La mossa d'esquadra de Sant Feliu de Guíxols (Baix Empordà) condenada a 3 años de prisión por poner multas falsas no cumplirá la pena porque ha prescrito. Los jueces consideraron probado que Saray Pastor buscó los datos de un camarero de una discoteca que se negó a servirla, para sancionarlo con tres infracciones de tráfico que no había cometido. Después de varios recursos, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia que acabó siendo firme en 2012. Entonces Pastor pidió un indulto al gobierno español, hecho que le permitió evitar entrar en prisión hasta que se resolviera. El Consejo de Ministros, sin embargo, no se pronunció durante cuatro años y medio y la Audiencia de Girona pidió que ingresara en prisión pero no se pudo localizar a la chica. Al haber pasado cinco años desde la sentencia del Supremo, la pena ha prescrito.
Todo ello comenzó el 17 de mayo de 2008 en una discoteca de Platja d'Aro donde la mossa llegó casi a la hora de cerrar a buscar a su novio, que trabajaba de portero. Mientras plegaban, Pastor pidió una bebida en la barra y, cuando los camareros se negaron porque estaban recogiendo, se pelearon. Un mes después de este incidente el chico empezó a recibir las sanciones. Según aseguraba la ahora expolicía en las falsas multas, pilló al joven conduciendo sin el permiso, sin el cinturón de seguridad y hablando por teléfono. Según recogía la sentencia, en el juicio quedó probado que la agente de los Mossos d'Esquadra puso multas falsas como venganza por la enemistad que tenía con la víctima. El joven recibió hasta tres multas fechadas el 26 de junio de 2008 en la carretera C-253, a la altura de Platja d'Aro. La primera, explicó en el juicio, la pagó aunque sospechaba que detrás de las sanciones estaba Pastor. Cuando llegó la segunda, sin embargo, decidió denunciar los hechos. A Saray Pastor también se la condenó a una multa de 1.800 euros y a una inhabilitación de dos años como agente del cuerpo.
