El voluntariado de apoyo a personas vulnerables en el confinamiento prestó 179 servicios para ayudar a los colectivos de riesgo de La Ràpita. Debido a la situación de emergencia sanitaria y las medidas acordadas para contener la propagación del virus, fue necesario organizar e implementar dispositivos para ayudar a las personas con riesgo y a los colectivos vulnerables, las cuales sufrieron mucho a raíz de las consecuencias derivadas de las medidas adoptadas.
La concejala de Políticas Sociales e Igualdad, Oona Tomàs, destaca que "la solidaridad de la ciudadanía fue un factor clave para poner en marcha el servicio". Las tareas que llevaban a cabo eran, principalmente, la compra de alimentos y medicamentos. Aparte de estos servicios básicos, Tomàs explica que "en el teléfono que habilitamos durante los meses de marzo a mayo, recibimos numerosas peticiones de atención e información de gente que quería saber cómo contactar con Salud o con la oficina de empleo, que necesitaba apoyo emocional o que requería información de prestaciones, entre otros".
En cuanto a los servicios a personas con diversidad funcional, durante el 2020, el Servicio Básico de Atención Social de La Ràpita ha gestionado 72 tarjetas de aparcamiento a personas con movilidad reducida, ha prestado atención social a las personas con discapacidades y ha tramitado ayudas del programa para la adaptación o la accesibilidad de viviendas. Además, se han tramitado un total de 120 PIA (Programas Individuales de Atención) para promover la autonomía personal y la atención a las personas en situación de dependencia. En el mismo ámbito, los Servicios Sociales y Cruz Roja impulsaron, a finales de año, el Monográfico de comunicación y apoyo emocional, dirigido a personas cuidadoras que se hacen cargo de personas en situación de dependencia.
Por otro lado, un total de 35 personas han solicitado el Servicio de Ayuda a Domicilio que se presta desde el Consejo Comarcal del Montsià, pero se accede a través de los Servicios Sociales del municipio. El SAD es un servicio que se presta en el domicilio y, por lo tanto, repercute a todos los miembros de la unidad familiar. De las 35 personas solicitantes, 26 son de atención a la vejez, 8 a personas adultas y 1 a la infancia. Hay 4 de las solicitudes que se han hecho como consecuencia de los efectos producidos por la COVID-19.
A pesar de las pocas actividades que se han podido llevar a cabo de forma presencial para las personas mayores durante este año de pandemia, los Servicios Sociales adaptaron los talleres de memoria y estimulación cognitiva a la situación. Los talleres se suspendieron en el mes de marzo de 2020, después de un mes de su inicio, y su actividad se reanudó ocho meses después con la prestación de un dossier a las 60 personas inscritas.