Regulado el paso a los senderos de la Picossa para favorecer la reproducción del águila perdicera

14 de abril de 2017 a las 17:08h

El Ayuntamiento de Móra d'Ebre y los Agentes Rurales han instalado carteles informativos en la zona de la montaña de la Picossa sobre la regulación del paso en los senderos de este lugar para favorecer la reproducción del águila perdicera.

La montaña de la Picossa es un lugar emblemático del municipio, surcado por muchos senderos que suben por todos lados hacia la cima y hacia la Estrella de San Jerónimo (una estatua instalada en lo alto de la Picossa). Algunos de estos senderos pasan muy cerca de los riscos, a la vista de los nidos donde están los huevos de las águilas.

Para intentar evitar los abandonos de los nidos y el fracaso de la reproducción, se ha propuesto una limitación de paso temporal por algunos de estos caminos. En concreto, se regula el tránsito de personas a los senderos que suben a la cueva de la Porca, a la conexión de estos al collado de las Solanelles, a la subida a la Estrella de San Jerónimo y a la cresta de la Cruz. Otros senderos y rutas que se encuentren dentro de este ámbito, en la umbría de la Estrella, también estarían incluidos. Esta regulación propone cortar el mínimo de senderos durante el período más crítico.

La regulación de paso por estos senderos se inició el 10 de febrero y se alargará hasta el 31 de mayo. En función del nido que utilicen las águilas para incubar los huevos, se podrá abrir el paso de algún tramo antes de esta fecha. Durante el día de la Romería de San Jerónimo (1 de mayo), uno de los días del año con la máxima afluencia de excursionistas en la zona de la Picossa, se establecerá una regulación específica, con vigilancia e información más intensa.

El águila perdicera es una especie protegida desde el año 1973, pero su población no se ha recuperado, sino al contrario. Por eso se considera amenazada en toda Europa y se destinan muchos esfuerzos a su conservación. La montaña de la Picossa se ha protegido justamente porque vive el águila perdicera, que se convierte en el emblema y garantía de conservación, por este motivo las autoridades solicitan la máxima colaboración ciudadana para no visitar la zona con el fin de no alterar las condiciones del espacio durante el período de reproducción.

En Cataluña hay unas 75 parejas de esta especie (había unas 90 a principios de los ochenta del siglo pasado). De estas, 50 se encuentran entre las comarcas de Tarragona y las Tierras del Ebro, evidenciando el carácter mediterráneo de esta emblemática especie. Uno de los factores que más preocupa es el descenso del éxito reproductor en toda Cataluña (y en la Picossa en particular), la cual está relacionada con el incremento del ocio y la presencia de gente en la montaña en la época de cría. Las águilas temen al hombre y cuando ven a alguien cerca del nido se asustan y lo abandonan, lo que puede suponer que los huevos o pollos pequeños mueran de frío o de hambre. La única solución es no pasar por los caminos más cercanos a los nidos en época de cría, y es por este motivo que se ha regulado el paso.

La pareja de águilas de la Picossa se conoce desde los años ochenta. Su zona de nidificación se encuentra en las laderas umbrías de la montaña de la Picossa. Aunque años atrás era muy estable y criaba bien buena parte de los años, desde hace siete temporadas no vuela ningún pollo, ya que las águilas han abandonado el nido.

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C CIUTAT
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