Nacemos, vivimos y morimos. Todos estamos unidos a la vida, pero también a la muerte. Hace unas semanas, Janice Turner -periodista en The Times- escribía un artículo planteando que la vida sería mejor si nos enfrentamos a la muerte, sencillamente porque hablar de la muerte forma parte de la vida. Y es que hablar de la muerte no es fácil, pero, ¿por qué?
Un colectivo de médicos y enfermeras de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Joan XXIII luchan por emplazar en el ágora pública un tema que nos afecta a todos: la muerte. Esta afirmación puede resultar muy aterradora, pero lo es porque nuestra cultura así lo concibe. Ellos luchan para que se traten ciertos temas que- aunque sean una obviedad, ya que forman parte de nuestra condición como ser humano- no son fáciles para todo el mundo porque son tabúes; así que este grupo de médicos y enfermeros/as han querido ir más allá y han organizado el primer café de la muerte en Tarragona -en una cafetería en el Puerto-. Se trata de una tertulia donde todo el mundo expresa sus inquietudes sobre la muerte, su entierro, si prefieren la incineración, la eutanasia...
Este es el objetivo principal que combaten los Death Cafe, un encuentro informal que sirve para sentarse, tomar un café y hablar de la muerte –desde el respeto- con personas desconocidas para normalizarla, pero también, para humanizarnos. Hablar de la muerte es un tabú y nunca hay lugar ni momento para hacerlo de forma abierta. Según la organización HUCI (Humanizando los Cuidados Intensivos), el modelo Death Cafe nació en EEUU y lo desarrolló Jon Underwood y Sue Barksy Reid. No recaudan fondos ni pretenden ayudar al duelo ni tampoco llegar a conclusiones. En la actualidad, ya se han realizado casi 4.000 sesiones en más de 40 países.
Este colectivo de profesionales médicos del Hospital Joan XXIII se puso en contacto HUCI para organizar un Death Cafe en Tarragona, donde fue muy bien recibido por parte de la población tarraconense, aunque el aforo fue limitado para que fuera íntimo. Ángel Pobo, médico del Joan XXIII, reafirma que "la muerte es un tabú. No hay cultura de la muerte. Se han hecho campañas para educar y normalizar el sexo, pero de la muerte nadie explica nada. La muerte da miedo", confiesa. Pobo explica que "se deben cambiar ciertas dinámicas. Nosotros vemos la muerte cada día y es importante que la gente sepa que es un desenlace donde todos llegamos" y que "nos encontramos en muchas familias que en situaciones no han hablado nunca de la muerte, sólo cuando pasa". Pobo también afirma que cuando se deben tomar determinadas decisiones en un paciente, la familia no siempre sabe qué se debe hacer y que los profesionales médicos "también debemos tomar decisiones donde no sabemos que querría realmente el paciente. Todo el mundo se deja llevar. Ahora, legalmente, tienes derecho a decidir hasta dónde quieres llegar, qué quieres que te hagan... Si no hablas nunca de esto, nadie lo sabe. Es importante que la gente se conciencie de que esto es relevante", concluye. En la misma línea, Diana Gil –enfermera del Joan XXIII- recalca cuán importante es normalizar la muerte, "sobre todo con la familia porque después les facilitas el trance. Es muy importante realizar un documento de voluntades anticipadas, a los profesionales médicos nos ayuda muchísimo, pero también a los familiares porque les quita esta carga emocional sobre determinadas situaciones, como la de decidir si desconectar o no". Además, Gil explica que "a veces, a pesar de conocer los valores de tu familiar, nos puede más no querernos separar de nuestro ser querido porque no querer perder esta persona es humano. Por eso es importante saber qué es lo que realmente quiere o quería", añade. Pobo explica que así todo se convierte con más democrático y ético, porque de este modo, se decide entre todos qué hacer. Son temas que se deben ir trabajando, comentan tanto Ángel como Diana, aunque también es un proceso "muy sincero. Todo el mundo sabe que no quiere sufrir y esto es lo que a menudo nos encontramos". Además, también recalcan que los asistentes al Death Cafe se fue abriendo, sobre todo con personas desconocidas para hablar de estos temas tan íntimos.
Aparte, los dos profesionales médicos también destacan que estas tertulias también van más allá: "nadie nos forma en la facultad sobre cómo afrontar la muerte. Nos hemos ido formando sobre la marcha. Aunque la esperanza de vida sea más larga, hay más patologías que nos acompañan durante nuestras vidas. Además, los hospitales tampoco están preparados. Por ejemplo, hemos recibido críticas porque la gente no se ha sentido acompañada porque los espacios no están preparados para hablar sobre determinados temas... Es también una reivindicación que las cosas deben cambiar", afirman los dos compañeros. Aún no hay fecha exacta para un próximo Death Cafe en Tarragona, pero seguramente se realizará en la próxima primavera.