Miquel Casellas: "Superando barreras, rompiendo protocolos obsoletos, reordenando el calendario festivo"

26 de junio de 2018 a las 11:07h

Debemos acostumbrarnos a vivir dentro de la diversidad de todo tipo porque cada día las fronteras son más débiles y la gente disfruta de una mejor movilidad. Antes te comprabas un comedor cuando te casabas que debía durar toda la vida, ahora en el mejor de los casos apuestas por un mobiliario Ikea que te puede aguantar hasta el inicio de una nueva etapa vital.

No hace muchos años las personas el domingo por la mañana iban a misa, al vermut, a dar una vuelta o se quedaban en casa. Hoy en día puedes ir a la mezquita, a comprar o a la peluquería a estrenar un nuevo peinado.

Poco a poco nos hemos cargado la normalidad que nos marcaba nuestras vidas y tendencias. Hace unos 20 años entre nosotros había personas que practicaban el islam y eran consideradas algo ajenas a nuestras costumbres. Hoy en día a finales de la primera década del siglo XXI hacer ayuno durante el mes sagrado es algo que está dentro de la total normalidad porque hay muchas personas que lo practican de una forma normal y natural. Ya no hace falta dar la explicación a nadie porque quien más quien menos ya sabe cómo funciona el tema y si no pues tenemos el google que nos lo explica casi todo.

De la misma manera que la variedad religiosa se puede ver cualquier día si das una vuelta por El Vendrell también hay otras opciones que hasta ahora estaban medio escondidas, pero poco a poco se han puesto de manifiesto en nuestra sociedad derivadas de las relaciones entre las personas. Antes existía el matrimonio clásico que era una de las bases sociales dentro de esta presunta normalidad que siempre ha sido una gran farsa. Hoy en día las combinaciones pueden ser de muchos y diferentes tipos y todas deberían entrar dentro de la normalidad social en el porcentaje real que le corresponda.

Esta sociedad que tenemos ante nosotros aún no ha llegado a la gran mayoría de medios de comunicación escritos y por televisión que aún siguen en su formato de emitir la misa del domingo por la mañana y las procesiones de Semana Santa por los canales públicos principales. No pone que estamos en un estado laico, pues igual que ponen estas manifestaciones religiosas también podrían poner de vez en cuando alguna ruptura del ayuno musulmán o una boda protestante. Esta es la sociedad que tenemos, pero que aún no hemos asimilado.

Otra de las cosas inalterables que tenemos en nuestra casa es que cada localidad debe tener dos jornadas festivas anuales. En algunas poblaciones aún está un poco claro, pero otras deben leer el calendario con detenimiento para poder encajar las dos. Yo felicito a estos ayuntamientos que han apostado porque el 1er día de octubre sea festivo. Pues realmente ha marcado la historia reciente de la última década y aún queda mucho por decir. Realmente está mucho más vivido que la onomástica de un santo o de una virgen que vete a saber cómo ha llegado hasta nosotros, pero nos empeñamos en mantener lo que hay para no generar un debate. La gracia es que los vecinos y sus representantes escojan los días festivos por cosas que han pasado en el municipio y eso de una promesa hace 5 siglos ya queda demasiado lejos y vete a saber cómo fue todo.

Ahora mismo vivimos unos años a una velocidad de microondas y en un año pueden pasar muchas más cosas que antes en un siglo, pero es lo que nos toca asumir y trasladarlo a nuestra sociedad.

Los medios de comunicación deben actualizarse, deben incluir otras problemáticas o realidades sociales que hasta hace poco eran inexistentes y que van cogiendo vuelo en nuestro día a día. Este es el mundo que tenemos aquí. Quizás cada día hay menos gente que no escuchará las declaraciones de un presidente de Gobierno, pero estarán atentos a ver cómo viven los vecinos de un bloque de pisos ocupados. Quizás la misa de las 12 del domingo por la mañana va perdiendo seguidores a favor de un iftar celebrado en una plaza pública de un municipio. Los protocolos nos hacen mucho daño y debemos actualizarnos y captar aquello que realmente nos rodea ahora y no hace dos décadas.

Miquel Casellas

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