Un anónimo dio información y detalles a la policía para identificar a los dos acusados de asesinar a una mujer de 75 años en Cabanes (Alt Empordà) el 27 de febrero de 2014. Este lunes por la tarde, ha declarado ante el jurado popular en la Audiencia de Girona un inspector jefe de la policía estatal que ha explicado que recibió dos llamadas de un hombre que hablaba con "argot presidiario", que no se quiso identificar porque tenía "pánico" pero que dio detalles sobre el crimen que "no habían aparecido en la prensa". En concreto, detalló que dos hombres habían atacado a la víctima para atracarla porque la habían confundido con otra mujer que "tenía un poder adquisitivo más alto", que durante el ataque le "pisaron el cuello" y que la abandonaron en un descampado creyendo que "estaba muerta". El anónimo aseguró que uno de los asaltantes era un hombre de etnia gitana a quien habían condenado previamente a muchos años de prisión y el segundo era un "payo" con conocimientos de artes marciales. El inspector hizo llegar la información a los Mossos d'Esquadra, encargados de la investigación.
Las llamadas fueron el 30 de abril y el 30 de septiembre de 2014. Según ha explicado el inspector jefe en el juicio, el hombre hablaba con "argot presidiario" y en ningún momento se quiso identificar porque tenía "mucho miedo" a represalias. Aunque le ofrecieron, tampoco se quiso convertir en testigo protegido. "Dijo que no quería porque uno de ellos era de una familia gitana, era muy malo, tenía antecedentes y tenía miedo por su familia", ha explicado. El anónimo aseguró que tenía información sobre los posibles autores de un crimen que había tenido lugar "en los alrededores de Figueres". El inspector ha asegurado que después comprobaron la posible veracidad de la información y detectaron que el confidente podía estar hablando de la muerte de la mujer de 75 años en Cabanes. La información la hicieron llegar a los Mossos d'Esquadra, que llevaban la investigación por el crimen. Según ha explicado el inspector, el anónimo explicó que uno de los dos sospechosos era de etnia gitana, que ya había sido condenado previamente a muchos años de prisión pero había conseguido salir en libertad por orden "de un juez europeo". Comprobando la información, los agentes relacionaron esta información con la liberación del acusado Antonio García Carbonell (condenado a 270 años) por la derogación de la doctrina Parot. El confidente detalló que el otro implicado en los hechos era un "payo" que hacía "artes marciales". También explicó que el golpe lo había organizado un "tal Vicente" y que los sospechosos habrían utilizado un coche (un Fiat Punto blanco) propiedad de una familiar de uno de los implicados y que, después de perpetrar el golpe, fueron a poner gasolina en una gasolinera de la zona. El anónimo expuso que los dos hombres tenían intención de cometer un robo pero se equivocaron de víctima porque en realidad buscaban a la propietaria "de una casa vecina" que tenía un "poder adquisitivo más alto". Según su información, abandonaron a la víctima en un descampado porque creían que "estaba muerta" y que, durante la agresión, le "pisaron el cuello". El inspector ha asegurado que los detalles aún no habían aparecido en la prensa cuando recibieron las llamadas. Dos acusados En el banquillo de los acusados hay dos hombres, García Carbonell y Oriol Boyer. Según el fiscal y la acusación particular, el asalto tuvo lugar la noche del 27 de febrero de 2014, cuando hacía pocos meses que García Carbonell había salido de la prisión de Quatre Camins. Tenía que cumplir una condena de 270 años, pero al final estuvo sólo dieciocho entre rejas. Él se convirtió en el primer preso liberado en Cataluña en aplicación de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que derogó la doctrina Parot. Las acusaciones sostienen que aquel 27 de febrero, los dos acusados fueron juntos hasta la vivienda donde vivía la víctima, una casa situada en el polígono de l'Aigüeta de Cabanes, junto a una empresa de piensos y que entonces regentaba su familia política. Los dos acusados apalearon a la mujer entre las ocho y cuarto y las once y cuarto de la noche. Esperaron a que la anciana saliera fuera y, aprovechando que estaba desprevenida, y que les amparaba la oscuridad de la noche, la agredieron con una inusitada violencia. Según las acusaciones, la abordaron, la golpearon, le pusieron un calcetín en la boca, la ataron de pies y muñecas, le envolvieron un pañuelo en el cuello y la inmovilizaron para evitar que pidiera ayuda. Después de apalearla, la abandonaron en un campo cercano dándola por muerta. Al día siguiente por la mañana, un trabajador de la empresa de piensos encontró a la víctima semi inconsciente y dio la alerta. La mujer, que había pasado la noche al raso, ingresó de urgencia en el hospital Josep Trueta, donde entró en coma y murió una semana más tarde. Las acusaciones piden que condenen a García Carbonell a 23 años de prisión por asesinato y a Boyer a 26 años de prisión por asesinato y tenencia ilícita de armas. Las defensas piden la absolución.