NIL HIERRO
En el pasado, el término salud se asociaba con la ausencia de enfermedad. Una persona estaba sana cuando no sufría ninguna enfermedad. Actualmente, el concepto de salud se define como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades, tal y como estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su constitución de 1946. Ahora bien, esta definición es utópica, porque se estima que solo entre el 10 y el 25% de la población mundial se encuentra completamente sana. Este dato, que es demoledor, es a la vez sorprendente si tenemos en cuenta que vivimos en el momento más avanzado a nivel de atención médica, medicinas y cirugía. Así pues, nos encontramos con que la inmensa mayoría de la población convive con padecimientos, dolores, discapacidades, disfunciones orgánicas, patologías de todo tipo, hambre, o bien con enfermedades mentales o disfunciones de tipo social, etc. y tan solo una pequeña y privilegiada minoría puede decir que todo está en orden, es decir, que simplemente está bien, que no sienten ninguna de estas afecciones, principalmente personas jóvenes de los países más desarrollados. Mientras tanto, el resto debe saber llevarlo como cada uno pueda y, dependiendo de la gravedad, cronicidad o intensidad de estas afecciones, podrá o no seguir llevando a cabo sus actividades y obligaciones diarias de la mejor manera con la ayuda de fármacos, rehabilitaciones, tratamientos quirúrgicos que ofrece la medicina pública y/o la privada, según los casos, pero siempre luchando y con el espíritu de salir adelante, de salir de esta, con la esperanza bien de recuperar aquella parte de salud perdida o bien de que esta carencia no sea obstáculo para tener una vida plena. En este sentido, dado que la salud cuando se tiene no es perceptible y no se suele valorar, todos juntos debemos tomar suficiente conciencia y en nuestro día a día hacer todo aquello que esté en nuestras manos para mantenerla y no perderla, pues, indudablemente, es el bien más preciado que tenemos. De hecho, ya lo dice el dicho: "Salud, dinero y amor", con la salud siempre en primer lugar. Así pues, cuidémonos a nosotros mismos, pero no nos olvidemos de cuidar también a los demás, ya que tan solo así, pensando en las otras personas, podremos mantener aquello que igualmente conforma nuestra salud junto con el bienestar físico, como es el bienestar mental y social.