Alcanar y las Cases, en el Montsià, aún están lidiando con las fuertes lluvias que sufrieron hace justo un mes. No se ha limpiado el barro y los daños, que todavía se ven por todas partes, pero tampoco los momentos traumáticos vividos ni el shock por las pérdidas materiales. Las obras urgentes para limpiar y reparar los ríos no cesan, así como las actuaciones de emergencia para "parchar" los caminos rurales dañados y que todos los agricultores puedan comenzar la campaña de cítricos. Las aseguradoras han comenzado a pagar y también se espera con ansia las ayudas que ha anunciado el Gobierno, pero las lluvias siguen siendo una pesadilla difícil de olvidar. "Todavía me despierto y veo la riada", reconoce Angelita Fibla, propietaria de una frutería en las Cases.
La cotidianidad intenta imponerse en Alcanar y las Cases cuando se cumple un mes de las fuertes lluvias del 1 de septiembre, pero en las conversaciones aún planean unos hechos traumáticos de los cuales se están recuperando. Uno de los primeros establecimientos de la calle comercial de las Cases es la Inmobiliaria Ernest. La marca del barro a medio metro del suelo aún no se ha borrado de la pared. Ernest Llobet reconoce que hay "mucha tristeza" en el ambiente del pueblo. "Mucha gente perdió muchas cosas y se nota un ánimo del pueblo decaído", señala. Y están impactados y les resulta difícil contener la emoción cuando recuerdan aquellos momentos críticos de hace un mes. No escatiman en detalles de cómo vivieron cada minuto de aquellas tres largas horas y coinciden en sorprenderse, al mirar atrás, de la fuerza y serenidad nerviosa con que intentaron salvar todo lo que pudieron. Y salvarse ellos. "Me entraba el agua y cerré la persiana, pero entonces se acumulaba y tuve que abrirla", detalla Angelita Fibla en el mostrador de su pequeña frutería. Superados los primeros días, retirado todo el barro y hecho el balance de los daños, no se han ahorrado la estocada emocional. Angelita ha necesitado asistencia médica y se despierta con la pesadilla de la riada. "Todavía no está digerido. Afectados, estamos todos un poco", ha explicado emocionada y con lágrimas en los ojos. "Hay gente que llora a lágrima viva porque les ha destrozado todo", señala. Es el caso de Rosa María Sancho. Su restaurante, el Racó del Port, ha quedado completamente inservible: la cocina, los comedores y la terraza. Todos los electrodomésticos y bienes privados. Los albañiles acaban de comenzar las obras para que puedan empezar de cero. "El primer día no sé de dónde saqué las fuerzas. Al día siguiente, cuando vi todo el barro y todo hecho añicos… eso me ha costado, pero hoy estoy contenta porque ya tengo a los albañiles aquí y a ver si en dos meses podemos volver a empezar", ha destacado. Al lado del restaurante de Rosa, Vicent, un hombre mayor que vive solo, se vio atrapado por el agua y los muebles volteados dentro de su comedor, junto al gran socavón que hizo la riada frente al puerto. Sus hijos le han comprado muebles nuevos y electrodomésticos básicos y ya ha vuelto a casa. "Lo pasé plantado en la ventana con el agua hasta el pecho y cuando reventó el agujero, ya bajó. Fue algo fuera de serie lo que vi", explica el abuelo. Su hijo lo veía desde el otro lado del río sin poder hacer nada. "A los pocos días nos vino la bajada de ánimo, lo noté en mí y en mi hermana. ¡No teníamos nada! ¡Nada! Pues lo compraremos otra vez… y ahora ya estoy trabajando y el padre continúa su vida de jubilado", destaca Vicent Aubalat hijo. Apoyo psicológico El Ayuntamiento de Alcanar, a través de profesionales especializados de Protección Civil, tiene activo un servicio de apoyo psicológico. Maribel Ramon, concejala de Asuntos Sociales de Alcanar, recuerda que la vivencia obliga, por un lado, a gestionar el peligro y la situación de riesgo "que ya supone una carga emocional muy fuerte" y, por otro, las pérdidas materiales. "Detectamos que la gente estaba afectada, lloraba, como es normal, y este apoyo emocional era muy necesario", ha asegurado. Los usuarios que lo necesiten, lo pueden solicitar al consistorio y los psicólogos se ponen en contacto para hacer atenciones individualizadas. Ha habido demanda y el servicio se mantiene activo. La prioridad era atender las primeras necesidades, limpiar y recuperar la casa "pero después es cuando han salido las sensaciones, emociones y necesidades de apoyo, una vez pasado el shock", como ha dicho Ramon. Se realizaron tres asambleas para dar pautas y tratar de canalizar sentimientos colectivos y compartidos, para normalizar que ahora "sentir un trueno, ponga la piel de gallina" o que una previsión de lluvia, cause temor. "Pasa y es normal", ha insistido la concejala. Como ha destacado el agente de Inmobiliaria Ernest, mucha gente que le había pedido comprar una casa en planta baja, ahora no la quieren y buscan viviendas en pisos altos. "Hay una especie de psicosis que supongo que irá pasando con el tiempo", ha dicho Llobet. Ayudas económicas Las aseguradoras han comenzado a pagar a los propietarios que tenían los bienes asegurados. Se han abierto más de 500 expedientes de vehículos dañados y de desperfectos en más de 600 viviendas. El Gobierno ha anunciado ayudas al comercio, los restaurantes y servicios y habrá para los agricultores y viveristas. Los establecimientos dan la bienvenida a todos los recursos que les ofrezcan y todo lo que pueda pagar la aseguradora. "Un poco de aquí y de allá, todo ayudará", ha apuntado Sancho. "Si llegan y pronto, bienvenidos. Las administraciones a veces tardan más de lo que toca, la gente está muy afectada y si se retrasa, la gente sufre", ha recordado Llobet. "Servirán para lo que se pueda", ha añadido Fibla. Caminos y servicios municipales También se trabaja contrarreloj para reparar los caminos y que todos puedan comenzar a cosechar los cítricos, pero se necesitarán obras más estructurales. Tienen claro que la riada fue un aviso y hacen un llamado a los gobiernos para que destinen partidas "anuales e intocables" para limpiar los ríos y también que se recuperen los lechos que tenían antes. De los servicios municipales, aún no se ha reabierto ni la piscina ni el campo de fútbol La Fanecada, una de las instalaciones más afectadas. Los equipos de Alcanar entrenan en estadios de otros pueblos. En Alcanar y las Cases agradecen todas las muestras de solidaridad recibidas y pronto se presentará una plataforma ciudadana, 'Mon Sortirem', para canalizar y organizar actividades que permitan recaudar fondos.
Muchos vecinos afectados no tenían seguro ni tienen recursos para recuperar todo lo que han perdido. "Hay que dar tiempo porque fue muy grande, pero me quedo con la capacidad de resurgir y de querer superar este episodio", ha remarcado la concejala.
