado que al licitarse las obras en el mes de marzo, en el mes de mayo ya estarán adjudicadas y cuando “empiecen a hacer las obras por la boca sur, las protecciones ya estarán colocadas y los primeros tres meses hasta septiembre será para hacer el acceso a la zona sur”. En septiembre la máquina trabajará en el túnel y una vez transcurran los siete meses que durará la obra, las protecciones de la boca norte ya habrán finalizado, con lo que “cuando el túnel esté perforado completamente ya tendremos los dos accesos acabados”, ha descrito el titular de Urbanismo y Territorio.
“Mejorará la calidad de vida de los laureados, pero también tendremos menos contaminación porque los vehículos no transitarán por el centro de la parroquia y eso nos hará mejorar la seguridad vial para los peatones y por los vehículos que estarán desviados por esta obra”, ha valorado la cónsul menor de Sant Julià de Lòria, Sofía Cortesao. Aunque a priori no habrá el tráfico de tantos vehículos por el centro, el proyecto contempla un par de rotondas en diferentes lugares que permitirán “la permeabilidad con Sant Julià de Lòria, de tal manera que sigamos intentando dar vida al pueblo”, ha comentado el jefe de Gobierno. De esta manera, los laureados “no quedarán aislados” porque los visitantes podrán acceder a ellos, pero tendrán una “otra calidad de vida”, ha detallado el ministro.
La infraestructura está pensada desde una perspectiva medioambiental. Una vez esté terminado, el Gobierno tiene la voluntad de llevar a cabo una revegetación del espacio para minimizar el impacto visual y para que el vial quede bien integrado paisajísticamente con la zona. Durante las obras muchos árboles se tendrán que cortar, pero se tratará de “reposicionar” y “seremos muy cuidadosos” con el objetivo “de hacerlo bien integrado”, ha recalcado Ferré. “La montaña de Rocafort es un espacio simbólico, que vale la pena preservar con una vegetación propia y específica dentro de Andorra y nosotros trabajaremos para disminuir el impacto de la obra”, ha afirmado Espot.
Esta será la fase final de una iniciativa que se ha alargado en el tiempo, ya que arrancó en 2008 con el túnel de la Tapia y continuó con la segunda legislatura de Toni Martí como jefe de Gobierno con el desdoblamiento de la avenida de Francesc Cairat. “Quedaba este tercer punto, un punto complicado que es este túnel de Rocafort que va a permitir acabar la desviación de Sant Julià”, ha manifestado Espot.