Soy abogado y a la vez soy persona. Trato cada día con personas, personas que tienen problemas. Mi trabajo, por un lado, es tanto solucionar estos problemas como hacerme cargo y librar a los Clientes durante todo el proceso del peso y dolor de cabeza que les vienen ocasionando. De hecho, uno de los puntos claves y más importantes es transmitir al Cliente que desde que me hace partícipe de su preocupación y me encarga que lo defienda y/o asesore él ya puede dormir tranquilo, pues todo estará bajo control.
Esta tarea, por otro lado, tiene una parte jurídica y de conocimientos legales que debes saber transmitir y hacer entendibles al Cliente, -que no sólo quiere que le ayudes sino que también tiene el derecho a saber cómo lo harás y en base a qué- como psicológica. Esta segunda parte, en ocasiones tanto o más importante que la anterior, es la que libera de tensiones a la persona que te ha venido a pedir ayuda y requiere toda una serie de habilidades y recursos personales que se tienen y otros que se van adquiriendo por experiencia.
Por otro lado, un hecho a tener muy en cuenta es que, cuando nos llega un nuevo Cliente al despacho debemos saber, primero de todo, que aquella persona antes de llegar hasta nosotros ha pasado por toda una serie de situaciones, a menudo bastante desagradables, y que necesita, sobre todo, comprensión y que la escuches. En segundo lugar, aquella persona está deseando que le transmitas confianza, un valor fundamental en el ejercicio de la profesión y sin el cual no se puede ayudar al Cliente. Posteriormente, es conveniente ser resolutivo poniendo todas las herramientas y conocimientos de los que dispones para conseguir el objetivo marcado y que aligerará definitivamente su sufrimiento, si bien en este proceso y para mantener la confianza hay que ser transparente e ir informando de los pasos que se van dando y, si las circunstancias lo permiten, siempre que sea posible hay que hacerlo partícipe en la toma de decisiones, pues tenemos en sus manos sus intereses, ya sea patrimonio, familia, negocio, su libertad personal o cualquier otro. En este sentido, mi opinión es que es conveniente que el Cliente siempre cuente con una copia de la demanda, contestación, conozca los plazos de los trámites procesales que están teniendo lugar y, por supuesto, disponga de un ejemplar de la sentencia y, si procede, del recurso. Sólo así se puede ofrecer transparencia y confianza y romper con la opacidad que en determinadas profesiones liberales se cae cuando el profesional no informa puntualmente de su trabajo y la toma de decisiones a quien, precisamente, lo ha venido a contratar y lo necesita.
Y, aparte de esto, siempre es bienvenido y apreciado por la persona que ha depositado en ti toda su confianza un trato humano y cálido que la haga sentir segura, tranquila y apreciada. Y, si además, todo sale perfecto y ganas el caso u obtienes el objetivo que se había propuesto pues se cuadra el círculo. Sin embargo, la realidad de las cosas nos marca que no todo está siempre en nuestras manos y a veces no se alcanza el objetivo, pero lo que es fundamental es que aquello que sí lo está lo debemos luchar con todas nuestras fuerzas, con positivismo, empuje, perseverancia, técnica y astucia.