Un urólogo indemnizará con 150.000 euros a un paciente por una intervención errónea

13 de junio de 2017 a las 10:57h

La compañía aseguradora de un urólogo indemnizará con 150.000 euros a un paciente que tiene "graves secuelas" porque durante una intervención le separaron la próstata de la vejiga. El afectado, que tiene 74 años, se operó en la Clínica Bofill en abril de 2013. Según denuncia el Defensor del Paciente, que es quien ha llevado el caso, el médico no se dio cuenta de la lesión ni durante el postoperatorio ni cuando, tres días después de recibir el alta, el hombre tuvo que ingresar de urgencias.

El paciente se hizo visitar en Barcelona, donde le hicieron una resonancia magnética que detectó el problema. El hombre tuvo que volver a pasar por quirófano pero, a pesar de ello, sufre incontinencia urinaria, disfunción eréctil e infecciones crónicas. El Defensor del Paciente interpuso una demanda civil contra el urólogo, pero antes de llegar a juicio se ha llegado a un acuerdo extrajudicial con la aseguradora.

El caso se remonta al mes de abril de 2013. El paciente, que tiene 74 años, sufría una hiperplasia modular benigna (un crecimiento de la próstata que le comprimía la uretra y le provocaba dificultades para orinar). Aquel mes, un urólogo de la Clínica Bofill de Girona lo operó.

Pero durante la intervención, como precisa el Defensor del Paciente, hubo "una falta de pericia", porque el médico separó la vejiga de la próstata. Una vez que el hombre ya había salido del quirófano y se recuperaba en planta, sufrió "fuertes dolores e imposibilidad de orinar". El médico, sin embargo, no se dio cuenta de la lesión y le dio analgésicos "sin hacer ninguna prueba diagnóstica" –en concreto, una resonancia magnética- que habría permitido ver el origen del problema.

El paciente recibió el alta, pero al cabo de tres días tuvo que ingresar en urgencias, porque le había salido orina y sangre por la herida que tenía en el abdomen. Según el Defensor del Paciente, esto "indicaba que había una obstrucción que impedía que la orina saliera por la vejiga".

La asociación subraya, sin embargo, que nuevamente el médico no estudió el origen del problema. El urólogo decidió colocarle una sonda vesical (que se introduce por la uretra) y no le hizo ninguna resonancia. El paciente volvió a recibir el alta, pero como el dolor y los problemas persistían, decidió hacerse visitar en un centro hospitalario de Barcelona.

Volver a pasar por quirófano Allí, le hicieron una resonancia magnética de la pelvis, que detectó que "tenía una separación de 6 centímetros y medio entre la vejiga y la próstata". Además, la prueba diagnóstica también permitió apreciar que, durante el postoperatorio, al paciente le habían dañado la uretra.

El hombre tuvo que someterse a una nueva operación –esta, en Barcelona- pero a pesar de ello no se le pudo resolver el problema. Según precisa el Defensor del Paciente, "a consecuencia del defecto asistencial" el hombre sufre "graves secuelas". Entre estas, incontinencia urinaria permanente, disfunción eréctil, infecciones de orina crónicas, un perjuicio estético moderado y un trastorno depresivo.

El hombre pidió ayuda al Defensor del Paciente y la asociación llevó el caso a los juzgados. Presentó una demanda civil contra el urólogo pero, antes de que el asunto llegara a juicio, las partes han llegado a un acuerdo extrajudicial. La abogada de la entidad Matilde Barrabés, que defendía al paciente, ha alcanzado un pacto con la compañía aseguradora del médico, que indemnizará al afectado con 150.000 euros.