Seis de cada diez menores de 30 años atendidos en el hospital de Salt son ludópatas

13 de mayo de 2020 a las 12:58h
Seis de cada diez jóvenes de entre 19 y 30 años atendidos en la unidad de ludopatías del hospital Santa Caterina de Salt (Girona) durante 2017 son adictos a las apuestas y a la ruleta en línea. La jefa de la unidad, la psicóloga clínica Mercè Soms, advierte que la facilidad de acceso, sumada a la posibilidad de contratar microcréditos de forma rápida a través de Internet, han desbancado las tragaperras como la principal adicción entre la población joven. Soms también alerta de que los especialistas ven como una "bomba" la irrupción de las tragaperras en Internet, un hecho que ya se está produciendo. En total, durante el año pasado, la unidad ha atendido a 84 pacientes nuevos. El perfil predominante son hombres, de 37 años de media y que trabajan. También han atendido a nueve menores, todos ellos adictos a los videojuegos.
Aumentan las adicciones a los juegos en línea en las comarcas gerundenses. Si hace unos años la mayoría de los pacientes atendidos en la unidad de ludopatías de Salt eran adictos a las máquinas tragaperras, la tendencia empieza a invertirse, sobre todo en la población más joven. Los datos de la memoria de 2017 revelan que el 36% de los jóvenes de entre 19 y 30 años son adictos a las apuestas a través de Internet y, añadiendo los que juegan a la ruleta online, la cifra se eleva hasta el 63,6%. Soms explica que estos jóvenes que apuestan por Internet lo hacen en deportes. A diferencia de otros juegos habituales, este tipo de apuestas tienen también un componente "social" porque muchos de los pacientes han empezado a jugar en grupo. "A veces tenemos un joven que nos llega por problemas con las apuestas y poco tiempo después también viene algún amigo suyo", ha explicado. "El juego por Internet tiene los mismos elementos que las tragaperras tradicionales, facilidad de acceso y premio inmediato", alerta la jefa de la unidad, la psicóloga Mercè Soms. Los especialistas ven con preocupación la irrupción de las tragaperras también en Internet, un fenómeno que ya se está produciendo. "Esto puede ser una bomba", avisa Soms, que añade que el hecho de que personajes públicos hagan publicidad explícita de webs de juego y apuestas tampoco ayuda a ponerle freno. "Ya no hace falta ir a buscar el juego, te puede aparecer en el ordenador mientras estás viendo una película", critica. Microcréditos A menudo, las adicciones al juego se destapan cuando aparecen deudas económicas en el núcleo familiar. En el caso de las nuevas tecnologías, los pacientes suelen recurrir a microcréditos que pueden contratar de forma inmediata a través de Internet. "Quizás son créditos pequeños, de 500 euros que piensan que podrán devolver cuando cobren la nómina, pero al final se acumulan y no pueden", ha detallado. La unidad ha atendido a 83 pacientes en primera visita en 2017 (en 2016 fueron 91) y han hecho seguimiento de un total de 991 pacientes (de años anteriores que ya están en tratamiento o sesiones de grupo, también con familiares). Las tragaperras siempre han sido la principal causa de ludopatía en las comarcas gerundenses, pero la cifra se ha reducido. En anteriores memorias la cifra se elevaba hasta más del 80%, pero la de 2017 se sitúa en el 52% en el global de los pacientes atendidos. Y esto se produce, sobre todo, por los cambios en la población más joven. La estadística general revela que el 22% hacen apuestas o juegan a la ruleta o al póquer (ya sea en Internet o no) y el 12% son adictos a los videojuegos. El perfil mayoritario son hombres (85,5%), de 37 años de media y que trabajan (el 52%). La mayoría de pacientes llegan derivados de los Centros de Atención Primaria (CAP), aunque durante 2017 ha habido un ascenso de los que se visitan por primera vez por iniciativa propia. Menores y videojuegos A lo largo de 2017 la unidad ha atendido a nueve menores de edad, todos ellos con problemas de adicción a los videojuegos. "Se descubre cuando dejan de lado sus obligaciones, como estudiar, y tienen un tono muy agresivo cuando les castigan sin la videoconsola o el ordenador", detalla Soms. Son menores de edad a partir de 12 años. Cuando cualquier paciente llega a la unidad, empieza el tratamiento psicológico que incluye, también, hacer trabajo en grupo con su familia y suele alargarse cerca de un año. "Siempre tenemos que superar problemas de desconfianza porque durante mucho tiempo han estado engañando en casa", explica Soms. Según los datos recogidos en la memoria, el 53% de los pacientes a los que hacen seguimiento estaban abstinentes (199 de 373). "En el juego diferenciamos entre caída y recaída. La caída se puede dar más a menudo y es aquel que un día juega pero no entra en la dinámica de mentiras y engaños, la recaída ya es cuando se vuelve a entrar en el círculo", ha concluido Soms.
ACN
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