¿De quién y cómo surgió la idea de crear la Mulassa? La Mulassa se recuperó en 1998 por parte del Centro de Colles Sardanistes de Tarragona, que es la entidad que propone la recuperación del elemento. Hay un gran movimiento de recuperación de los elementos de la fiesta que se habían perdido con el franquismo desde el año 82. Con la democracia, la nueva generación de jóvenes empieza a recuperar el movimiento participativo.
La coordinadora del Centro de Colles Sardanistes de Tarragona era una entidad que agrupaba a unas 400 personas y había una actividad sardanística muy importante en los años 70 y 80, y decide incorporar la Mulassa y una escuela de gralleros. Después de un exhaustivo trabajo de investigación sobre quién era la Mulassa, se cree que, antiguamente, provenía del gremio de los Pellissers. El primer referente de Mulassa que tenemos en la ciudad llevaba pirotecnia y está documentada del año 1734. La nuestra, en particular, está inspirada en la de Vilanova i la Geltrú.
¿Cuántos años hace que eres miembro de la entidad y cuántos al frente de la presidencia? Cuando se recuperó la Mulassa yo tenía 10 años y crecí con el movimiento de la fiesta. Empecé a formar parte en 1996; este año hará 22 teclas que formo parte. Entro porque Joan Salvador, que es el carpintero que construyó el cuerpo del animal, me comentó que faltaban portadores para la Mulassa.
La Mulassa venía de una asociación sardanística que acabó perdiendo protagonismo y sólo les quedaba la bestia. En total entramos unos 15 jóvenes que contrastábamos con el conjunto de socios de la asociación, que eran gente muy mayor. A partir del 5º aniversario la junta empezó a ceder el relevo a los jóvenes. La Mulassa deja de formar parte de las sardanas en 1998 y a partir de allí funciona de forma autónoma.
En 2003 me presenté como presidente por primera vez hasta 2005. En 2012, por el 25º aniversario, volví a entrar en la junta, esta vez como jefe de colla durante cuatro años. Después de dos años de descanso y de haber estado cuatro años en diferentes cargos, me volví a presentar como presidente en 2016, por el 30º aniversario.
¿Qué representa para vosotros participar en las Fiestas de Santa Tecla? Lo representa todo. Son muchos años llevándolo y es un privilegio que no todo el mundo puede tener y he tenido la suerte de formar parte de la fiesta y vivirla de primera mano. Somos una entidad que, cuando entramos a formar parte éramos muy jóvenes y, ahora, también se han incorporado otros jóvenes a la Mulassa pequeña. Es una trayectoria larga donde más que una asociación somos un gran núcleo de amigos y vamos trabajando para salir adelante y conseguir pequeñas metas, como no sólo salir por Santa Tecla sino organizar actos y salidas como la 'Carrera del Seguici'. Somos unos culos inquietos y nos consideramos afortunados.
¿Cómo será la nueva vestimenta de los portadores de la Mulassa? Con el 25º aniversario coincidimos con el 30º aniversario del Ball de Diables con quien teníamos muy buena relación. Cuando ellos renovaron los trajes nos gustó mucho la idea de encargar el diseño a la Escuela de Diseño de la Diputación de Tarragona, que organizaron un concurso para presentar diversas propuestas. Aprovechando nuestro 30º aniversario, también quisimos cambiar la vestimenta, tanto de los portadores grandes como de los pequeños, que desde 1997 no se renovaba, e hicimos lo mismo. Recibimos 35 propuestas dobles de imagen y vestuario y fundamos un jurado para elegir al ganador.
La nueva imagen sale de la línea de lo que hemos llevado hasta hoy en día pero manteniendo la esencia del mulasser, dentro del concepto y emulando a la gente que trabajaba en el campo, con los caballos en el siglo XIX, con nuestro color azul tan corporativo.
¿Cómo ves la entidad de aquí a 20 años, cuando celebréis el medio siglo? ¿Tenéis previsto que la Mulassa envejezca o pretendéis alcanzar nuevos retos? ¿Seguirá siendo tan alocada como siempre? ¡Yo me veo con 20 años más! Espero estar bien conservado pero que la Mulassa lo esté aún más que yo. Viendo de dónde venimos soy optimista. No envejecerá nunca, ya que no dejará de ser la alocada de siempre; si cogiera juicio, ya no sería nuestra Mulassa. De todas las entidades del séquito, nosotros somos un poco anárquicos y podemos hacer un poco 'lo que queremos'. Este desenfreno que nos caracteriza se nota y se contagia a la gente; si lleváramos unos pasos marcados con la misma música y sin salir del orden seríamos la Mulassa geriátrica y me niego a serlo. Naturalmente la pieza va teniendo su mantenimiento de pintura y carpintería, y hoy en día no tenemos pensado cambiarle ningún adorno, ya que su aspecto es fruto de una investigación histórica y tiene un gran valor histórico y artístico.
En cuanto a la entidad, espero que como mínimo se conserve como hasta ahora y, a poder ser, que crezca más. Con la creación de la Mulassa pequeña hubo un crecimiento importante y como punto añadido, nos cedieron un local. Hace 15 años teníamos la mitad de plantilla que ahora. Actualmente somos 25 mulassers en lista de los cuales sólo salen 15 pero se van haciendo turnos. Hay una renovación y procuramos que la gente no se desvincule. Con la Mulassa pequeña, se ha trabajado mucho desde la 'Santa Tecla en las escuelas' y hay mucha demanda de niños que quieren entrar a formar parte.
