El Ayuntamiento de Les Masies de Roda (Osona) vive con preocupación la proliferación de 'botellones' en plena pandemia. Este fin de semana, el primero con los bares y restaurantes cerrados, no ha sido una excepción. Este lunes la brigada tenía trabajo para retirar los desechos que las fiestas improvisadas han dejado en lugares como la carretera de los Còduls. Su alcalde, Jordi Vistós, explica a la ACN que el cierre de la hostelería no ha detenido estas prácticas y reclama medidas más drásticas como el toque de queda, como ya han puesto en marcha países como Francia. Otros municipios vecinos, como Roda de Ter o Sant Julià de Vilatorta, creen que debería ser la última medida a emprender pero también admiten que quizás será inevitable.
Latas de bebidas, bolsas, vasos y cañas de plástico esparcidas por el suelo, la prueba de los últimos 'botellones' que se han hecho este fin de semana en diferentes puntos de la carretera del Còdul de Les Masies de Roda, un espacio en plena naturaleza cerca del río. Los desechos no se concentran sólo en la explanada donde se puede aparcar, también hay botellas de vidrios e incluso copas de cristal en los márgenes de la carretera. Este lunes un trabajador de la brigada municipal de Roda de Ter tenía dificultades para retirarlo, sobre todo los desechos dentro de las zarzas. "Cada fin de semana lo mismo, es increíble", se lamentaba. Desde hace meses que los lunes y ahora ya pronto también los martes los dedica a hacer la "ruta de los botellones" para limpiar los espacios. Y en medio mañana ya había llenado más de seis bolsas.
Una vecina también se quejaba de que la pandemia no ha detenido estas prácticas. "Es la carretera de los desechos", se quejaba Anna Montmany con impotencia. En declaraciones a la ACN, denuncia que cada fin de semana es lo mismo. "En vez de llevarse la basura la dejan allí donde aparcan y hacen fuego y en verano incluso acampadas", añade. Sus padres viven en esta zona y admiten que no se atreven ni a decirles nada. Les consta que este fin de semana algún vecino ha avisado a los Mossos d'Esquadra pero duda que esto cambie nada.
El alcalde del municipio, Jordi Vistós, explica que viven con impotencia esta situación porque no tienen Policía Local para controlarlo y se encuentran con que muchos jóvenes de pueblos vecinos hacen 'botellones' en los espacios abiertos del municipio. Delante de la iglesia de Sant Miquel, en el parque del Vicenç y en la bajada de Còdul son algunos de los emplazamientos más frecuentados. Incluso hacen hogueras. "Y apostaría que no van con mascarillas", lamenta el alcalde, que no entiende cómo en plena pandemia y en una comarca con uno de los índices de contagios más altos todavía no hay suficiente conciencia. Además, lo dejan todo sucio y la brigada debe dedicar todo el lunes y parte del martes a limpiarlo rápido para evitar contagios, unas horas que se podrían dedicar a otros trabajos.
El toque de queda y la reapertura de bares de día Es por eso que cree que la Generalitat debería decretar el toque de queda de forma urgente. Según el alcalde, la decisión de cerrar los bares y restaurantes ha sido "precipitada", por hacerse un viernes cuando preveían poder trabajar con normalidad y por ser un sector "muy castigado" por la pandemia y el confinamiento. Cree que este fin de semana se ha demostrado que el cierre no ha evitado los encuentros y el consumo de alcohol de noche. Por eso cree que la prohibición de salir por la noche y la apertura de bares y restaurantes hasta la noche sería una buena alternativa a la situación actual.
Otros municipios vecinos que también sufren situaciones similares, sin embargo, creen que el toque de queda sería demasiado restrictivo. El alcalde de Roda de Ter, Roger Corominas, cree que "la restricción de libertades individuales debería ser la última opción" y que hay que seguir apelando a la responsabilidad individual para evitar contagios. En su caso, también tienen muchas dificultades para controlar los 'botellones'. "Tenemos cuatro vigilantes para un municipio de 6.400 habitantes y nos quedan muchas horas de noche descubiertas", explica. Desde el verano que se ha hecho un trabajo de concienciación, hablando con los jóvenes y el uso de mascarillas, pero también admite que, si la situación no mejora, quizás la Generalitat tendrá que imponer el toque de queda. Un posicionamiento que también comparte el alcalde de Sant Vicenç de Torelló, Èric Sibina. Este fin de semana, los vigilantes han tenido que dispersar a unas cuarenta personas en 'botellones'.
Medidas "claras" Por su parte, el presidente del Consell Comarcal de Osona y alcalde de Sant Julià de Vilatorta, Joan Carles Rodríguez, cree que antes del toque de queda habría que "explorar" otras medidas y evaluar la eficacia de las restricciones actuales. Desde el inicio del confinamiento, cree que se ha demostrado que los ayuntamientos y la ciudadanía necesita "medidas fáciles de entender y de hacer cumplir". Lamenta que el sector de la hostelería haya salido perjudicado pero cree que hay que esperar a ver si en quince días la situación ha mejorado o si hay que alargarlo o complementarlo con otras medidas. "Tenemos que hacer máxima pedagogía pidiendo la colaboración ciudadana porque son momentos cruciales", concluye.