Uno de los grandes problemas de este Baix Penedès es la falta de liderazgo de sus representantes políticos. Tenemos todas las excusas necesarias para encontrarnos y emprender un camino unidos hacia una dirección para que todo el mundo pueda sacar el máximo provecho, pero muchas reuniones entre ayuntamientos y consejos comarcales que no nos aportan ningún beneficio añadido. La tarea actual es mantener los servicios mínimos e ir tirando sin ningún proyecto ilusionante que apunte a unos objetivos claros a medio y largo plazo. Cuando abrimos una nueva legislatura todos buscamos empresas que nos expliquen cómo debemos crecer, justo antes de acabar aparecen los resultados que no se pueden aplicar por falta de tiempo y de presupuesto y a la próxima volver a empezar.
Otro de los grandes problemas que tenemos es que hemos intentado hacer aquello del café para todos y esta es una política que si no tenemos bien utilizada nos puede dividir aún más.
Ahora están hablando en El Vendrell como en el resto de localidades de Cataluña de hacer una lista única para las próximas municipales. Una idea genial para no aplicarla a nuestra bonita ciudad con alma de pueblo.
Resulta que a la entrada de esta legislatura el poder local estaba en las manos de CiU, Erc y Psc. ¿En estos tres años y pico de gobierno qué han hecho para defender esta identidad catalana en el municipio? Pues no hemos sido capaces ni de entrar en la lista de la Asociación de Municipios por la Independencia, porque en estos tres años largos de mandato se han priorizado otras cosas que no en este afán soberanista que nos quieren vender con esta lista única. La nuestra es una comarca peculiar donde cada uno va por él. No falta ver cómo tenemos los polígonos industriales: el de un pueblo al lado del otro pueblo en vez de hacer planificaciones conjuntas. Ya no es algo que vaya con partidos ni mucho menos. En cada localidad cada partido funciona a su manera y en el día a día funcionan bastante por libre. Evidentemente cuando toca hacer la foto de familia todos participan, pero después de hacer el cigarro cada uno vuelve a su trinchera no sea que haya perdido un milímetro de poder.
Esta es una comarca con ingredientes muy interesantes como que bombeamos el agua de los barrios marítimos de El Vendrell hasta una estación depuradora de Sant Oliva con el coste que esto conlleva y el riesgo de que todos estos restos acaben dentro del mar cuando hay problemas en este mecanismo.
El otro día en una conversación me enteré de que municipios como Sant Jaume dels Domenys, Banyeres y Llorenç del Penedès deberían ser capaces de tener un pabellón con la correspondiente piscina en el centro de la comarca para que sus vecinos y el resto pudieran disfrutar de estas instalaciones. Pues nada de nada. Ni en eso somos capaces de ponerlos de acuerdo por el beneficio de todos. Ya no importa cuál es la formación que lleva el gobierno.
Esta es una comarca con liderazgo cero que cuando pasa algo grave en la N-340 cortamos la N-340 para decir que estamos aquí y mientras tanto hacemos un par de mociones que quizás acabarán en el archivo de la Generalitat para el estudio posterior de nuestros hombres de letras.
Una comarca que hasta ahora no ha sido capaz ni de coordinar el Carnaval, aunque nadie quiere reconocer que pasear por algunas calles de Segur de Calafell un viernes de febrero a altas horas es un poco duro si vas disfrazado de bailarina caribeña. Evidentemente muchas calles sin un alma, pero eso es lo de menos. No debemos ser racionales en eso tampoco. Sólo faltaría. Un consejo comarcal preocupado por estudiar nuestro futuro de una forma incesante, legislatura tras legislatura como herramienta política dirigido siempre por alguien de los municipios más grandes que menos lo necesitan.
Esta es una comarca con demasiados intereses por medio y sin voluntad de arreglar nada. Como dicen los abuelos "quien días pasa años empuja". Muchos ya han abandonado la lucha inútil por arreglar algo que no interesa solventar.
Miquel Casellas