Viendo la trayectoria, la entidad venía del Centro de Colles Sardanistes de Tarragona que estaba bastante muerto y, ahora, tenemos unos 100 socios, la Mulassa grande, la Mulassa pequeña y los gigantes de la plaza de Sant Miquel, que se compraron para que los niños no se desvinculen de la entidad cuando se hace el salto de portador de la Mulassa pequeña a la grande. Este año hemos puesto en marcha una escuela de gralleros que con el tiempo nos gustaría tener como grupo propio de gralleros de la Mulassa. De cara al año que viene recuperaremos 'la Sebastiana del Castillo', un baile hablado que se había perdido hace unos 100 y pico años y consistirá en una representación solemne en un día de las Fiestas, como el Retablo.
¿Creéis que tendréis suficientes miembros jóvenes dentro de la asociación para coger el relevo de aquí a 20 años? ¿O perderá interés seguir participando en estos actos? Aquí hay dos apuntes; suficientes jóvenes para llevar la Mulassa, los Gigantes o bajar La Bajada, los habrá siempre. ¡No tengo ninguna duda! Igual que cuando nosotros entramos había gente, siempre hay vacantes y personas a quien, ya desde pequeño, les hubiera gustado llevarla. El tema es hablar de eternidad; ¿tendremos relevo nosotros algún día? No lo sé. Ahora nosotros tenemos unos 30 y pico años, pero claro, nos hacemos mayores, la gente trabaja, tiene obligaciones. Con esto no soy tan optimista, pero bueno, tenemos que dejar las bases bien marcadas para que haya gente que empiece a asumir cargos y ayudar progresivamente en las juntas y en el día a día. No soy tan optimista ahora mismo, aunque me gustaría serlo.
Actualmente existe la Mulassa pequeña que este año cumple 15 años, ¿en qué edad los niños que ahora son portadores y participantes, pasan a poder formar parte de la Mulassa grande? Poner una edad es complicado, ya que es un tema más físico y de altura, que no de edad. El niño puede tener 9 años y no poder llevar la Mulassa pequeña y tener 7 y poder llevarla. Podríamos decir que hablamos de una horquilla de 7 a 13 años, dependiendo siempre de cómo crece cada niño. Los que se han hecho mayores, les invitamos a que nos ayuden en los ensayos o que vengan cuando hacemos La Bajadeta, para que no se desvinculen con la colla hasta los 16 años, que es cuando se puede entrar a formar parte de La Mulassa siempre que haya una autorización paterna. Es un tema legal y entendemos que la fiesta en algunos momentos no es adecuada.
¿Cómo es la relación entre el resto de entidades participantes en el Séquito de las Fiestas? Muy buena. Tenemos la gran suerte de que Tarragona es un pueblo muy grande y al final nos conocemos todos. A nivel asociativo, quien no hace castillos en una colla, los hace en otra, y sino va a la Semana Santa o al Carnaval, o va a todas partes; siempre acabas teniendo algún conocido. Cada una de las entidades hace su papel y todos juntos somos como una gran familia. Por ejemplo, hay momentos de la fiesta muy bonitos en los que nos intercambiamos los roles con el Águila. También hemos recibido aportaciones y colaboración por parte de las otras entidades en el Vermut Mulasser, la carrera del Séquito y los aniversarios de las asociaciones; siempre y cuando no vaya en detrimento de perjudicar a las otras entidades. Nosotros tenemos muy claro que todos somos castellers pero no todos somos de la misma colla y, por lo tanto, la Mulassa es de Tarragona y no de ninguna colla castellera. Hay un calor humano importante.
¿Cómo se sustenta económicamente la entidad? ¿Recibís alguna subvención por parte del Ayuntamiento o algún patrocinador? Nos gestionamos gracias a la cuota de socio, que son unos 15 euros anuales. Un valor simbólico para pagar alguna reparación, una cena de la colla o incluso para hacer descuento a los socios por posibles salidas y viajes. Tenemos subvenciones pero son muy puntuales; cada una de las entidades recibimos, anualmente, un dinero por la salida de Santa Tecla por parte del Ayuntamiento. Evidentemente, también tenemos un local que nos lo han cedido y que no pagamos nada y si hay un desperfecto en la Mulassa, siempre y cuando se haya producido en La Casa de la Fiesta o en un pasacalle, nos asumen el coste.
La Mulassa es la única bestia que es propiedad nuestra; las otras piezas son propiedad del Ayuntamiento las cuales las ha cedido a una entidad, así que nosotros podemos salir fuera de Tarragona sin pedir permiso entre comillas. Seguimos formando parte del Séquito y seguimos el mismo patrón que los otros pero sí que tenemos esta disponibilidad de ir a pasacalles y fiestas, como la Fiesta de la Cultura Catalana de Barcelona.
También tenemos espónsors como Repsol, la Estrella Damm alguna vez, la Chartreuse, que nos ayudan ya sea económicamente como con la posibilidad de hacer viajes. La venta de lotería de Navidad y la Mulassa de goma que comercializamos también nos da un margen económico y gestionamos la entidad.