El Auditorio Nacional de Andorra ha quedado prácticamente lleno para ver el tradicional concierto de Santa Cecilia, que organiza cada año la Fundación ONCA. El concierto ha contado con dos partes. La primera se ha podido escuchar la Orquesta del Instituto de Música del Común de Andorra la Vella, la Joven Orquesta Nacional de Cámara de Andorra (Jonca) y la Orquesta Nacional Clásica de Andorra (ONCA), por el que han ofrecido un viaje por la historia porque se han tocado piezas del barroco y música inglesa del siglo XX, “obras densas, complicadas y muy interesantes de trabajar pedagógicamente”. ha mencionado al director artístico de la ONCA, Albert Gumí.
La primera parte, protagonizada por una cincuentena de músicos, ha sido diseñada conjuntamente con el director de la Orquesta del Instituto de Música del Común de Andorra la Vella, Jordi Albelda, con un repertorio con violines y violonchelos, que ha ido desde compositores y músicos como Rameau hasta Holst, pasando por el compositor británico Britten. “La curiosidad de este concierto es que las tres obras que hemos hecho, ninguna es original para esta formación”, ha mencionado el músico y director de la primera parte del espectáculo, Gabriel Coll, que ha agregado: “Son obras originalmente escritas para piano, clave y grupos de viento y los compositores les gustó tanto esta versión que dijeron hacer una por cuerda y eso lo hace muy especial para mí”.
En la segunda parte, se han añadido hasta 150 músicos a la actuación, ya que los alumnos de las diferentes escuelas musicales del país se han unido en lo que ha sido una puesta en escena espectacular y “una fiesta musical”, ha expuesto Gumí. Aquí se ha podido oír la Escuela de Música del Común de Escaldes-Engordany, la Escuela de Violín del Común de Encamp, el Espacio de Música Moderna, alumnos del Instituto de Música del Común de Andorra la Vella, alumnos de viento de la Canillo’s Band Tocant (Asociación ACUCA) y alumnos de cuerda del Ágora Andorra International School. Además, por tercer año consecutivo, la orquesta ha contado con músicos de la Fundación Privada Nuestra Señora de Meritxell (FPNM). “Hemos hecho un repertorio a medida para este gran conjunto, que tiene una sonoridad 100% andorrana porque son los niños y niñas del país que tocan instrumentos que se estudian aquí”, ha comentado Gumí.
“Las piezas técnicamente no son muy complicadas, pero lo realmente difícil es conjuntar todas las voces, 150 voces a la vez es como un espejismo porque tienen capacidades muy diversas y realmente trabajar e ir juntos es un reto impresionante que sin duda les ayuda a aprender a escuchar y a ser mejores personas”, ha valorado Gumí.