Los Bomberos de las comarcas de Girona han recibido en los primeros veinte días de junio el doble de falsas alarmas por incendio forestal que en todo el mes de mayo. El problema es que muchos avisos son consecuencia de la confusión de los ciudadanos cuando los Bomberos trabajan en un fuego cercano. El jefe de la región de Girona de los Bomberos, Enric Cano, explica que cuando el viento sopla y mueve la columna de humo puede parecer que haya comenzado otro incendio en otra localidad. En los primeros 20 días de junio el cuerpo ha realizado 83 salidas por falsas alarmas en la demarcación. La mayoría (35) por avisos de fuego forestal, aunque también hay de fuego de vivienda, salvamentos o fugas peligrosas. Las altas temperaturas del mes de junio han hecho aumentar los incendios de vegetación, pero también las falsas alarmas. El jefe del cuerpo de Bomberos en Girona, Enric Cano, explica que muchas de estas salidas, que terminan sin ninguna actuación, se deben a la confusión de los ciudadanos, que ven una columna de humo que se ha desplazado como consecuencia del viento, pero que en realidad es un fuego en el que ya se está trabajando.
Otro caso de desconcierto habitual se da en días de niebla intensa o con grandes nubes que pueden parecer columnas de humo. En estos casos el procedimiento habitual es alertar a los vigilantes de la zona. "Si nos dicen que hay muchas nubes ya nos hace sospechar que puede ser una falsa alarma", explica Cano. En cualquier caso, el protocolo de los Bomberos es el mismo y se va a comprobar con los efectivos requeridos.
Lo que se ha reducido son las gamberradas. Ciudadanos que informan de incendios que en realidad no existen. De hecho, el jefe de región de los Bomberos explica que a ellos no les suele llegar el aviso porque el 112 lo detecta antes. "Es extraño que nos engañen porque hay mecanismos para saber si es verdad o no lo que dicen", comenta Cano. "Nos hemos encontrado con alertas de gente que está en el Baix Empordà que alerta de un fuego en otra comarca. Esto ya te hace sospechar". Además, en muchos de estos casos no quieren dar un teléfono de contacto.
Y si las falsas alarmas de incendios forestales son lo más habitual en verano, los incendios en viviendas lo son durante el invierno. Febrero fue el mes donde más veces salieron los Bomberos de las comarcas gerundenses para apagar fuego en un domicilio y se encontraron con que en realidad no pasaba nada. En concreto, fueron 39. Enric Cano argumenta que buena parte de estos avisos son de vecinos que creen que hay fuego en una casa, y en realidad están quemando hojas o haciendo una barbacoa.
Cano reconoce que también se han encontrado casos de personas que llaman alertadas porque se les ha encendido una paella mientras cocinan y al final alguien de los que hay en la casa lo apaga. En cualquier caso desde los Bomberos se pide "máxima colaboración" y, si se tiene la sospecha de que puede haber una emergencia se llame de inmediato al 112.
Falsas alarmas de salvamentos al alza
Otro dato curioso es que en los últimos años han crecido las alertas por salvamentos, en las que no ha sido necesario actuar. Este año ya se han realizado 54 salidas en falso para rescatar a personas que se creía que estaban en problemas. El jefe de los Bomberos en Girona explica que es habitual que el Grupo de Apoyo de Actuaciones Especiales (GRAE) reciba alertas de ciudadanos que se han perdido en la montaña y, una vez han encontrado el camino de vuelta, no avisan.
Un hecho similar ocurre en el mar. Se reciben avisos de personas que parece que se estén ahogando y en realidad están bien. Con la llegada del verano y las vacaciones, dice Cano, es "más que probable que aumenten estas falsas alarmas, porque aumentan los rescates".
Baja la picaresca
Lo que sí se ha detectado en los últimos años ha sido un descenso de personas que, o bien han perdido las llaves de casa, o bien se las han dejado dentro, y con el fin de ahorrarse un cerrajero, llaman a los Bomberos para que les abran la puerta con el argumento de que tienen un fuego de la cocina encendido, y en realidad es mentira.
Cano explica que la caída de estas actuaciones tiene que ver con las consecuencias de llamar al cuerpo en lugar de a un cerrajero. "Si a la primera no se puede abrir la puerta sin causar daños, no esperamos y la tiramos al suelo", comenta Cano. "Al final, llamar a los Bomberos para que te abran la puerta de casa, te puede salir muy caro", ha ironizado.