El nuevo pleno del Ayuntamiento de Tarragona ha investido al candidato socialista Rubén Viñuales como nuevo alcalde de la ciudad. Después de que todos los grupos municipales le ofrecieran diálogo a su gobierno en minoría, el nuevo alcalde ha dado un discurso con un fuerte peso histórico, institucional y con un toque personal; reivindicando unas políticas socialdemócratas que "han permitido que un chico de Campclar sea abogado o que haya un alcalde criado en Ponent".
En sus palabras, ha pedido "trabajar por todos los vecinos" durante esta "nueva etapa", "en cumplimiento del principio más sagrado de la democracia: la igualdad”. A lo largo del discurso, ha puesto énfasis en el hecho de que "no deben existir tarraconenses de primera y de segunda" y ha reivindicado un mandato con "paso corto y mirada larga". Según el alcalde socialista, se tendrán que centrar por un lado en el día a día de los ciudadanos y, por el otro, en la construcción de un "modelo de ciudad cohesionado, que crece para mejorar servicios públicos y que tiene un modelo económico sostenible social, medioambiental y económicamente".
Viñuales ha querido poner un claro acento en el futuro de la ciudad. "No me resigno a ver cómo se marchan nuestros jóvenes, cómo cierran comercios, perdemos el tren de las oportunidades, continuamos con los mismos equipamientos en desuso desde hace años y años o cómo se degradan barrios enteros", ha espetado. La receta del PSC es ya la conocida durante la campaña: "tecnología, talento y turismo". Según su modelo, Tarragona puede ser capaz de atraer "turismo de calidad", pero también de conseguir empresas tecnológicas que retengan talento y aporten de nuevo. Para hacerlo posible, el alcalde ha hecho un llamamiento a ir de la mano con la industria, la universidad y el Puerto, que aportan a la ciudad "capitalidad".
En ámbitos más concretos, ha avanzado que sus políticas estarán "impregnadas de la visión de género", que Tarragona se tendrá que adaptar al cambio climático con iniciativas como la creación de una empresa mixta energética municipal y la instalación de renovables, que necesitan liderar el territorio o que la cultura debe contribuir a "cohesionar la ciudad" y a hacer una "Tarragona más divertida para los jóvenes". Un potencial cultural que "también da capitalidad". En estas cuestiones y en muchas otras, Viñuales ha pedido a la oposición "trabajar por lo que nos une y dejar de lado lo que nos separa", siendo consciente de la situación de minoría de su gobierno.

Las diferentes reivindicaciones del nuevo alcalde han ido enlazadas por el hilo de una "historia bimilenaria" que Viñuales ha querido defender. Más allá del pasado romano, el socialista ha apuntado a la "lucha por la libertad de los antepasados en 1811" o también a quienes "sufrieron la guerra civil" y lograron posteriormente "la democracia después de una cruenta dictadura".
En esta mirada atrás, Viñuales se ha enfocado en los cuatro alcaldes que le han precedido: Josep Maria Recasens (PSC), Joan Miquel Nadal (CiU), Josep Fèlix Ballesteros (PSC) y Pau Ricomà (ERC). Ha agradecido el trabajo de Ricomà los últimos cuatro años y ha remarcado la relación personal que le une con el exalcalde Ballesteros, que también estaba presente en el acto. Para nutrirse de un conocimiento que considera "capital común de los tarraconenses", les ha invitado a formar parte de un Consejo de Alcaldes que le asesore.
La recta final de su discurso ha sido definida por un toque más personal y sentimental. De hecho, el alcalde ha terminado con los ojos vidriosos cuando ha hecho referencia a su familia y a su bagaje hasta llegar a la alcaldía. "Sé lo que es trabajar y trabajar sin descanso para lograr tus metas. Sé lo que es sufrir. Pero también sé lo que es vencer, ganar y conseguir aquello que te propones", comentaba. En esta trayectoria, ha destacado su esfuerzo y los de sus padres, pero también ha querido señalar aquellas "políticas socialdemócratas" que, según Viñuales, han hecho posible que fuera "abogado y profesor" y que ahora "haya por primera vez un alcalde criado en Ponent". A partir de mañana, el nuevo gobierno se pondrá en marcha para encarar retos como el consenso con el nuevo POUM, el futuro económico del territorio o las cuestiones encestadas en la ciudad gobierno tras gobierno.