Un 40% de los arrozales del Delta pueden peligrar en el año 2100 si no se actúa

04 de octubre de 2017 a las 17:15h

Un 40% de los arrozales del Delta del Ebro pueden peligrar en 2100 por la subida del nivel del mar si no se actúa. La cifra corresponde al escenario de subida del nivel del mar que se considera más probable, pero puede variar en función de las emisiones futuras de gases de efecto invernadero. Esta es una de las principales conclusiones de la tesis Modeling sea level rise impacts and the management options for rice production: the Ebro Delta as an example, realizada por la investigadora Ana Genua Olmedo, del Instituto de Investigación Agroalimentaria de la Generalitat en Sant Carles de la Ràpita (IRTA) dentro del programa de doctorado en Cambio Climático de la URV. Para elaborar su trabajo, Genua ha desarrollado varios modelos para predecir los impactos de la subida del nivel del mar en el delta del Ebro. Modelos basados en la identificación de las áreas propensas a ser inundadas, el volumen de sedimento necesario para mantener la elevación del terreno a pesar de la subida del nivel del mar, la salinidad del suelo y la pérdida de producción de arroz debido a estos impactos. Lo ha hecho en base a los escenarios que prevé el quinto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (AR5 IPCC) para 2025 y para el período de 2030 a 2100.

Actualmente hay muy pocos estudios que analicen el impacto de la subida del nivel del mar en los cultivos y los que hay se centran en los daños potenciales causados por las inundaciones pero no en el estrés salino, que es el principal impacto porque se mantiene una vez abordados los problemas de inundación. En este sentido, el trabajo de Genua llena un vacío existente ya que también cuantifica las posibles pérdidas en la producción producidas por la salinidad del suelo. Unas pérdidas que también afectan a las zonas más elevadas del Delta. De acuerdo con su estudio, las pérdidas producidas por la salinidad del suelo en la producción de arroz serían del orden del 10%, hasta el 13%, en el escenario que plantea el IPCC con una pérdida de beneficios de hasta 300 euros por hectárea (en el caso más extremo, que es muy poco probable).

Ante esta situación, la tesis de Genua analiza como posible solución la aportación de sedimentos que actualmente quedan retenidos en los embalses del río Ebro. "Se trata de una medida que permitiría mantener la elevación del Delta y al mismo tiempo también serviría para reducir la salinidad del suelo", señala la investigadora y destaca que es una medida innovadora que contrasta con la solución de ingeniería clásica que no sería tan efectiva. Una solución aplicable a otros deltas del mundo, según Genua. La tesis cuantifica también la cantidad de sedimentos que sería necesario aportar y que oscilarían entre los 130 y los 442 millones de toneladas hasta final de siglo, lo que aproximadamente implica una aportación anual de entre 1,4 y 4,9 millones de toneladas (en el escenario más extremo).

Con 320 kilómetros cuadrados de superficie, el Delta del Ebro es uno de los sistemas costeros más valiosos del Mediterráneo occidental y uno de los espacios más vulnerables a los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar (SLR en sus siglas en inglés). Se trata de una zona baja (la elevación media es de 0.80 m), con un 50% de la superficie con menos de 0,5 metros por encima del nivel de mar y con un máximo de 5 metros en la orilla del río Ebro. El cultivo del arroz es muy importante en este espacio y ocupa una extensión de 210 kilómetros cuadrados, el 66% de la superficie total. Se trata de un cultivo muy vulnerable a la subida del nivel del mar porque uno de los efectos que conlleva es el aumento de la salinidad del suelo, el factor físico más importante que afecta a la producción del arroz.

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